ElDiario.es

Butte Aux Cailles: retazos de autenticidad en un rincón parisino casi desconocido

24/02/2017 - 12:00 am

Los turistas no llegan a este antiguo barrio obrero repleto de callecitas empedradas y casitas art decó que, en los últimos años, se ha convertido en un centro de cultura alternativa.

Por Viajar Ahora

Ciudad de México, 24 de febrero (SinEmbargo/ElDiario.es).– Hace poco que el distrito XIII forma parte de la trama urbana de París. Hasta hace relativamente poco, este rosario de barrios de origen obrero se ubicaban en el extrarradio parisino junto a las fábricas que se situaban a las afueras de la capital francesa. Aquí, en una pequeña cadena de colinas en torno al hoy subterráneo Río Bièvre, se levantó, durante los siglos XVII y XVIII, un pequeño pueblo de canteros que, poco a poco, se convirtió en residencia de los trabajadores y trabajadoras de la incipiente industria francesa. Siglos después, mientras que el resto de asentamientos del distrito XIII se fueron convirtiendo en una sucesión de rascacielos y edificios de vanguardia, Butte aux Cailles siguió conservando su fisonomía tradicional de pequeñas casas, calles estrechas y empedradas y plazas encantadoras. Un barrio tradicionalmente obrero que, últimamente, se ha convertido en un reclamo para hipsters, bohemios y artistas alternativos (se encuentra a apenas unas paradas de metro de las Catacumbas de París o Montparnasse).

El premio para los viajeros y viajeras que llegan hasta aquí (líneas 5, 6 y 7 de metro –Plaza de Italia y Tolbiac) es un trozo de autenticidad sin turistas; un rosario de callejuelas adornadas por casitas de un encantador Art Decó , antiguas villas de obreros, cafés tradicionales, pequeños restaurantes y, desde hace algunos años,galerías de arte y un activísimo arte callejero que resisten el desembarco de cadenas de comida rápida o cafés multinacionales. Un pedazo de París auténticamente parisino que, sin embargo, no es conocido por el gran público. Pero que merece la pena. Y, además, con el metro estamos a apenas quince minutos del centro de París. Nosotros lo descubrimos por casualidad en uno de nuestros paseos mitómanos cuando buscábamos el lugar desde dónde despegaron por primera vez los hermanos Montgolfier con su famoso globo de aire caliente y el germen de la Comuna de París.

Colonia obrera de la Pequeña Alsacia, recuerdo de la revolución industrial en París. Foto: ElDiario.es

Y la sorpresa fue mayúscula. Y muy grata. Un lugar auténtico. La puerta de entrada a del barrio es la Plaza Paul Verlaine, que sirve, a la vez, de excelente carta de presentación. Las casitas art decó se suceden en la Rue de la Butte aux Cailles adelantándonos lo que sucede en la Rue Daviel, uno de los conjuntos residenciales más notables de este estilo artístico con el añadido de tratarse de un barrio de trabajadores y clase media industrial. Huellas de un pasado vinculado a la industria que se pone de manifiesto en otras joyas como la Pequeña Alsacia (Rue Daviel, 10) y la Pequeña Rusia (Rue Barrault, 22), pequeñas villas de viviendas para familias obreras que simulan las arquitecturas tradicionales del norte de Francia y Rusia, respectivamente y que son un ejemplo del ‘paternalismo’ de los industriales de finales del siglo XIX y principios del XX para con sus trabajadores.

También de principios del XX es la Piscina Municipal de la Butte Aux Cailles, otro de los muchos ejemplos de la utilización de los estándares decorativos del Art Decó a la ingeniería civil y residencial del barrio. Una maravilla de hormigón que culmina en una imponente bóveda sostenida por arcos que justificó su declaración como Monumento Histórico. Detalles por doquier: como el mercadillo que cada jornada se instala junto a la parada de metro de Covisart dónde los puestos de fruta alternan con los de ropa y complementos; o las casitas que adornan la Rue des cinq diamants.

La cúpula de Santa Ana emerge de una de las calles de La Butte Aux Cailles, en París. Foto: ElDiario.es

Otra visita interesante es la Iglesia de Santa Ana. Sus poco más de 100 años de existencia no le dan la solemnidad y el pedigrí de otros edificios religiosos de la ciudad, pero presume de tener una de las colecciones de vidrieras más interesantes de la ciudad. Y después queda caminar; dejarse llevar por la suerte e ir descubriendo rincones. Y saber ver los detalles de un barrio dónde la gente compra el pan dónde siempre, se toma el café dónde siempre y en el que los turistas son apenas una anécdota. Ideal para huir de las masas del centro.

PARA COMER

LE TEMP DE CERISES. Imbuidos del espíritu de la Comuna de París, esta cooperativa de profesionales de la restauración ofrece cocina tradicional francesa a muy buenos precios (menús desde 12 euros). El lugar es fantásticos y más allá de la comida, que es buenísima, la empresa es un ejemplo de compromiso social y ética del trabajo basado en el bien común. Un homenaje culinario a la Comuna que te servirá para comer muy bien a muy buenos precios. Precio Medio: Desde 15 euros.

AUBERGE ETCHEGORRY  Aunque hay que cruzar el Boulevard Auguste Blanqui, salirse un poquito del barrio para visitar el ‘Etchegorry’ merece la pena. Especialidades del sureste de Francia y de Euskadi con incursiones destacables en clásicos de la gastronomía española. Para darse un lujito; porque merece la pena de verdad. Precio Medio: Desde 40 euros.

LE PLUG IN CAFÉPor si estás en el barrio cuando cae la noche. El Plug In se enmarca dentro de la transformación de ‘La Butte’ en un área de cultura alternativa. Buenas copas, mejor ambiente y música en directo. Un buen lugar si tienes el alojamiento cerca para pasar un par de horas de noche parisina.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE ElDiario.es. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas