Pedro Ángel Palou pone su pluma sobre la violencia mexicana en Todos los miedos

13/10/2018 - 12:04 am

El gran novelista mexicano escribe su obra más sincera en momentos en que México toca fondo. Como los narradores colombianos Mario Mendoza y Santiago Gamboa, entre otros, que pusieron su pluma cuando el país la necesitaba. Todos los miedos, la novela de una periodista perseguida, en la colonia Narvarte, la realidad espeluznante.

Ciudad de México, 13 de octubre (SinEmbargo).- Dice Pedro Ángel Palou que venía haciendo una serie de novelas históricas, hasta que la realidad lo puso en un nuevo desafío: ¿cómo retratar, narrar, la violencia de nuestro país en una novela o en un libro de crónicas?

No es tan así. No es cierto que él haya vivido totalmente ajeno a México y a todo lo que pasa en él, pero estaba un poco más obsesionado con “otra novela sobre el nazismo, que constituye además un género en sí mismo”, dijo cuando publicó La amante del Ghetto (Planeta).

Pedro Ángel Palou, nació en Puebla en 1966. Es autor de más de 40 libros, entre los que destacan Amores enormes, Con la muerte en los puños, Varón de deseos  y la trilogía Sacrificios históricos,  dedicada a Zapata, Morelos y Cuauhtémoc.

Profesor asociado de Estudios Latinoamericanos en Tufts University, Estados Unidos, su prolífica obra es, como dijimos, ecléctica, pero ahora la historia de Daniela Real, una periodista que trata de investigar en un país como México, considerado uno de los lugares más peligrosos para ejercer el periodismo. Sólo el año pasado fueron asesinados 12 comunicadores, a lo que se suman desapariciones y agresiones, de acuerdo con la organización Artículo 19.

Así ha nacido Todos los miedos (Planeta), una novela que demuestra que la paz de México es ficticia, aparente, una alfombra bajo la cual se esconde la basura del narco y la corrupción y donde el asesinato de periodistas es sólo una consecuencia lógica, un efecto secundario de la denuncia contra un sistema podrido desde la raíz.

–Es un libro sobre México, lo difícil que es vivir aquí

–De hecho después de escribir una serie de novelas históricas, la realidad nos estaba lacerando y a mí me temblaba un poco el pulso. Era muy curioso que en la década pasada los escritores colombianos de mi generación, como Mario Mendoza, Santiago Gamboa, escribieran sobre la violencia de su país. Nosotros escribíamos sobre el nazismo, ahora la misma generación escribe sobre el presente mexicano como lo hacían ellos cuando Colombia estaba tocando fondo.

–Pensé mucho en Regina Martínez, la periodista asesinada en Veracruz, pensé mucho en Javier Duarte

–Es increíble lo de Duarte. Decidí hacer la novela en la Colonia Narvarte, porque allí mataron al reportero veracruzano. El problema de México no es tanto la corrupción, sino la impunidad que sostiene a la corrupción. Si una persona roba tantos millones y tiene a la provincia así, lo único que recibe es una condena de nueve años y una multa de 60 mil pesos, es realmente increíble. Lo que está podrido es el sistema de justicia. Uno de los principales pilares para la reconstrucción de la paz en Colombia fue hacer un ejercicio de manos limpias como en Italia y sustituir a todos los jueces, algo que tendría que pasar aquí.

–Tal es así que ahora Andrés Manuel dijo que iba a bajar los sueldos a los jueces, lo dijo una sola vez, los jueces protestaron y ya no se habló más

–De hecho los jueces de la Suprema Corte tienen un sueldo mucho mayor al del Presidente. La reacción ante la baja de los salarios fue el del Tribunal. No sólo es el sueldo, sino que es un ejemplo de cómo está podrido el sistema por dentro. Hay que pensar en el narcotráfico de cómo se ha metido en las cotas de poder, en el legislativo, controlan restaurantes, supermercados, en la novela un personaje dice que cómo es posible que 150 mil narcotraficantes controlen a un país de 120 millones de habitantes.

–Has inventado a una persona muy “Dexter”, el justiciero

–Lo curioso es que el justiciero me sale a mí a la pluma en momentos que empiezan a aparecer muchos justicieros en México. Frustran a un asalto en Toluca, una violación en la Colonia Doctores, son justicieros anónimos, el tema es que la línea es muy lábil sobre esos hechos y el linchamiento que vimos hace unas semanas en Puebla. Este justiciero representa el hartazgo de la población, eso de que la justicia en lugar de descubrir al culpable, cómo encubre al asesinato.

Todos los miedos, la historia de Daniela Real y un justiciero. Foto: Especial

–Cada vez hay más linchamientos, que reflejan que tampoco son justos

–No, claro. No son justos, aunque sean sintomáticos, hay que evitarlos y controlarlos. Una de las cosas es cómo se ha normalizado la violencia, es en los linchamientos ver a la cantidad de gente con celulares grabando la situación. Como si fuera un espectáculo. Utilizamos el teléfono como si fuéramos documentalistas. Nos hemos convertido en un país de estadísticas y nos hemos deshumanizado. La novela busca hacer un grito a la humanización, volverle a poner nombre y apellido a la violencia, que es un poco lo que hace Daniela Real, haciendo un mapa de los feminicidios.

–La gente, por otro lado, suele hablar de las víctimas, nunca de los victimarios

–Esa especie de anestesia es porque la gente sabe que no va a tener respuesta. Este oficio de periodistas, cuando son asesinados a mansalva, ya no nos preguntamos quién lo mató, cuál fue el objetivo.

–¿Vas a empezar una nueva corriente literaria en tu novela, cómo estás con este libro, Pedro?

–Creo que de alguna manera necesitamos contar este presente, no sé si yo vaya a continuar con una novela del mismo talante. Quedé un poco entristecido, no sabía si debía publicar esta novela, creo que por las reacciones de la gente me di cuenta de que era una novela necesaria y me siento satisfecha por la lectura. La gente la lee como un diagnóstico muy fuerte. El norte del país ha sido muy castigado y recientemente ha salido una reseña de Élmer Mendoza, que me tiene muy contento, que leyó muy bien la novela. Juan José Rodríguez en Mazatlán, ha escrito una reseña también muy importante y la están leyendo como si pasara allí, no sólo en tres colonias de la Ciudad de México.

–Yo vengo de Tijuana, donde mucha gente está leyendo tu libro…una ciudad que ya tiene 1800 muertos este año

–Tristísimamente, porque Tijuana se había reformado y había mucha gente que podía salir a la calle. Mi propio hermano vive allí y todos los días hay una historia terrible. Nos estamos acostumbrando a que el mal nos domine el territorio, lo que es difícil recuperarlo. Está pasando con la Ciudad de México. No sabemos quién controla al Centro Histórico, a Garibaldi…

–¿Hay alguna explicación filosófica para esto que nos pasa? El bajo nivel educativo produce también esta “narcotización”

–Sí, por un lado tienes toda la razón, sumado a la desigualdad que ha hecho a los mexicanos irse a los Estados Unidos o convertirse en narcotraficante. Hace algunos años Daniel Sada entrevistaba a unos niños para una crónica y ellos decían que querían ser narcos cuando fueran grandes. No les preocupaba la corta vida, ellos qué tenían que perder.

–¿Qué te produce Daniela Real como protagonista?

–Me gusta mucho. Es valiente, las mujeres periodistas en México son más valientes que los hombres. Terminan publicando sus investigaciones en libros, pienso en Lidia Cacho, en Lydiette Carrión, cómo están siendo sometidas a la violencia, tienen que ir protegidas y sin embargo siguen investigando.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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