Dormir no es opcional, es vital

15/04/2013 - 12:01 am

Hay una noticia para gente de cualquier edad: dormir no es opcional. Hoy día esa actividad básica para el ser humano parece un asunto banal, que puede o no estar en la agenda cotidiana. Si mañana tengo examen pues no duermo, estudio toda la noche y ya está. Si debo entregar mañana el proyecto que me pidieron en el trabajo, dormir no es una opción válida, no me toca. Si hay que irse de antro desde el jueves, seguramente el viernes habrá plan con los amigos y el sábado ni se diga,  así que ya estaré regresando a dormir el domingo, eso sí, todo el santo día. Irse a dormir queda a criterio de cada quién. Y si soy periodista, pues peor el asunto. También puede ser que decida acostarme temprano, ah pero con mi mejor compañero de cama: el smartphone (escribe aquí la marca) de mis amores, y como además es touch screen y vibra, lo tiene todo.

El hábito de dormir al menos ocho horas diarias y de una sola vez parece cosa del pasado en esta modernidad que nos ha tocado vivir. Y no sólo por preferir la diversión, también nos sometemos a jornadas laborales extenuantes, no en pocas ocasiones obligados por precarias condiciones económicas.

Sin embargo, el haber dejado de poner atención desde hace décadas en la importancia de tener un descanso adecuado ahora nos está pasando la factura y los gobiernos están muy preocupados porque no la van a poder pagar. Uno de los principales problemas de Barack Obama es cómo remediar la bancarrota en la que está es sistema de Salud en Estados Unidos; y acá  en México nos bombardean con campañas de prevención de diabetes y obesidad porque los servicios de salud se desbordan de la cantidad de personas con enfermedades crónico-degenerativas que reclaman atención.

Recientemente en Dis-capacidad.com conversamos con el doctor Carlos Loredo, presidente de la North American Sleep Medicine Society, con sede en Texas, institución que está llamando la atención sobre la necesidad de que los doctores familiares y de todas las especialidades volteen a buscar en la ciencia del sueño la raíz de tantos padecimientos que hoy aquejan a nuestras sociedades.  “El sueño es el área del sistema nervioso central que restaura al organismo”, nos explicó, “Un ser humano, a finales de sus años treinta empieza a sufrir enfermedades degenerativas y lo que ocurre es que hay un funcionamiento no adecuado de las células”. En otras palabras, dormir es vital.

A grandes rasgos, la ciencia dice que el organismo produce por sí mismo una gran cantidad de radicales libres que causan oxidación en las células, esto ha ocurrido siempre, pero ahora ser humano está expuesto a otras fuentes de contaminación que lo están bombardeando de radicales libres: las ondas electromagnéticas de torres de transmisión, las de los aparatos receptores, alimentos procesados, tabaco y muchas otras. Esto aumenta el proceso de oxidación de las células. El resultado es que las células dejan de comunicarse adecuadamente entre sí, producen menos energía y más sustancias tóxicas que destruyen las enzimas con las que funcionan.  Dice el Dr. Loredo: “La baja producción de energía en la célula y la destrucción de los componentes enzimáticos lleva a tener sintomatología en un órgano en específico”, es decir, enfermedad. Estamos expuestos a factores que desequilibran el funcionamiento del proceso de desgaste y restauración y lo empeoramos al no respetar las horas y la forma de descansar.

“El sueño tienen como finalidad la restauración del organismo, de forma que se puede desgastar, por ejemplo, trabajando 16 horas al día y si seguimos trabajando y medimos lo que ocurre bioquímicamente en la célula se vería que sus componentes empiezan a desgastarse, no quiere decir que después de ese tiempo no funcionen, de hecho podemos no dormir por alguna temporada y seguimos funcionando, pero con deterioro.”

La propuesta de los especialistas que están desarrollando la medicina del sueño es que los doctores  y las autoridades asuman que las enfermedades degenerativas empiezan a gestarse desde etapas muy tempranas, en edades pediátricas, y que empiecen a capacitarse en esta materia.

Las consecuencias de dejar de restaurar no se aprecian de inmediato, pero se van a ver 25 años después con la manifestación de diabetes, Parkinson, esclerosis múltiple, Alzheimer a temprana edad, incluso demencia.  “De pronto alguien dice ´No pasa nada, yo rechino los dientes desde que tengo 10 años´. Claro, ahora ha tenido tres intentos suicidas, está bajo medicación psiquiátrica porque tiene ansiedad, etcétera.”

Rechinar los dientes al dormir, por ejemplo, está considerado como un trastorno del sueño y se llama bruxismo. Loredo lo explica de esta forma: “Lo que hace el bruxismo es que micro-despierta al sistema nervioso central, por lo tanto la persona tiene un sueño fraccionado, no es un sueño restaurador. Normalmente esto lo atiende el odontólogo que le pone al paciente un guarda-dientes para que deje de desgastarlos con el roce, pero esto no soluciona el tema de fondo”.

Este trastorno está entre las 88 enfermedades del dormir, a pesar de que uno duerma no descansa. Algunas son el movimiento excesivo de piernas (síndrome de piernas inquietas), movimiento rápido de ojos, terrores nocturnos, apnea del sueño, hablar dormido (que hasta nos parece gracioso), sexomnia (tener relaciones sexuales estando dormido), insomnio, despertarse varias veces en la noche para ir al baño, entre otras.

Una polisomnografía permite analizar y detectar en qué etapa del sueño hay alguna alteración. Ahí es donde intervienen los especialistas en medicina del sueño para ayudar a la persona a tener un sueño adecuado que ayude a su organismo a regular el proceso de oxidación – restauración.

¿Pastillas para dormir? Definitivamente no son la solución, explica el Dr. Carlos Loredo, porque lo que hacen medicamentos como las benzodiazepinas es noquear a la persona. Hacen que la actividad eléctrica del cerebro se reduzca de tal manera que sea incompatible con el estar despierto. Sin duda se va a dormir, pero no va realizar el ciclo del sueño en el que intervienen distintas etapas, donde la más importante para la restauración es la del sueño profundo.

La medicina del sueño aún no está al alcance de todos, en Estados Unidos hay programas piloto en algunos hospitales para probar su eficacia y, según resultados preliminares, estaría ayudando a reducir costos en la atención a pacientes con enfermedades crónico degenerativas, trastornos físicos y mentales.

Sin embargo, mientras se vuelve popular, podemos ayudarnos a prevenir estos trastornos si regresamos a los hábitos básicos: respetar al organismo (respetarse uno mismo), darle su hora de dormir y desconectamos, literalmente, del teléfono celular, de la tablet, de la televisión, del radio y de todo dispositivo electrónico para ayudar al cerebro a que tenga un sueño reparador.

Ya llegamos al día en que los trastornos de salud mental se pelean el primer lugar como problema de salud pública con los trastornos cardiovasculares, a decir de la Secretaría de Salud del Distrito Federal. El llamado Club de los Ricos, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), tiene la alarma prendida por la pérdida de productividad en los adultos jóvenes aquejados por trastornos como la depresión y la ansiedad, lo que está golpeando a los dueños del dinero en donde más les duele, al punto en que han mandado a hacer varios estudios para analizar el fenómeno.

Regresemos a lo básico. A esa persona que te insultó esta mañana porque no avanzaste rápido con la luz del semáforo, a la que te atendió de malas en el banco, al compañero de trabajo que te responde el saludo con algo parecido a un ladrido, a tu hijo que está intratable, al marido que no te soporta, a esa imagen que te devuelve el espejo, habría que preguntarles, ¿dormiste bien?

Libertad Hernández / dis-capacidad.com
en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas