Ciudad de México, 23 de agosto (SinEmbargo).– Despiertos todos sus sentidos, vivía cada minuto en el estadio San Siro como una experiencia única. Ahí, se entregaba a la pasión que le provocaba el A.C Milán. Tenía seis años cuando llegó a Italia. Su cabeza pronto adaptó el idioma oficial. Kobe Bean Bryant (Filadelfida, 1978) supo vivir en suelo italiano mientras su padre intentaba maquillar una carrera mediocre como basquetbolista profesional. Kobe aprendería también a hablar español, siempre pendiente del futbol. Heredando las cualidades atléticas de su padre, su destino estaba trazado. Lo único que faltaba por ver, era la disciplina en la que se desempeñaría. Lo único seguro era, que iba a ser uno de los mejores.
El 22 de enero del 2006, el Stapless Center de Los Angeles viviría una noche inolvidable. “He visto actuaciones memorables, pero no he visto nada como esto antes”, declaró Phil Jackson , entrenador de Los Lakers y el Coach que vivió toda la gloria de los seis campeonatos que Michael Jordan ganó con Chicago. El talento de Bryant ha construido un legado distinto al jugador común. Kobe se ha convertido en uno de los mejores basquetbolista en la historia. El lugar que ocupe en la lista final, es un debate constante que terminara hasta que decida retirarse. Siempre con el jersey angelino, quien no quiso entrar a la universidad, ha dejado una huella permanente.
Junto a Shaquille O’Neal, construyó una pareja explosiva a principios del siglo. Los dos dinamitaron la liga con tres anillos de campeonato consecutivos. El alero nacido en Filadelfia supo compartir escena con uno de los mejores pivots en la historia de la NBA. Al final, la relación entre dos egos se rompió por la misma explosividad que hizo funcionar el juego colectivo del equipo. Con la marcha de Shaq a Miami, una rivalidad nació dándole un punto de morbo a la liga. Kobe siguió en suelo californiano donde se convertiría en una naciente leyenda. La posteridad es el destino de la estrella Laker.
Bryant tuvo que esperar 12 temporadas para ganar el premio al jugador más valioso de la liga. El baluarte de los Lakers se ha levantado de varios sucesos que han fortalecido su mentalidad ganadora innata. Imposibilitado en usar su dorsal 24 de la preparatoria recién llegado a la NBA, encumbró el 8 hasta que en la temporada 2006-2007, decidió volver a sus orígenes. Con su nuevo número, Kobe continuó con su paso ascendente. Siete años después del último campeonato conseguido, Los Angeles Lakers volvieron a coronarse dos veces más en años consecutivos. Conocido por su capacidad para crearse sus propios espacios para conseguir tiros accesibles, Bryant es toda una marca registrada.
Seleccionado por los Charlotte Hornets en el draft de 1996, dejó claro de inmediato que no quería jugar con su nuevo equipo. Jerry West, dirigente angelino, sabía del talento inconmensurable de la nueva joya llegada de la preparatoria. En un movimiento astuto, Bryant llegó a Los Lakers para quedarse. Kobe, que hoy cumple 35 años, tiene en su palmarés dos medallas de oro olímpicas, cinco campeonatos de la NBA y es considerado por muchos especialistas como el segundo mejor escolta de toda la historia por detrás de Michael Jordan. Bryant es uno de los jugadores más completos que el mundo del basquetbol ha visto en la duela. Despierto, de buen carisma, sigue yendo a Italia de vacaciones, y otras veces al centro de la república mexicana, su padre Joe es entrenador de las Abejas de Guanajuato.
