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Migrante mexicano se refugia en una Iglesia de Filadelfia para evitar ser deportado

14/11/2016 - 6:51 pm

Javier Flores, un inmigrante mexicano de 40 años de edad que desde 1997 ha sido deportado en diversas ocasiones , sería deportado este lunes y hubiera tenido que despedirse de su esposa y sus tres hijos, pero decidió refugiarse en una Iglesia de Filadelfia. Flores fue víctima de un ataque el 18 de marzo de 2004, en el que fue asaltado por los hermanos Juan y Armando Hernández, en un posible intento de robo y por el cual sufrió cortes y apuñalamientos, y colaboró con la policía y testificó, lo que ayudó a la deportación de los atacantes a México.

Con el objetivo de evitar su deportación, que estaba prevista para hoy, lunes, Flores buscó refugio en el sótano de la Iglesia situada en el centro de la ciudad. Foto: Google Maps
Con el objetivo de evitar su deportación, que estaba prevista para hoy, lunes, Flores buscó refugio en el sótano de la Iglesia situada en el centro de la ciudad. Foto: Google Maps

Washington, 14 nov (EFE).- Un inmigrante mexicano buscó refugio en una iglesia del centro de Filadelfia, donde reside desde el pasado domingo, para evitar ser deportado de nuevo.

Javier Flores, un inmigrante mexicano de 40 años que entró clandestinamente a Estados Unidos por primera vez en 1997 y que desde entonces fue deportado en múltiples ocasiones, pasó este domingo su primera noche en la Iglesia Arch Street United Methodist en Filadelfia, Pensilvania, para evitar la deportación, informó hoy The Philadelphia Inquirer.

Hace 90 días, Flores salió del centro correccional del condado de Pike, Pensilvania, quince meses después de su detención por parte de agentes de Inmigración y Control de Aduanas en una redada en su casa, para preparar su deportación y despedirse de su mujer Alma Sánchez y de sus hijos de 13, cuatro y dos años nacidos en EU.

Con el objetivo de evitar su deportación, que estaba prevista para hoy, lunes, Flores buscó refugio en el sótano de la Iglesia situada en el centro de la ciudad, ya que se le denegó la petición que presentó cuando estuvo bajo custodia federal de un visado para inmigrantes que sufrieron lesiones psicológicas o físicas y que están dispuestos a colaborar con la policía.

Flores fue víctima de un ataque el 18 de marzo de 2004, en el que fue asaltado por los hermanos Juan y Armando Hernández, en un posible intento de robo y por el cual sufrió cortes y apuñalamientos, y colaboró con la policía y testificó, lo que ayudó a la deportación de los atacantes a México.

Sin embargo, el inmigrante no puede optar a ese visado a causa de sus múltiples entradas ilegales a EU.

En agosto, su abogado, Brennan Gian-Grasso, presentó una moción para reabrir el caso como última medida alegando que las múltiples entradas de Flores a EU, después de sus deportaciones, siempre estuvieron en el contexto de cuidar de sus hijos estadounidenses “vulnerables y que le necesitan”.

Por su parte, el Reverendo Robin Hynicka, que lleva liderando la Iglesia Arch Street United Methodist de Filadelfia desde 2003, aseguró que su congregación había acogido a familias sin recursos para comer o sin techo, pero nunca por riesgo de deportación.

“La presente política inmigratoria solo sirve para separar a las familias y crea trauma y sufrimiento. Ahora tenemos la oportunidad de mantener unida a una familia”, añadió el reverendo.

En 2014, Angela Navarro, una inmigrante indocumentada proveniente de Honduras, buscó refugio en el santuario West Kensington Presbyterian Church en Filadelfia y, dos meses después, agentes de inmigración ampliaron la fecha de la posible deportación hasta más de dos años después.

Cuando el alcalde Jim Kenney asumió el cargo, en enero, restauró el estatus de Filadelfia como una ciudad santuario, al prohibir a los agentes locales cooperar con agentes federales de inmigración.

La portavoz del grupo de apoyo a inmigrantes en el sur de Filadelfia “Juntos”, Olivia Vázquez, argumentó que la familia de Flores, en particular su hija mayor y su hijo mediano que le vieron ser detenido, están afectados a nivel emocional y todavía están luchando por separarlo.

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