La envidia a quien leerá por primera vez sus novelas y los relatos de sus náufragos: Adiós, Gabriel García Márquez

20/04/2014 - 12:02 am
El autor frente a su obra magna. Foto: EFE
El autor frente a su obra magna. Foto: EFE

Ciudad de México, 20 de abril (SinEmbargo).- A menudo recordaremos los episodios de nuestra vida con relatos de la primera vez, quizás porque el asombro es la prueba máxima del gran misterio de la vida y de la muerte, esas futilidades que nos definen como especie y que refrendan el sinsentido de la existencia.

Así, no es difícil evocar, cuando se es lector, la primera vez que cayó en nuestras manos un ejemplar de Rayuela, de Los detectives salvajes, de Los siete locos y, por supuesto, de Cien años de soledad.

Si tenía esa portada anaranjada y de tapa dura, típica de la colección de Seix Barral o tuviste la suerte de ver de cerca la edición de Sudamericana, esa de fondo blanco en la cubierta con dibujitos en azul y rojo.

Cien años de soledad se publicó por primera vez en Buenos Aires, merced a los oficios del argentino Francisco Porrúa para la editorial Sudamericana. Fue una tirada de 8 mil ejemplares dados a conocer y vendidos casi inmediatamente en 1967.

“En esos días yo simplemente estaba feliz de ver que García Márquez se daba cuenta de que se convertía en lo que había sido siempre: un gran escritor”, dijo Porrúa a la BBC en 2007, al conmemorarse los 40 años de la edición de Cien años de soledad.

Para la editora y actual directora de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, Marisol Schulz, leer la novela cuando tenía 16 o 17 años fue un episodio que la marcó. “Fue una lectura gozosa y difícil a la vez”, dijo al ser consultada por SinEmbargo.

Portada original de Cien años de soledad. Especial
Portada original de Cien años de soledad. Especial

Frente al reciente fallecimiento de Gabriel García Márquez en Ciudad de México, la funcionaria admite que es complicado hacer referencia al hecho “sin caer en lugares comunes”

“Se va un genio con un talento y una capacidad insustituibles. Una de las plumas que trascenderá a las generaciones venideras. Leí varias de las crónicas y los relatos de García Márquez, pero me marcó más su obra narrativa, aunque no dejo de pensar que tanto Crónica de una muerte anunciada como Relato de un náufrago se deben a la pluma de un gran periodista y en ese sentido es imposible disociar al periodista del narrador”, agrega Schulz.

El pintor y escritor mexicano Guillermo Arreola tiene como libro predilecto de Gabo  El coronel no tiene quien le escriba, una de las pocas historias del escritor que llegó con éxito al cine.

“Con García Márquez se va una noción del escritor demiurgo; también la del escritor comprometido”, opina Arreola, autor de la novela breve Traición a domicilio.

AMOR A LA LENGUA E IRREVERENCIA

Son ya célebres los berrinches que García Márquez hacía cada vez que abría los periódicos, quejándose de la mala redacción del periodismo actual, justamente él que tanta honra hizo a nuestro idioma.

El amor al castellano y su irreverencia como creador, son los elementos a destacar por parte de la escritora argentina radicada en México Sandra Lorenzano.

Para la autora de Fuga en Mí Menor, ni la figura pública del autor colombiano, ni la etiqueta de realismo mágico son importantes a la hora de destacar su aporte a la literatura.

“Si algo hay que subrayar en este momento es su inmensa capacidad de crear mundos con las palabras. Mundos que, ya sea para vivir en ellos o para abandonarlos como sólo podemos abandonar aquello que nos es familiar, todos los escritores latinoamericanos hemos conocido”, dice la también poeta en entrevista con SinEmbargo.

“En lo personal, no me interesa el “personaje público” ni me interesa el “realismo mágico”, porque empobrece la realidad que quiere señalar. Sí me interesa la riqueza que nos dio el darnos cuenta de que en este continente vivimos entre la tradición y la modernidad, la oralidad y la escritura, lo urbano y lo rural, la pampa y la selva. Somos una suma de voces, rostros y tradiciones”, afirma.

“La mejor manera de acercarse a García Márquez es a través de una lectura gozosa, que logre sumar y no restar ni etiquetar; que se deje llevar por el ritmo, por la musicalidad, por las imágenes. Que se deje conducir a esos mundos, con amor cómplice Y, aquí entre nos, les digo: qué envidia me dan aquellos jóvenes que se acercarán por primera vez a Cien años de soledad (una novela que renovó nuestra lengua literaria). ¡Disfrútenla!”, concluye.

UNA REVOLUCIÓN QUE AHORRÓ LAS DUDAS

La escritora chilena Cynthia Rimsky escribe por estos días una novela inspirada en un cuaderno suyo de 1985 y que “narra un viaje que hice por tierra y a dedo a los 22 años”, para conocer de cerca la Revolución Sandinista.

“Aparecen mencionados Cortázar, García Márquez y Carlos Fuentes. Aunque no recuerdo prácticamente nada de ese viaje, que reconstruyo ficcionalmente en la novela, sí recuerdo que fui a Aracataca y que allí conseguí una máquina para escribir un artículo, por lo que imagino que era bastante fan de García Márquez y de sus Cien años de soledad”, comenta a SinEmbargo la autora de las novelas Poste restante y Los perplejos.

Se va aquél que tenía la capacidad de subir al Everest como si fuera a dar un paseo por la tarde. Foto: EFE
Se va aquél que tenía la capacidad de subir al Everest como si fuera a dar un paseo por la tarde. Foto: EFE

“En el cuaderno aparece que me sentía decepcionada por cuanto García Márquez en su crónica y Cortázar en su libro Nicaragua tan violentamente dulce, escribieron sobre la Revolución desde las casas para visitas, montados en autos oficiales con chofer, acompañados por altos dirigentes, en visitas a asentamientos ejemplares, donde conocieron solo héroes; en cambio, yo, obligada a caminar, porque los buses pasaban repletos, sin contactos políticos, durmiendo en un mercado, experimenté una revolución completamente distinta que ellos no contemplaron o no quisieron contar para ahorrarnos las dudas”, expresa.

Para Rimsky, “con García Márquez se va una generación de escritores que creyó en palabras con las que hoy se puede escribir solo en parodia” y en cuanto a la labor periodística del célebre Gabo, está convencida de que abrió una ventana y dio fuerzas para defender un estilo literario que se observa todavía como peligroso desde el periodismo.

“Comencé a trabajar como periodista en la dictadura, cuando los medios de comunicación nos exigían objetividad y cumplir con el lead inventado por (William) Hearst. El periodista no tenía cuerpo, mirada, sensaciones. El periodismo de García Márquez abrió una ventana, nos dio fuerzas para defender una mirada y un estilo personal cada vez que un editor tachaba lo que a su juicio era demasiado literario.

Lamentablemente, mirando a través de esa ventana, pasé largos años de cesantía y aún hoy esa mirada que se pasea por la frontera entre lo real y lo ficcional es vista como peligrosa desde el periodismo, pero eso no es responsabilidad suya”, concluye.

LA ENTRADA A OTRA DIMENSIÓN

Desde Argentina, la novelista y cuentista Alejandra Laurencich evoca para SinEmbargo su primera vez con Cien años de soledad. Tenía 15 años de edad, recién había ingresado a la carrera de Bellas Artes y “recuerdo el aura que rodeaba a ese título, como si fuera la llave de una puerta que permitiera  el paso a otra dimensión”.

“Eso fue exactamente lo que sentí cuando leí el primer párrafo: que me sumergía en las aguas territoriales de un mundo lírico, distante y cercano a la vez, tan distinto al que estaba acostumbrada a encontrar en los europeos que leía.

Es, sin dudas, un escritorazo el que se va, no importa si alguna obra de sus últimos años no estuvo a la altura de sus grandes títulos, sólo con Cien Años de Soledad bastaría para considerarlo un grande, un maestro. Y toda la reflexión sobre el oficio de narrar que nos dejó es de primera línea. Ojalá muchos de los que hoy lo critican tuvieran al menos un poco de su talento”, concluye Laurencich.

LAS PALABRAS PELOTÓN, FUSILAMIENTO, HIELO…

La poeta, periodista y traductora estadounidense Tanya Huntington era una adolescente cuando leyó apenas un primer capítulo de Cien años de soledad, merced a una “maravillosa profesora que nos dio probadas de Borges, Cortázar, etc.”, cuenta en entrevista con SinEmbargo.

“Tuve que buscar las palabras “pelotón”, “fusilamiento”, “hielo”, y así. Luego lo leí completo en la Fundación Ortega y Gasset cuando tenía 20.  Como manejo las dos culturas, siento que haberme hecho hispana en alguna medida me dio acceso a un escritor que nunca van a conocer los que lo leían en inglés: alguien que entendió siempre que el humor y el joie d’vivre pueden cultivarse incluso en los ámbitos más violentos y oscuros”, afirma.

Se va un escritor que formaba lectores, escritores, promotores de lectura. Un autor abrazado por demasiados, el último gran gigante de nuestras letras. Foto: EFE
Se va un escritor que formaba lectores, escritores, promotores de lectura. Un autor abrazado por demasiados, el último gran gigante de nuestras letras. Foto: EFE

“Para mí fue esencial la labor periodística y siempre lo consideré un cronista de primera: el primer libro suyo que leí completo fue Relato de un náufrago y de él aprendí que los periodistas también contamos historias. Y creo que Noticias de un secuestro es el título que mejor se defiende de su última etapa”, concluye.

EL ÁRBOL GENEALÓGICO DE LOS BUENDÍA

Desde Buenos Aires, donde el 24 de abril se inaugurará la Feria del Libro, el escritor y periodista Juan José Panno admite para SinEmbargo que Cien años de soledad “debe de haber sido  el libro que más disfruté de joven. Habría que releerlo con lápiz y papel para ir armando el árbol genealógico de los Buendía”

En la opinión del fundador de la escuela de periodismo TEA y DeporTEA, “con García Márquez se va uno de los escritores que más ha hecho por fomentar la lectura. O mejor que eso, el placer de la lectura. Fácil, sencillo, divertido, profundo, poderoso en imágenes”, dice.

“Su labor como periodista fue fenomenal y como maestro de periodistas creo que más todavía. El nos inspiró a muchos con la idea de que una escuela de periodismo debía  empezar por construir simuladores de vuelo para los jóvenes que se iniciaban en el mejor oficio del mundo.

Su libro Crónica de una muerte anunciada es en sí una lección de periodismo: una novela que da la noticia en las primeras líneas y que sin embargo atrapa y no se puede parar de leer”, precisa.

DE LECTURA OBLIGATORIA

Entre las novísimas generaciones de escritores, se destaca la presencia del autor chileno Emilio Gordillo, autor de la reciente y celebrada novela Croma, que la famosa crítica Patricia Espinosa calificó de “lacerante y aterradora”.

“Leí Cien años de soledad en el colegio. Tercero medio. Lectura obligatoria. Como uno dejaba los libros para última hora, recuerdo haberlo leído con una mezcla de maravilla, tedio y una suerte de mareo pues, en los exámenes, los profesores nos preguntaban por insufribles listas de personajes secundarios y hasta incidentales”, cuenta el joven autor nacido en 1981 en Santiago de Chile.

“Más tarde vinieron la universidad y las lecturas en clave entusiasta sobre la cultura latinoamericana. De su obra me quedo con la violencia –Crónica de una muerte anunciada, por ejemplo- y su compilación de textos periodísticos, que brillan. Algo que no es su responsabilidad, ni del boom, es la herencia aburridísima de novelas alfaguarizantes: todo Isabel Allende, todo Rivera Letelier y esa línea de textos que siempre se van a la segura. Entre esa herencia y las telenovelas latinoamericanas, me quedo con las segundas”, concluye.

FUE COMO ENTRAR A CHIAPAS Y A GUATEMALA

“Tenía 19 años y fue como entrar a mundos familiares de las tierras de mis padres, Chiapas y Guatemala”, dice la escritora mexicana Claudia Guillén, autora del reciente libro de cuentos Pecados predecibles, editado por Lectorum.

Con la muerte de García Márquez, “se cierra un ciclo. Su obra es parte fundamental de la tradición de la literatura latinoamericana que recrea la fisonomía de nuestras tradiciones y puntos de vista más representativos, en la segunda mitad del siglo XX”, afirma.

“Siempre habló de la disciplina que alcanzó gracias al periodismo”, apunta Guillén, quien destaca el libro Noticias de un secuestro, como la expresión de su gran pasión por el oficio.

EN LA LLUVIOSA VALDIVIA

El joven editor chileno Guido Arroyo, fundador de la independiente Alquimia, leyó por primera vez Cien años de soledad en la “lluviosa ciudad de Valdivia”, al sur del país donde nació hace poco más de 30 años.

“Como casi todos, aluciné con el ritmo, los cambios temporales y las fisuras mágicas del pueblo que inventa y mistifica. Esa percepción disminuyó a los 17 cuando estuve un mes viajando por Colombia, donde comprendí que su prosa estaba anclada a un realismo más bien crítico, utilizando el “color local” como una excusa para profundizar en los cojones de la política o la rara identidad del paisaje donde creció”, dice.

“Creo que se va uno de los últimos escritores (aún respira Vargas Llosa) que comprendió la escritura como una forma de incidir en el debate público, no local sino latinoamericano, occidental. Dudo que vuelva a articularse –desde el mercado editorial– una generación como la del boom; hoy me parece que la literatura no está para identidades sólidas, sino para dar cuenta de espacios fragmentados, de banderas desteñidas”, precisa.

Guido ha releído muchas veces los Doce cuentos peregrinos, una selección de estampas que a su juicio devela una compleja trama social.  “Creo que Márquez tuvo como todo gran periodista una precisa mezcla entre cómo enfocar una historia y el ritmo para narrarla, lo que es mucho decir. Es lamentable que no haya dirigido documentales”, opina el editor.

¡QUÉ BUENO QUE TE SIRVIÓ LA NOVELA!

“Era muy joven y empezaba a escribir.  En la Facultad había un concurso de cuento así que decidí participar. Al mes nos invitaron a todos a la premiación que se daría en el auditorio. Empezaron por las menciones, yo esperaba quedar de tercero para arriba. Cuando no dijeron mi nombre salí muy enojado del auditorio y tomé un camión al centro de la ciudad. Me refugié en la biblioteca central y buscando qué leer me encontré con Cien años de Soledad. Voy a ver por qué dicen que es tan buena, me dije, aún enojado. Me senté a la mesa y no me levanté sino hasta nueve horas después. Comprendí tantas cosas en esa lectura, que al día siguiente fui el primero en llegar a la biblioteca para terminar la novela y así al día siguiente. Lo que hice después fue ponerme a escribir”, cuenta el joven escritor mexicano Antonio Ramos Revilla.

El escritor colombiano en su oficina, durante una entrevista para el semanario Punto. Foto: Cuartoscuro
El escritor colombiano en su oficina, durante una entrevista para el semanario Punto. Foto: Cuartoscuro

“Una vez le conté a García Márquez esta anécdota, la única ocasión que pude coincidir con él y me dijo: “qué bueno que para algo te sirvió mi novela”. Se va un escritor que formaba lectores, escritores, promotores de lectura. Un autor abrazado por demasiados, el último gran gigante de nuestras letras. Sí estoy seguro que nos queda un páramo con algunos islotes frondosos, pero páramo en sí. Hay otras dinámicas, otras nociones de mercado, pero no veo a nadie de ninguna generación anterior a la mía o de la mía que sea verdaderamente universal, acaso Bolaño, Fernando del Paso. Hemos vuelto a los provincialismos literarios, porque los mismos escritores españoles que las trasnacionales nos quieren imponer tampoco han pesado”, concluye el autor de la aclamada novela editada por Almadía, El cantante de muertos.

Su colega, el novelista Jorge Alberto Gudiño Hernández, autor de la reciente Instrucciones para mudar un pueblo (Alfaguara) es poético a la hora de afirmar que con García Márquez “se va aquél que tenía la capacidad de subir al Everest como si fuera a dar un paseo por la tarde. Tal vez por eso lo hizo varias veces”.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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