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Rubén Martín

24/12/2023 - 12:03 am

El Tren Maya y el “molino satánico” del progreso

“En la prensa nacional y en los comentaristas liberales se hace poco eco de las críticas y cuestionamiento que desde las propias comunidades mayas que habitan la Península de Yucatán o del Istmo de Tehuantepec han lanzado contra estos megaproyectos”.

“Lo que ven que llega es despojo, más violencia y un cambio radical en sus formas y medios de reproducción de la vida”. Foto: Gobierno de México

En la estación San Francisco Campeche, el presidente Andrés Manuel López Obrador inauguró la primera etapa del Tren Maya en tres tramos que corren de Campeche a Cancún, Quintana Roo. Al hacerlo sostuvo que es una “una obra de todos los mexicanos para ayudar mucho al desarrollo del sureste”.

Para los simpatizantes de López Obrador, la realización del tren que corre por cinco estados de la Península de Yucatán es uno de los grandes logros del gobierno de la Cuarta Transformación, pues a diferencia de otros mandatarios que anunciaban obras y no terminaban (como la refinería de Tula, Hidalgo que nunca construyó Felipe Calderón), el actual presidente sí lleva a cabo los grandes megaproyectos que prometió desde campaña y luego incluyó en su programa de gobierno.

Una semana después, el viernes 22 de diciembre, el presidente López Obrador inauguró el Tren del Istmo de Tehuantepec, que forma parte del megaproyecto Corredor Interoceánico con una infraestructura de movilidad, industrial, comercial y energética que une al Golfo de México con el Océano Pacífico, y que pretende competir con el Canal de Panamá en el movimiento global de mercancías. En esta inauguración, el presidente también habló de que esta obra “representa desarrollo para las nuevas generaciones”.

Analistas que simpatizan con el proyecto de la Cuarta Transformación han destacado que gracias a esta inversiones en el Sureste, más la inversión en la refinería de Dos Bocas en Veracruz, por vez primera la economía del sur-sureste del país ha crecido en tasas por encima de la media nacional, generando empleo y salarios a la población local.

Como cabía esperar, los opositores a López Obrador han cuestionado estos megaproyectos, en primer lugar por el sobrecosto que se ha pagado en estas obras, la devastación ambiental, la falta de transparencia en la realización y administración de las mismas y que su manejo se delegue a las fuerzas armadas: Secretaría de la Defensa Nacional en el caso del Tren Maya y del nuevo aeropuerto de Tulum, y a la Marina la vigilancia del Corredor Interoceánico.

Pero en la prensa nacional y en los comentaristas liberales se hace poco eco de las críticas y cuestionamiento que desde las propias comunidades mayas que habitan la Península de Yucatán o del Istmo de Tehuantepec han lanzado contra estos megaproyectos. Justo el día de la inauguración del Ten Maya, la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíimbal, lanzó un pronunciamiento llamado “La mentira como proyecto político de la 4T, la falsa inauguración del tren mal llamado maya”. En el pronunciamiento del 15 de diciembre, denunciaron:

“Las comunidades y personas que integramos la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch´ Xíimbal que vivimos y habitamos en estas tierras conocidas como península de Yucatán, es el mismo territorio que nuestros abuelos y abuelas mayas nos dejaron y lo defendieron con su propia vida de la invasión española hace más de 500 años, es el mismo territorio que nuestros abuelos defendieron de la esclavitud de la hacienda que se instaló después de la independencia de nuestro país; es este mismo territorio que hoy defendemos y por el que luchamos para que no sea contaminado, destruido y despojado para el desarrollo de megaproyectos como el tren militar, las empresas inmobiliarias, las granjas de cerdos, los monocultivos de soya, los polos de desarrollo o ciudades sustentables que se quieren construir en nuestras comunidades y que forman parte del tren mal llamado maya; las abuelas y abuelos más primeros nos dejaron como herencia la dignidad que no se vende y no se renta, hoy le decimos al mal gobierno que ¡YA BASTA!”.

Para ellos con las vías del tren llamado maya, no llega el desarrollo y el progreso, como se les dice desde el gobierno y las empresas. Lo que ven que llega es despojo, más violencia y un cambio radical en sus formas y medios de reproducción de la vida. Lo dijo de modo muy elocuente el poeta y defensor del territorio maya, Pedro Uc. Le pregunté que consecuencias les acarreaban estos megaproyectos, y esto respondió.

“El agua se está contaminando de forma muy rápida, no está lloviendo como estábamos acostumbrados y esto afecta a nuestro trabajo en la milpa porque la mayoría de los campesinos en la Península de Yucatán vive de hacer milpa y la lluvia está también confundida, no está lloviendo en el tiempo que esperamos y hay una situación de sequías prolongadas; por otra parte las comunidades que han perdido sus tierras han tenido qué desplazarse a las grandes ciudades a sumarse a los cinturones de pobreza que hay en las ciudades en los espacios marginales porque en el pueblo ya no tienen nada qué hacer, no tienen tierra para trabajar y también por la inseguridad que se está viviendo la gente se está desplazando y en consecuencia nuestra lengua materna cada día va perdiendo, nuestras costumbres, nuestras celebraciones, nuestras formas de organización, nuestro trabajo, nuestra comida, nuestra forma de cocinar, todo este tipo de cosas que se resume en nuestra identidad, se está perdiendo a raíz de estos megaproyectos”.

En apenas un párrafo el poeta Pedro Uc resumió con claridad y profundidad todos los cambios que acarrean estos megaproyectos: la “lluvia está confundida”, dice; se despoja de la tierra a los campesinos y por lo tanto de sus medios autónomos de reproducción de la vida, en tanto que la inseguridad con asesinatos, levantones y desapariciones, llegó a sus comunidades de la mano del Tren Maya. No el proclamado progreso y desarrollo que dicen los discursos del gobierno y de las empresas que se benefician de esas obras.

Esta es el “molino satánico” que va dejando a su paso el avance del capitalismo, que describía el economista Karl Polanyi en su libro “La gran transformación”.  “En el centro de la Revolución Industrial del siglo XVIII se encontraba un mejoramiento casi milagroso de los instrumentos de producción, acompañados de una dislocación catastrófica de la vida de la gente común (…) ¿Cuál ‘molino satánico’ molió a los hombres en masas? (…) ¿Y cuál fue el mecanismo que destruyó el antiguo tejido social y por el que se buscó con tan escaso éxito una nueva integración del hombre y la naturaleza”, fueron el despojo violento de los medios de subsistencia de las mayorías.

“(…) los cercamientos [los despojos] fueron una revolución de los pobres contra los ricos. Los señores y los nobles estaban perturbando el orden social, derogando antiguas leyes y costumbres, a veces por medios violentos, a menudo por la presión y la intimidación. Estaban literalmente robando a los pobres su participación en las tierras comunales, derribando las casas que, por la fuerza insuperable de la costumbre, los pobres habían considerado mucho tiempo como suyas y de sus herederos. Se estaba perturbando la urdimbre de la sociedad (…) vaciando sus pueblos, diezmando a la población, convirtiendo en polvo su suelo sobrecargado, hostigando a sus habitantes y convirtiéndolos en una muchedumbre de pordioseros y ladrones cuando antes eran agricultores inquilinos”, escribió Polanyi en 1957.

Leyendo esta descripción de Polanyi es imposible no compararlo que la descripción que hace el poeta Pedro Uc sobre lo que ahora está ocurriendo a los pueblos indígenas y campesinos de Yucatán: el progreso llega como un inmenso “molino satánico”. Hasta que las resistencias lo permitan.

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]

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