Jorge Alberto Gudiño Hernández

Inteligencia creativa

"A veces nos equivocamos al entender a la inteligencia como un mero mecanismo que permite a algunos chicos resolver, metódicamente, ciertos problemas conocidos".

Jorge Alberto Gudiño Hernández

27/07/2025 - 12:01 am

Me quedo con la sensación de que el concepto “inteligencia creativa” es redundante, tautológico.
"A veces nos equivocamos al entender a la inteligencia como un mero mecanismo que permite a algunos chicos resolver, metódicamente, ciertos problemas". Foto: UNAM

Desayuno con un buen amigo que es científico del más alto nivel (en serio, de ésos que algún día serán candidatos a los más grandes galardones). El pretexto es el habitual: que me explique alguna de las tantas cosas que no entiendo. Lo hace con paciencia y gran dedicación. Yo intento seguir los temas que se escapan de mis capacidades. La mayoría están relacionados con la física cuántica y nuevos descubrimientos en el campo. Aunque me quedo corto, pues mi preparación y mis antecedentes no dan para más, consigo maravillarme con ese profundo conocimiento esencial al que, hasta hace poco, no tenía acceso.

La ventaja de ser su amigo es que, más pronto que tarde, pasamos de los temas complejos de las abstracciones cuánticas a los temas complejos de nuestras vidas cotidianas. Mi hijo mayor ha terminado la secundaria y comienza a haber en casa pláticas en torno al futuro, a lo que estudiará, a lo que le interesa. La ciencia es uno de esos temas. Se lo cuento a mi amigo y sonríe con interés. No es indulgencia sino algo más. Le planteo parte de mis preocupaciones. “La ciencia”, ese interés de mi hijo, es algo demasiado grande, extenso y amplio en todos los sentidos de la palabra. Se puede ser científico en tantos campos diferentes que no es sencillo orientarlo. De ahí que le pregunte en una pausa entre una explicación y otra.

Le cuento que B es bueno para las matemáticas, como cualquiera podría serlo en la secundaria. Resolver ecuaciones a partir de procedimientos aprendidos no es extraordinario. Le pregunto, pues, qué le parece común en los científicos con los que él trabaja y a los que conoce.

Primero hace una sorprendente distinción entre dos tipos de aproximaciones científicas que nada tienen que ver con el tipo de ciencia. Están los filósofos y los pragmáticos. Los segundos resuelven problemas y son geniales. Los primeros se preguntan el por qué de las cosas y son geniales. Ninguno de los dos es prescindible. Lo que cambia es su aproximación a la ciencia: a unos les interesan los cómos y a los otros los porqués.

En ambos casos, si sirve para responder mi pregunta, lo que los caracteriza es la creatividad. Es decir, son capaces tanto de plantear problemas que no existían como de dar con soluciones que no parten de lo aprendido. Eso no significa, por supuesto, que no requieran las matemáticas de todos los niveles, para seguir con mi ejemplo, sino que, ya dominadas, les permiten generar nuevas aproximaciones a respuestas que no siempre están completas. Es claro, entonces, que para llegar a estas ideas (en la ciencia o en cualquier disciplina) se debe partir de un conocimiento base.

Me quedo con la sensación de que el concepto “inteligencia creativa” es redundante, tautológico. Pese a ello, a veces nos equivocamos al entender a la inteligencia como un mero mecanismo que permite a algunos chicos resolver, metódicamente, ciertos problemas conocidos. Algo que, sin duda, la IA hará con muchos mejores resultados.

Supongo que eso querrá decir que, a la larga, lo que uno como padre debe fomentar es la curiosidad que, poco a poco, devenga en creatividad. Para muestra, mi amigo. No sólo es un gran lector de literatura, sino que tiene un profundo conocimiento de la filosofía. Frente a la idea del refrán “el que mucho abarca poco aprieta”, pues no se puede ser especialista en todo, lo cierto es que sí se pueden saber muchas cosas, cuando la curiosidad manda. ¿Quién sabe, en una de ésas, un conocimiento paralelo o tangencial termina perfilando una idea que modificará nuestra comprensión del universo?

Salgo del desayuno contento. No porque me hayan quedado muchas dudas tras la explicación científica (algo que agradezco), sino porque también me van quedando respuesta o algunas ideas que, a fin de cuentas, son nuevas formas de entender el mundo.

Jorge Alberto Gudiño Hernández

Jorge Alberto Gudiño Hernández

Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

Lo dice el reportero