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Diego Petersen Farah

12/05/2017 - 12:04 am

Edomex: juegos de cama

En política todo puede pasar, pero la lógica dice que si el candidato puntero gana en estado que tiene el padrón electoral y el presupuesto más importante equivale a meter un gol de vestidor; salir a jugar el partido con ventaja.

En política todo puede pasar, pero la lógica dice que si el candidato puntero gana en estado que tiene el padrón electoral y el presupuesto más importante equivale a meter un gol de vestidor; salir a jugar el partido con ventaja. Foto: IEEM

La política es especulación y el análisis político ha terminado por convertirse más en una disciplina de la adivinación, hablada o escrita, más cercana a magia que a la ciencia. No es gratuito que los políticos que se precian de serlo de tiempo completo tengan siempre  por un lado a un analista o grupo de analistas políticos, y por otro a un brujo, una adivinadora o un vidente. Lo peor es que le hacen tato caso a unos como a otros, porque en la angustia de lo desconocido lo que prevalece es la fe. Lo que no es especulación en política son los intereses, esos están y ahí observarlos, advertirlos, sopesarlos, ayuda a entender un poco (y solo un poco) la maraña de la que está construida la política.

¿Qué le conviene más a PAN y PRD: qué gane el PRI o que gane Morena en el estado de México? Ninguno de los dos candidatos se da por muerto, ni Josefina la panista, que dicho sea de paso se ha convertido en toda una experta en reducir el numero de votos para su partido,  ni Juan Zepeda, el candidato sorpresa del PRD. Ellos tiene que luchar todos los días como si fueran a ganar, esa es su chamba, mantener el ánimo aunque tengan que contratar a alguien que les eche confeti todas las mañanas. Pero las dirigencias están, y tienen que estar, pensando en otra cosa: sabiendo que no van a ganar, ¿cuál es el escenario que más les conviene?

Panistas y perredistas saben que si el PRI pierde en el Estado de México está prácticamente muerto para la elección del 2018, sería el equivalente de la batalla de Stalingrado para Alemania en la segunda guerra: un punto de inflexión sin retorno. No hay manera que el PRI, con lo golpeada que está su marca pueda competir habiendo perdido en menos de un año sus bastiones económicos (Veracruz y Estado de México) y sin fuerza o a la baja en los otros estados que tienen los grandes padrones electorales: Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León y Guanajuato.

Pero azules y amarillos también saben que si gana Morena las posibilidades de vencer a Andrés Manuel, así sea con una alianza intergaláctica, se reducen sustancialmente. En política todo puede pasar, pero la lógica dice que si el candidato puntero gana en estado que tiene el padrón electoral y el presupuesto más importante equivale a meter un gol de vestidor; salir a jugar el partido con ventaja.

Dicho de otra manera: dejar vivo al PRI hará que 2018 sea una batalla de tres que terminará por polarizarse, donde lo que estaría por definirse es si es el PAN, como en el 2006, o el PRI, como en el 2012, quien pondrá cara a López Obrador. Si gana Morena, la elección será todos contra Andrés. Y como dijo Marx (Groucho, off course) veremos, una vez más, cómo la política hace muy extraños compañeros de cama.

 

 

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