Iñárritu y “Birdman” se llevan los mejores premios del Oscar

23/02/2015 - 12:35 am

Ciudad de México, 23 de febrero (SinEmbargo).- Contaba el periodista Rafael Sarmiento durante la transmisión de la fiesta por el canal de cable TNT que cuando Alejandro González Iñárritu planeaba esa película extraña, “Birdman”, que explora el valor del éxito, la función del arte en la sociedad, la destrucción y construcción del ego en forma simultánea, el peso específico de la ética en la estética y viceversa, su amigo y colega Mike Nichols le dijo que estaba loco, que no la hiciera, que iba a fracasar.

Por suerte, este hombre afable y empeñado en un cine que a veces puede resultar pretencioso por sus argumentos existencialistas y enrevesados, pero al que nunca puede acusarse de ligero o banal, siempre ha tenido una fe en sí mismo realmente conmovedora.

Como cuando lo abandonó su guionista Guillermo Arriaga, en lo que parecía ser no sólo la desaparición del “lennon/mccartney” del cine mexicano, sino también el fin de Alejandro como cineasta.

“Nunca hará nada mejor que ‘Amores perros’”, decían, en una predicción incumplida y que se disolvió sin dejar huella este domingo en Los Ángeles, cuando subió a recibir primero su Oscar como guionista, luego el de mejor director y finalmente el de mejor película por su fantástica “Birdman”.

Todos premios dedicados al final de la noche “a mis compatriotas mexicanos que se merecen un gobierno mejor” y a “los inmigrantes que han hecho grande los Estados Unidos”. Palabras luego de múltiples abrazos y agradecimientos personales y profesionales, entre ellos uno a su amigo Sean Penn, el hombre que se enamoró como un adolescente a los 53 años (de Charlize Theron, nada menos) –según declaró-, que protagonizó “24 gramos” y que le entregó el Oscar.

Antes, otro mexicano, el fotógrafo Emmnuel Lubezki recibía el galardón por segunda vez consecutiva (el año pasado lo ganó por “Gravity”).

“Chivo”, dijo la hermosísima Jessica Chastain cuando develó el nombre del ganador en la categoría de Mejor Director de Fotografía, un gran logro sin duda para Lubezki y también para su amigo, al que se lo dedicó, Alejandro González Iñárritu, llamándolo “un cineasta extraordinario”.

La cinta “Citizenfour” se llevó hoy el Oscar a mejor documental. Foto: prensaftp.turner
La cinta “Citizenfour” se llevó hoy el Oscar a mejor documental. Foto: prensaftp.turner

“’Birdman’ era en su mayor parte una película de estudio y yo no quería trabajar en estudio. Era una comedia y no quería hacer una comedia. Era una película que él quería hacer en tomas muy largas, probablemente en una sola toma, y después de ‘Gravity’ yo no quería volver a pasar por eso”, había dicho en una entrevista previa a recibir su segunda estatuilla dorada consecutiva el respetadísimo fotógrafo nacido en la ciudad de México en 1964.

Nada estaba dado, según parece para un gran plano secuencia de compleja realización técnica que culmina con un final inesperado que deja a los espectadores boquiabiertos se convirtiera en la película más importante en el 2014.

Sin embargo, como viene pasando en las últimas ediciones de los Premios Oscar, el cine de riesgo, el cine distinto, comienza a ser valorado por el mainstream, una forma ideal para que el gran público conozca filmes que de otro modo pasarían inadvertidos ante sus ojos.

Hubo un perdedor: Michael Keaton. No pudo el actor que es considerado el mejor Batman de la historia del cine contra el joven inglés Eddie Redmayne, sublime en la encarnación del científico Stephen Hawking en la notable “La teoría del todo”.

Tal vez esa fue la única sorpresa entre pronósticos que daban a “Birdman”, la obra maestra del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, la victoria en las categorías más importantes de la 87 entrega del Oscar de la Academia de Cine de Hollywood, sin duda el premio más relevante en el séptimo arte contemporáneo.

Foto: EFE
Foto: EFE

Fue una noche un tanto desangelada, con un humor críptico y poco festejado por parte del actor y presentador Neil Patrick Harris, quien en un momento se quedó en calzones blancos, al estilo Keaton en “Birdman”, y ni siquiera así pudo darle algo de vértigo a la gala celebrada en el Dolby Theatre de Los Ángeles.

La falta de fuegos artificiales y humor hilarante se vio compensada por una velada emocionante donde cada estatuilla dorada que fue a parar a manos de los vencedores resultó un acto justo de premiación al talento, el riesgo, la valentía.

QUÉ BONITO ES LO BONITO

J.K.Simmons, el entrañable secundario de Whiplash, agradeció que sus hijos salieran parecidos a su madre. Foto: oscar.go.com
J.K.Simmons, el entrañable secundario de Whiplash, agradeció que sus hijos salieran parecidos a su madre. Foto: oscar.go.com

Todo estuvo bien en la 87 edición de los Oscar. Abrió la noche el merecidísimo premio al veterano actor de reparto J.K.Simmons, magistral en su interpretación de un profesor de música implacable y manipulador en “Whiplash”, quien recibió aplausos de pie por parte de sus colegas y agradeció a su mujer y a sus hijos, sobre todo porque lo mejor que tienen –afirmó despertando sonrisas- lo sacaron de su esposa.

Patricia Arquette, la entrañable actriz de “Medium”, expresó su gloria con una reivindicación a favor de que las mujeres cobren el mismo salario que los hombres en idénticas actividades. Desde las butacas, Jennifer López y Meryl Streep, otra vez candidata a la estatuilla dorada, se entregaron a la euforia y aplaudieron tenazmente a su colega.

Era otra estatuilla para “Boyhood”, la odisea creativa del todavía joven Richard Linklater, empeñado en contar en tiempo real la vida simple, esa sencillez que lejos de doblegarnos nos va haciendo más enteros frente a las vicisitudes de la existencia.

Contó el cineasta nacido hace 54 años en Houston, Texas, cuando fue su turno en la alfombra roja, que sus hermanas y él habían vivido de un lado a otro merced al temprano divorcio de sus padres. “Al crecer entendimos que uno simplemente vive, que de eso se trata vivir, de hacer las cosas lo mejor posible y no pensar que existe una forma perfecta a la que uno traiciona si se equivoca”.

El largo abrazo entre Linklater y González Iñárritu cuando este último fue a recibir su Oscar como mejor director fue una síntesis perfecta de una noche donde las rivalidades pasaron a un segundo plano.

Finísima, elegante, Julianne Moore se alzó con el Oscar por “Still Alice”, Lady Gaga cantó enfundada en un extrañísimo vestido blanco y John Legend provocó emociones fuertes con su reivindicativa “Glory”, salida de Selma, la película producida por Oprah Winfrey para contar la lucha por los derechos de la raza negra llevada a cabo por el siempre venerado Martin Luther King.

No en las primeras filas, pero brillando muy a su modo, el genial Wes Anderson celebraba con sobriedad las estatuillas a “The Grand Budapest Hotel” en las categorías técnicas y se dejaba querer con los sonoros aplausos que provocaba la sola mención de su nombre en la fiesta de Hollywood.

Sí, perdió Michael Keaton y eso fue un duro golpe para un actor sexagenario que inexplicablemente estaba postulado por primera vez y parecía que al fin el Oscar dormiría en sus brazos, pero también en forma inexplicable hubo un ganador velado, imposible de adivinar por los más expertos organizadores de apuestas: Edward Snowden.

La intérprete Patricia Arquette fue galardonada hoy con el Óscar de mejor actriz de reparto. Foto: prensaftp.turner
La intérprete Patricia Arquette fue galardonada hoy con el Óscar de mejor actriz de reparto. Foto: prensaftp.turner

Efectivamente, el ex empleado de la CIA para muchos un héroe y para muchos otros un villano que dio a conocer al mundo los programas de vigilancia masiva de la Agencia de Seguridad Nacional -NSA- estadounidense, es el centro del documental “Citizenfour”, de Laura Poitras, quien cuando subió a recibir el Oscar en su categoría advirtió sobre “las amenazas a las que está expuesta nuestra democracia, no solo nuestra privacidad”.

Laura Poitras dijo en un momento: “Gracias, Edward Snowden” y un frío pareció correr por el Dolby Theatre de Los Ángeles. Fue –cómo decirlo- un “momento Michael Moore”, por eso de producir un acto de incorrección política extrema en las fauces del lobo.

Si a eso se suma que “American Sniper” –con todo y que la dirige el admirado Clint Eastwood-, la típica película patriotera que ensalza los valores más conservadores de la sociedad estadounidense, pasó prácticamente inadvertida, no es exagerado decir, muy mexicanamente, ¡qué bonito es lo bonito!

Eso sí: Michael Keaton no ganó. Lástima grande.

 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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