Rebelión en la granja magisterial

07/09/2013 - 12:01 am

La corrupción de las especies burocráticas se lanza como las migas de una varita mágica. Esos polvos circulan en el aire y entran en las neuronas inconformes con lo que hay, se alborota la granja magisterial y al Presidente están a punto de expulsar.

A fuerza de pancartas y marchas infinitas, presionan a los funcionarios para que cedan a probar una sopa de su reforma educativa. ¿Qué tal se siente secretario de educación? ¿Listo para la prueba? ¿Cómo ve su desempeño, señor presidente?

Mientras tanto, los miembros del CNTE de la Granja Mayor, con todo y los establos urbanos que organizaron en pleno Zócalo capitalino, se reúnen para crear sus nuevos mandamientos basados en la novela de Orwell:

Todo lo que duerme sobre un cómodo curul durante una sesión en la cámara alta o baja es un enemigo, que lucha por perpetuar las decisiones de una nación durante su legislatura a partir de los 21 años de edad cumplidos el día de la elección. La cadena alimenticia de la supervivencia se reduce, gracias a la democracia salvaje que sobrevive en nuestro país.

Todo lo que camina sobre las calles protestando o que le salgan alas por sus palabras, es un amigo. Un líder en la infinidad del tiempo que busca transformar con el poder de un discurso de diversos sabores. En ocasiones, mercenarios dispuestos a alborotar la manada ideológica, con tal de generar un caos entre las mismas especies, reclamando “lo mismo”. Por otra parte, ideales que se funden en la lucha por conquistar la justicia social, pero que a veces es desafiada por las hienas humanas que se camuflan entre los protestantes que caminan.

Todos los indignados son iguales e independientemente de su sección o ideología partidista, permanecerán unidos para provocar la rebelión, obligando a las quimeras que presumen de ser líderes de la nación, a exhibir su intelecto. La invitación está hecha en una cartulina que porta un profesor: “Peña, tú y yo. Mismo día, misma hora, mismo lugar, mismo examen. El que repruebe se va”

Pero la sed de algunas especies, puede desaparecer la rebelión de la clase magisterial. Finalmente, algunos cerdos hambrientos modifican también su conducta y renuncian a luchar por el bien común al verse obnubilados por ofertas mejores.

Quien mejor ladre, grite o cante tomará la batuta y retará al copetudo presidente y algunos compinches de su gestión para someterlos a evaluación y quien salga reprobado, será desterrado de la nación. Lo mejor será que huyan al país del Nunca Más, ya es tiempo de que soliciten su asilo político.

Momento de la prueba. Cinco, cuatro, tres, dos, uno. Murieron por asfixia de conocimiento y lectura, el presidente y algunos de sus colaboradores. Los exámenes explotaron al igual que sus ojos.

No cabe duda, todos los afiliados sindicales son iguales, pero algunos miembros son más iguales que otros. Sin embargo, la disputa por no quitarles sus derechos y realmente sugerir una reforma educativa y no solamente laboral docente, persiste.

@taciturnafeliz

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