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Estoy harto de Adolf Hitler: historiador Christian Hartmann

16/01/2016 - 12:00 am
"Mi lucha" de Hitler vuelve a las librerías alemanas, tras setenta años Copias de la edición crítica de "Hitler, Mein Kampf" son expuestos sobre una mesa durante una conferencia de prensa en Múnich. Foto: efe
“Mi lucha” de Hitler vuelve a las librerías alemanas, tras setenta años
Copias de la edición crítica de “Hitler, Mein Kampf” son expuestos sobre una mesa durante una conferencia de prensa en Múnich. Foto: efe

La nueva versión comentada de Mi lucha aporta una visión crítica que refuta las tesis plasmadas por el dictador nacionalsocialista. En entrevista con la agencia dpa, el intelectual que tuvo a cargo la tarea, descarta seguir investigando sobre “los disparates” de Hitler. “Hay mejor literatura que leer”, afirma.

Por Britta Schultejans, dpa

Ciudad de México, 16 de enero (SinEmbargo)-  Christian Hartmann es un historiador militar y trabaja desde hace más de 20 años en el Instituto de Historia Contemporánea de Múnich (IfZ) en Múnich. Desde 2012 dirigió el proyecto de investigación de Mi lucha, el libro polémico de Adolf Hitler (1889-1945), al tiempo de haber sido asesor en películas históricas como La caída, Sophie SchollLos últimos días y la serie Nuestras madres, nuestros padres.

Ahora acaba de concluir un gran proyecto: la nueva versión comentada de Mi lucha, cuyos derechos de autor en manos del estado de Baviera expiraron en 2016.

Durante los setenta años que han pasado desde la muerte de Hitler (30 de abril de 1945), todos los gobiernos bávaros habían impedido la aparición de nuevas ediciones del libro para evitar una instrumentalización del mismo por parte de grupos de ultraderecha.

Sin embargo, la obra era accesible en ediciones extranjeras, ya que los derechos para el inglés fueron vendidos por Hitler en los años 30, y además siempre había sido posible adquirirlo en librerías de viejo, ya que nunca estuvo estrictamente prohibida.

Solo se impedía la publicación de nuevas ediciones. Durante la era nazi, se imprimieron cerca de doce millones de ejemplares y muchos de ellos todavía están en circulación, informa la agencia efe.

En entrevista con la agencia dpa, Hartmann habla sobre esta ardua tarea a la que ha dedicado los tres últimos años. El objetivo era que en el momento en el que se pudiera reeditar de nuevo el polémico libro del dictador nazi en Alemania la primera versión que viera la luz fuera una edición crítica con la que refutar las tesis plasmadas por Hitler.

El libro, de unas 2.000 páginas, fue presentado el 8 de enero en Múnich y ha levantado una gran expectación dentro y fuera del país. “La edición desenmascara las mentiras de Hitler y denuncia sus verdades a medias, que buscaban un efecto propagandístico”, dice la editorial. El lanzamiento ha despertado gran interés y ya hay cerca de 15.000 pedidos, por lo que tuvieron que aumentar la tirada inicial de 4.000 ejemplares.

“Se podría escribir también un libro sobre la reacción pública”, comenta el director del grupo de trabajo encargado de la edición crítica del libro impreso originalmente en 1925 y prohibido desde el final de la Segunda Guerra Mundial en el país europeo.

El historiador Christian Hartmann posa con la edición crítica de "Hitler, Mein Kampf". Foto: efe
El historiador Christian Hartmann posa con la edición crítica de “Hitler, Mein Kampf”. Foto: efe

–¿Le ha sorprendido de verdad la atención suscitada?

–En esta dimensión sí. Está claro que es un símbolo y que también tiene una relevancia internacional.

–¿Por qué es así?

–Mi lucha es un vestigio del Tercer Reich, que en realidad desde 1945 estaba entre nosotros pero que la sociedad alemana no se ha atrevido a afrontar. Además, el libro constituye la base de la ideología nacionalsocialista.

–Si hubiera sabido la repercusión que tendría, ¿habría aceptado el proyecto igualmente?

–Sí, por supuesto. Esta es, aunque pueda sonar algo patético, la responsabilidad del historiador. La frase “enfrentamiento crítico con el pasado” se usa infinitamente, pero naturalmente se llega al fondo. Yo comparo nuestro trabajo con el de los encargados de desactivar bombas. Somos también, de alguna manera, desactivadores de bombas, que hacen que los vestigios de la época nazi sean inofensivos.

–¿Cuánto trabajo le ha supuesto Mi lucha?

–Mucho, muchísimo. Es difícil refutar una mezcla tan demencial. Se está acostumbrado a discursos científicos, a argumentar al mismo nivel. Sin embargo, en este caso se debía ahondar en ideas totalmente abstrusas. El problema de base fue que Hitler partía de una imagen del mundo completamente diferente. Tuvimos que probar en el fondo que la Tierra no era plana. Hitler está tan alejado de nosotros en su pensamiento y al mismo tiempo tan convencido de él, que tuvimos que empezar a rebatir desde el principio.

–¿Podría explicar algunas de estas refutaciones?

–En el tema de los veteranos de guerra, por ejemplo, Hitler se queja en Mi lucha de que la República no se ocupa de ellos. Cuando los nacionalsocialistas están en el poder, en el marco de la conocida eutanasia, se asesinaron entre 4.000 o 5.000 veteranos de guerra alemanes que se encontraban de manera permanente en un psiquiátrico. Es muy importante el contexto. Para refutar, por ejemplo, el mito de la puñalada por la espalda (teoría que apuntaba a que la derrota de la Primera Guerra Mundial se debió a ciertos elementos internos que posteriormente fueron identificados por Hitler como judíos y personas de izquierdas) hay que tener en cuenta la Primera Guerra Mundial, por lo que hay que remontarse muy atrás.

–¿Cómo clasificaría Mi lucha y a Hitler como escritor?

Mi lucha es la parte más radical en este espectro de la derecha radical, que en ese tiempo tenía diferentes manifestaciones. Mi lucha es también el intento de formular la pretensión de liderazgo en este sector. El libro es, sobre todo, una síntesis, un collage de ideas, que circulaban entonces.

–En un documental del canal de televisión Arte sobre su proyecto de investigación, la politóloga Barbara Zehnpfennig dice que la gente se burla actualmente de Hitler y Mi lucha porque se tiene miedo de encontrar algo que también esté oculto en uno mismo. ¿Le ha pasado alguna vez durante su trabajo?

–No se debe infravalorar Mi lucha. Hitler es -también desde la visión actual- políticamente el más eficaz cuando critica el comportamiento político reinante. En su crítica de la época del káiser alemán se dio cuenta de algunas cosas con gran exactitud. Mete el dedo en la herida.

–Nuestra sociedad hoy ya no es la misma que en 2012 cuando comenzó con su trabajo del libro. Hoy arden en Alemania centros de refugiados con regularidad. ¿Llega la versión crítica de Mi lucha en un momento complicado o exactamente en el idóneo?

–En el momento correcto. El libro hace tiempo que está ya ahí, sólo hay que ir a un anticuario o a internet. Los derechos de autor para traducirlo al inglés se vendieron ya en 1933 y está disponible en muchos idiomas. En el diario Jüdische Allgemeine he leído que Mi lucha es sacado de la estantería en la Biblioteca Nacional en Berlín dos veces al año. Ahora tenemos finalmente una versión crítica, que tendrá posiblemente repercusión internacional.

–¿Hay planes de traducir el proyecto por completo?

–Estamos realmente sorprendidos por cuántas solicitudes hemos recibido y por los muchos que dicen que quieren traducir el libro con sus 27 capítulos y 1950 páginas y muchas, muchas anotaciones a pie de página. Ahí sólo puedo decir: ¡Buena suerte! Es muchísimo trabajo.

–¿Sabe de otros proyectos?

–Sólo de una edición crítica francesa, pero por lo que sé, aún no han avanzado mucho.

–¿Con qué tirada salw el libro?

–Comenzamos con 4.000 ejemplares. Una parte la asume la Central Federal de Formación Política para distribuirlos por los centros conmemorativos.

–¿Cuánto cuesta?

–59 euros (unos 64 dólares). El precio demuestra dos cosas: No queremos malvenderlo y tampoco convertirlo en una especie de súper ventas, pero también nos gustaría que se leyera.

–¿Se ha quitado un peso de encima al no tener que seguir leyendo todos los disparates de Hitler?

–Sí, naturalmente. Uno puede pasar su vida leyendo una literatura mejor. Ya estoy harto de Hitler.

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