El prelado Salvador Rangel Mendoza señaló que la denostación, la confrontación, la violencia social y la violencia del narcotráfico están a la par que la violencia política, “y ellos (los candidatos) deberían en primer lugar dar el ejemplo, para bajarle un puntito o dos, para que éstas sean unas elecciones más civilizadas”.
Por Zacarías Cervantes
Chilpancingo, Guerrero/Ciudad de México, 28 de mayo (ElSur/SinEmbargo).- El obispo Salvador Rangel Mendoza criticó que sea la denostación lo que resalte de estas campañas, “echarse lodo uno al otro” entre los candidatos, y no la oferta de sus planes de gobierno y proyectos futuros; agregó que espera que ante esta violencia política, más la del crimen organizado y la social, no reviente la elección, porque “entraríamos a una anarquía en la que nadie saldría ganando”.
“Yo veo esta elección como un pleito de comadres que no nos va a llevar a ningún lado. Exijo como ciudadano propuestas concretas, propuestas más concisas, sólo así podremos llevar adelante al país”, declaró el prelado cuando el reportero le pidió su opinión con respecto a la polémica que ha provocado la acusación de secuestradora a la candidata de Morena al Senado, Nestora Salgado, que hizo el candidato del PRI, José Antonio Meade, en el segundo debate.
El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa y administrador apostólico de la diócesis de Ciudad Altamirano, fue consultado al término de la misa de las 19:00 horas, en la iglesia la Asunción de María, y también reconoció que la autoridad encargada de garantizar la seguridad en estas elecciones está rebasada en muchos lugares.
Con respecto a los más recientes hechos de violencia en la región de la Montaña, como el asesinato del capacitador del Instituto Nacional Electoral (INE), Jorge Nájera García, en Alpoyeca, y el secuestro del chofer de la candidata a la Presidencia municipal de Xalpatláhuac, el obispo declaró que espera que la violencia que se presenta con más frecuencia en Guerrero no reviente la elección, “porque si se afecta la democracia, entraríamos en una anarquía y nadie saldría ganando”.
Dijo que ojalá, como se han pronunciado actores políticos, artísticos y religiosos, “pudiéramos entrar a unas elecciones más civilizadas, respetando las ideas de los demás, y que haya una confrontación sana de las ideas e ideologías, pero que de ninguna manera salga a relucir la violencia”.
Agregó que Guerrero se ha distinguido por esta violencia y que la exhortación es a que estas elecciones se lleven a cabo de manera más civilizada.
Dijo que hay muchos intereses, “yo puedo ver familias políticas o sanguíneas que han estado desde hace mucho tiempo en el poder. Se van perpetuado en los hermanos, en los hijos, en las esposas y esto tampoco es bueno para la democracia”.
Añadió que ha visto una estadística nacional, que revela que los asesinatos de políticos o de candidatos están siendo realizados por los mismos políticos. “Aquellas familias en el poder, que no quieren que se les acabe, terminan asesinando”.
Añadió: “Yo leí esa estadística, que en segundo lugar cometen los asesinatos otros poderes, como el narcotráfico, que quiere colocar a sus candidatos y no le importa quitar a nadie del camino para poner a los suyos. Para que al final aquel que salga electo sea un servidor del crimen organizado”.
– Y, mientras tanto, las autoridades no se ve que hagan algo por frenar esta violencia, ¿han sido rebasadas? – se consultó al prelado.
– Ya se ha hablado tanto de las autoridades y no las vamos a disculpar, porque la autoridad, oficialmente, es la responsable de la seguridad. Ellos son los responsables de que este proceso se lleve en paz. De que está rebasada la autoridad, yo, humildemente puedo opinar que sí está, en muchos lugares.
“Vemos que hay otros entes que serán, tal vez, más poderosos que las mismas instituciones, pero también como ciudadanos no sería justo echarle la culpa todo a los gobernantes. Los ciudadanos también tenemos grandes responsabilidades, sobre todo que nosotros, como ciudadanos, debemos ser actores de la política y del bien común”.
En cuanto a la polémica provocada por el candidato del PRI, José Antonio Meade, quien en el segundo debate calificó a la comandante de la policía comunitaria de Olinalá, Nestora Salgado, como secuestradora, aún cuando jueces federales y locales le declararon el auto de libertad, “por falta de elementos para procesar”, el obispo expresó que es una nota muy común utilizar la denostación, “el echarse lodo uno al otro, aprovechar alguna palabra donde resbala el otro, o una palabra no tan cimentada, de ahí se valen para echarse en cara otras cosas”.
Siguió: “Yo como ciudadano no estoy de acuerdo en esa manera de proceder, en vez de ofrecer sus planes de gobierno, sus proyectos futuros, se la pasan peleando. Yo esta elección la veo como pleito de comadres que no nos va a llevar a ningún lado. Exijo como ciudadano que sean propuestas más concretas, propuestas más concisas, sólo así podremos llevar adelante al país”.
Añadió que la denostación, la confrontación, la violencia social, la violencia del narcotráfico, está a la par que la violencia política, “y ellos (los candidatos) deberían en primer lugar dar el ejemplo, para bajarle un puntito o dos, para que éstas sean unas elecciones más civilizadas”.
Añadió que la exhortación es que a pesar de esta violencia los ciudadanos vayan a votar, “si queremos un cambio real en el país tenemos una gran arma que es el voto libre, razonado y secreto. Porque entre más gente se quede sin votar, le estamos dando oportunidad a los malos, no simplemente lo digo yo, hay muchos periodistas que lo están mencionando”, declaró.
Rangel Mendoza también deseó que no se vaya a dar el fraude, “porque México merece algo mejor, no lo que está sucediendo ahora”.
