Los comerciantes también son afectados por lo poco transitado que se vuelve el Tajo durante las noches. Una empleada de una tienda de abarrotes denunció que en los cuatro meses que lleva trabajando, al menos le ha tocado ser testigo de tres asaltos a mano armada. Los botines: cajas de cigarrillos, y dinero en efectivo, la mayoría menos de mil pesos, producto de las ventas del día.
Por Jorge Hernández
León, Gto, 16 de julio (ZonaFranca).– La gente que vive y todos los días camina por los más de 10 kilómetros que comprende el Tajo de Santa Ana, no sólo ha sido testigo de los horripilantes hallazgos de cuerpos ejecutados o embolsados, sino también han notado que poco a poco el cauce del río se ha convertido en un basurero de desechos industriales y aguas negras.
Vecinos de las colonias aledañas del camino empedrado y de terracería del Tajo de Santa Ana, recuerdan los macabros hallazgos sucedidos por la zona por sus singulares detalles: embolsados, encajuelados, encobijados, adentro de una maleta, con el tiro de gracia y sin ropa.
Al menos para Joaquín Torres, un vecino de la colonia Fracción de San Juan Bautista, platicó que de muchas cosas que suceden en la ciudad no se da cuenta, pero que hechos como un homicidio, va de boca en boca durante días entre los colonos con los que convive desde hace al menos 8 años.
“Ahí los dejan, hay personas que tiran no está bien que tiren los cuerpos porque aquí pasa mucha gente, muchos van a la escuela para este rumbo y van niños y todo, está feo que tiren ahí a las personas que matan”, dijo Joaquín.
Sin embargo, no solamente los asesinatos los tienen con el Jesús en la boca, sino que además se dijeron indefensos ante los constantes robos a casa habitación que viven vecinos de las colonias Villas de Barceló, Valle de San Carlos, Santa Gertrudis, Villa del Sur y Jardines Nuevo México.
En un recorrido por el Tajo de Santa Ana, se pueden encontrar restos de escombro, bolsas de basura, llantas quemadas, restos de plásticos, muebles, y hasta indicios como la cinta utilizada por las autoridades cuando resguardan una escena de un crimen.
En unos tramos hay charcos de agua acumulados, y en otros hay estanques de aguas negras y cuya presencia es considerada como un foco de infección, denunciaron vecinos.
Alrededor del Tajo hay hectáreas de pastizales y cultivos. El camino empedrado se divide en uno de terracería al cruzar el arroyo. En el camino no hay lamparas de alumbrado público y en unos tramos se construyen fraccionamientos.
El Tajo de Santa Ana atraviesa el bulevar Aeropuerto, del lado izquierdo con dirección a León-Silao, los vecinos cuentan con un camión que los lleva a la estación de transferencia Delta. Sin embargo, al lado derecho, los vecinos deben caminar, algunos rezan por su vida cuando salen.
En el cauce hay árboles y algunos habitantes como la señora Dolores, acuden a cortar leña de árboles caídos para calentar un fogón en su casa.
“Pues sí está peligroso estar en el río, yo sólo vengo de día y trato de cortar la leña y llevármela, por eso cargo esto (mientras levanta la mano derecha y alza un machete) mínimo para que no me agarren desprevenida”, dijo la señora mientras cortaba leña.
Por otra parte, Arturo Padilla, vecino de la colonia San José el Alto, aseguró que la inseguridad creció en la colonia, desde que hicieron la vialidad y le olvidaron poner alumbrado público. El padre de familia de dos hijas prefiere hacer sus actividades antes de que el sol se oculte porque después atravesar la zona se convierte en un peligro constante.
También aseguró que los delincuentes aprovechan que proliferan los matrimonios jóvenes en las colonias y que por las mañanas o tardes suele estar solas las calles, mientras que los rondines de la policía igual que el alumbrado: ni sus luces.
“Creció más la inseguridad para la colonia y es una entrada rápida y salida, llegan y los tiran y se van, por lo mismo de lo rápido de la vialidad, es algo que levanta más inseguridad, el camino lo puedes utilizar nada más hasta las nueve más tardar, porque ya de noche hasta es peligroso para uno mismo porque lo asaltan o gente que se viene descalzo o encuerada porque les quitan todo, metieron la vialidad pero nunca metieron la luz o algo, el camino sigue igual de oscuro por eso la inseguridad en el Tajo de Santa Ana”, contó Arturo Padilla.
Los comerciantes también son afectados por lo poco transitado que se vuelve el Tajo durante las noches. Una empleada de una tienda de abarrotes denunció que en los cuatro meses que lleva trabajando, al menos le ha tocado ser testigo de tres asaltos a mano armada. Los botines: cajas de cigarrillos, y dinero en efectivo, la mayoría menos de mil pesos, producto de las ventas del día.
“El camino en la noche está muy oscuro, hay asaltos, casos extraños, todo el día en la semana es transitado pero en la noche se queda muy oscuro, más solo, y con más facilidad de ser asaltado. De los muertos no sabemos ni qué esté pasando, ya van varios por la misma zona”, dijo la empleada.
Otra empleada de un local de comida, dijo que por fortuna no le ha tocado ser la descubridora de un hallazgo como los acontecidos, pero que el alumbrado público en la zona ayudaría a que no se viera tan solo y peligroso.
“Uno ni sabe bien, yo no me entero, los del otro lado nos han dicho que hay cuerpos pero yo no he visto, pero sí robos a muchachas de por aquí, los vecinos me han comentado que roban a quien sale temprano a trabajar, a la escuela. A mí me gustaría que arreglaran un poco aquí o que hubiera más vigilancia porque sí esta peligroso, ahorita en el día no, pero en la noche se pone más feo”, dijo la empleada.
Daniel Flores, un vecino que lleva viviendo desde hace 15 años en la colonia Villas de Barceló, recordó cuando recién estrenó su nuevo hogar, que la zona era despoblada, y que incluso había más seguridad cuando no rehabilitaban el camino y no había alumbrado público.
El hombre quien se dedica a vender nieves y fruta en la entrada de la colonia dijo que se ha enterado que viene gente de otras colonia a asaltar, que en una zona pusieron un puente y que aquí transeúntes son asaltados, a algunos les quitan las bicicletas, carteras y dinero.
“La verdad se siente inseguro, tú sales con el miedo de que te pueda salir alguien debajo del río cuando vas con tu familia, tú llevas a tu esposa a tus hijos y vas con el temor de que te salga uno o varias personas y que te vayan a hacer daño, o que encuentres un cadáver y tu hijo lo vea, la impresión, te sientes inseguro de esa manera, te sientes cerrado y quisieras que las autoridades hicieran algo al respecto, que hubiera más vigilancia y más transporte”, opinó Daniel.
