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Álvaro Delgado Gómez

08/08/2023 - 12:05 am

El inescrupuloso Salinas Pliego

“Hay que decirlo claro: Evadir impuestos es un delito y a los que lo cometen se les llama delincuentes, por más que se hagan pasar por personas decentes y se ufanen de su riqueza, recorriendo el mundo en yate, con una copa en la mano y un puro en los labios”.

La riqueza del magnate Ricardo Salinas Pliego está construida en buena medida sobre los privilegios que le han otorgado los gobiernos de México, entre ellos evadir sus obligaciones tributarias: El mejor ejemplo es Elektra, uno de sus negocios insignia, que nació literalmente para no pagar impuestos.

El padre de Salinas Pliego, Hugo Salinas Price, confiesa en su libro de memorias Mis años con Elektra, que esta empresa fue creada precisamente para no pagar las deudas por las cuotas del Seguro Social de los trabajadores de Radiotécnica, S.A., la compañía fabricante de radios que fundó Hugo Salinas Rocha, abuelo del concesionario de Televisión Azteca.

La narración de Salinas Price en su libro, editado por Diana en 1999, transparenta la naturalidad con la que este clan ha considerado la evasión fiscal: Salinas Rocha, su padre, “se escabulló” de pagar los impuestos al gobierno y él lo vio tan normal como ahora lo ve Salinas Pliego.

Escribe Salinas Price: “En el verano de 1949, acompañaba a mi padre en su Buick nuevo de transmisión automática, una novedad entonces, cuando me dijo de pronto: ‘Voy a cambiarle el nombre a Radiotécnica. ¿Qué te parece Elektra, Elektra Mexicana?’ El tema no me interesaba demasiado. A los 17 años todavía estaba en la luna, de la cual tardé años en descender, y no del todo. Poco imaginaba cuánto iba a significar en mi vida ese nombre”.

Sigue Salinas Price su narración, en la que confiesa abiertamente la maniobra para no cumplir con sus obligaciones como patrón:

“A finales de octubre de 1950, Radiotécnica dejó de existir. Sin embargo, no hubo acta de defunción en forma, porque quedó una cola de adeudos al Seguro Social que nos causó dolores de cabeza durante años. En efecto, se escabulló Radiotécnica dejando sin pagar ciertos saldos a favor del Seguro y renació bajo una nueva identidad la flamante Elektra Mexicana, S. A., según la escritura pública del 20 de octubre de 1950”.

Salinas Price —quien cuenta que Elektra derivó de los negocios de Benjamín Salinas Westrup, bisabuelo de Salinas Pliego— se ufana de burlar la ley con Elektra, la de los “abonos chiquitos” que saquea a los pobres:

“Durante años destruíamos papeles con membretes de Radiotécnica, porque el Seguro Social nos cazaba como ‘patrón sustituto’ para cobrar adeudos con recargos. Siempre aparecían los malditos papeles. La obra de limpia finalmente concluyó, con el resultado de que hoy no queda rastro de aquella empresa que dio lugar a Elektra”.

Y sí, “ya no queda rastro” de la empresa deudora que antecedió a Elektra, pero gracias a Salinas Price queda clara la confesión de un crimen: La evasión de impuestos que su hijo, Ricardo Salinas Pliego, se empeña en seguir cometiendo.

Hay que decirlo claro: Evadir impuestos es un delito y a los que lo cometen se les llama delincuentes, por más que se hagan pasar por personas decentes y se ufanen de su riqueza, recorriendo el mundo en yate, con una copa en la mano y un puro en los labios.

Salinas Pliego, el heredero de negocios que comenzó su bisabuelo en el Porfiriato, igual que el junior Claudio X. González —jefe de la oposición—, es un personaje que le debe a México más de 30 mil millones de pesos en impuestos y su estrategia para no pagarlos es atemorizar a la autoridad con una campaña de manipulación y mentiras en sus medios de comunicación, como en otro momento lo ha logrado.

Salinas Pliego podrá ser amigo del Presidente Andrés Manuel López Obrador, como antes lo fue de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, y de haberle creado el consejo asesor empresarial, con los principales magnates del país, pero este gobierno no puede claudicar en no hacer que pague lo que debe y los ciudadanos exigir, sin cesar, que lo haga.

Los mexicanos tienen también la responsabilidad en ponerle un freno a Salinas Pliego, empresario prepotente, tramposo y vulgar, y una manera es dejar de ver la basura que difunden sus canales de televisión, 7, 13 y 40, peor todavía que la de Televisa.

Hay que apagar Televisión Azteca y dejarle de comprar en sus tiendas Elektra que, como lo confesó Salinas Price, nació para evadir impuestos.

Que no se escabulla: Que pague el hambreador.

Por cierto, la propaganda anticomunista que despliega TV Azteca, sus intelectuales de la pantalla y Salinas Pliego es de cuna, como la evasión de impuestos. Desde El Yunque, la ultraderecha en el poder, mi primero libro de hace 20 años, acredité que Salinas Price financió la violencia que desplegó el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), uno de los tantos organismos creados por la organización secreta El Yunque, contra mexicanos y periodistas, como Miguel Ángel Granados Chapa. El propio Salinas Price lo confesó, como confesó también que fue un rompehuelgas. Esa es la derecha retrógrada que controla casi todos los medios de comunicación en México…

Álvaro Delgado Gómez
Álvaro Delgado Gómez es periodista, nacido en Lagos de Moreno, Jalisco, en 1966. Empezó en 1986 como reportero y ha pasado por las redacciones de El Financiero, El Nacional y El Universal. En noviembre de 1994 ingresó como reportero al semanario Proceso, en el que fue jefe de Información Política y especializado en la cobertura de asuntos políticos. Ha escrito varios libros, entre los que destacan El Yunque, la ultraderecha en el poder (Plaza y Janés); El Ejército de Dios (Plaza y Janés) y El engaño. Prédica y práctica del PAN (Grijalbo). El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas (Editorial Proceso) es su más reciente libro.

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