México

Miles en Iztapalapa, Xochimilco y Tláhuac no tenían agua antes del terremoto. Y ahora menos

28/09/2017 - 10:00 pm

Marisol, locataria de la sureña Delegación Tláhuac, solicitó una pipa el sábado pasado ante el desabasto existente antes y después de los sismos ocurridos en la Ciudad de México. El lunes pasado seguía sin llegar. El chófer le contó por teléfono que no iría porque un grupo de personas lo había obligado con pistola en mano a entregársela.

La escasez del líquido, desesperación y largas filas también se han registrado en colonias de Iztapalapa y Xochimilco desde hace meses. Sin embargo, los temblores del 7 y 19 de septiembre pasados averiaron las redes hidráulicas, y con ello la situación se agravó.

Ciudad de México, 28 de septiembre (SinEmbargo).– Desde hace semanas o meses, miles de colonos de las delegaciones Iztapalapa, Tláhuac y Xochimilco, en la Ciudad de México, enfrentan el desabasto de agua por fallas e insuficiencia de la infraestructura de las redes hidráulicas. Sin embargo, el sismo de 7.1 grados provocó más de 700 fugas y el aumento en la demanda ha sobrepasado la capacidad de las pipas, algunas de ellas “secuestradas” por personas desesperadas, aseguraron vecinos afectados y el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex).

En las calles, además de huellas del temblor, se observan filas largas de afectados que se forman con cubetas y botes –desde la noche o por la madrugada– para obtener el vital líquido. También compran garrafones en las purificadoras, aunque están por agotarse.

“Se ha dado el caso que hasta las pipas van custodiadas por policías por que la gente ve una y se pelea por ella”, afirmó Raúl, un habitante de la Delegación Iztapalapa, colindante con el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México.

Vanessa, también de Iztapalapa, relató que por la delegación te encuentras “una escena de película zombie”: las personas secuestran pipas, las peleas por el líquido vital son constantes y los dueños de pipas “hacen su agosto”. La desesperación es tanta que los vecinos ya destaparon los ductos de agua para sacarlo con cubetas y así poder bañarse o lavar su ropa.

Las autoridades de las tres delegaciones han suministrado a algunas colonias llenando cisternas o llevando pipas gratuitas, además de solicitar la reparación de las redes de agua potable dañadas. Pero en gran parte de la zona no han llegado porque no hay suficientes pipas, las asaltan o las desvían a lugares donde les ofrecen dinero, de acuerdo con los testimonios.

“Las pipas ya las han mandado custodiadas (y qué bueno), pero imagínate: casi 30 colonias con familias desde tres hasta seis integrantes sin agua por una semana completa”, dijo Daniela, vecina de la Delegación Tláhuac. “Las autoridades se deslindan diciendo: ‘mandamos tantas pipas a tantas colonias y ya se arregló, reporten fugas…’. Pero no mandan a todas ni las suficientes”.

Rodrigo García, trabajador del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) y miembro del colectivo Agua para Todos, aseguró en entrevista que dicho sistema ha abandonado durante años el mantenimiento de las redes primarias y las delegaciones no han atendido las redes secundarias. Las reposiciones se han otorgado a empresas privadas como Industrias del Agua de la Ciudad de México (IACMEX), lo que resulta en un gasto doble.

“La infraestructura del sistema de aguas resulta insuficiente, sobre todo en las zonas altas con colonias en cerros, y la situación se agravó porque después del sismo hubo varias fracturas en la red primaria”, dijo.

Sin embargo, los trabajadores del Sacmex “tienen que hacer milagros” porque no cuentan con las herramientas necesarias para reparar las fugas. Las delegaciones les niegan presupuesto, “pero más bien se desvía el recurso para otra cosa aunque sea una prioridad”. Además, aunque se cuenta con algunas plantas de rebombeo para suministrar, “han sufrido abandono en su mantenimiento y tienen fugas internas sin atender”, acusó García.

… Y ASALTAN PIPAS DE AGUA

En Iztapalapa al menos 900 mil locatarios no tienen agua. Foto: Cuartoscuro.

En Iztapalapa, donde también colapsaron o se dañaron inmuebles, hasta el martes se reportaban 900 mil afectados por la falta de agua. Vecinos consultados coincidieron en que su problema data antes del sismo.

En el caso de Mar, que vive en un edificio de 120 departamentos, ya va para un mes. La última pipa que surtió, “ya fue hace mucho”, les cobró 20 pesos por departamento. Pero esa unidad habitacional necesita cuatro para llenar la cisterna.

“La Delegada Dione Anguiano dice que sí hay suministro de pipas de agua, pero los chóferes no entran si no les damos dinero”, dijo. “No llegan a todas partes. En Santa Cruz Meyehualco, donde no han llegado las de la delegación, tienen como tres meses sin agua y una pipa particular les cobraba mil 500 pesos”.

Raúl también lleva un mes sin agua. Para bañarse, lavar trastes o hacer la comida, compra garrafones para cinco personas, por lo que gasta 50 pesos al día. Contó que hay vecinos que se van a formar desde la una de la mañana para poder obtener una pipa, la cual tienen que compartir con otras personas. Consideró que a raíz del sismo “empeoró más porque ya son más colonias las afectadas”.

“Eso si corren con suerte porque hay casos en los que no hay pipas y los vecinos se vienen sin nada”, agregó. “No sé por qué la Delegada se pone a decir que debemos de donar agua cuando es algo que no tenemos”. Jaz comentó que ir a formarse a que les den agua “es de todo el día” y los tratan “como si les hicieran el favor”.

Alejandra se unió a esa escasez por las consecuencias del terremoto. Para poder cubrir la semana, compró cuatro garrafones de agua y reutilizaron la sucia para el baño. “No ha caído y pues solo nos han dicho que las pipas las están mandando al centro”, expuso.

Desde hace quince días, Hikari no tenía acceso al servicio, pero “con el sismo empeoró la situación” porque ahora las pipas no llegan a su colonia Parajes, Buenavista. Ha optado por comprar garrafones en la purificadora, aunque “es un gasto muy fuerte [100 pesos diarios] que no podremos sobrellevar tanto tiempo”.

“Ya no dejan subir las pipas. Personas desconocidas están asaltando a las pipas con armas. Así ni siquiera nos puede llegar un poco de agua”, lamentó Hikari.

Grupo de personas secuestra pipas por el desabasto. Foto: Cuartoscuro.

“ESO DE QUE LAS SECUESTRAN ES CIERTO”

Al sur de la Ciudad de México, sacudida hace una semana, los habitantes también han reclamado por el servicio antes y después del siniestro. En Tláhuac, afirmó Jaqueline Ríos, es constante el desabasto.

“Ahora con el sismo hubo afectaciones a la tubería, y pues peor. Cumplimos ya dos semanas”, relató. En Tláhuac las casas han comenzado a ser pintadas con las letras “NH” o “X” para señalar las no habitables. “Se intenta conseguir agua, pero pensar en pedir una pipa particular es arriesgarte a que nunca llegue, porque eso de que las secuestran es cierto”.

Tras el sismo de 8.2 registrado la noche del 7 de septiembre, algunos locatarios ya denunciaban fallas en el suministro. Con la llegada del terremoto similar al de 1985 toda la delegación se unió a la exigencia.

El domingo el caos reinaba. “Las pipas de la Delegación brillaban por su ausencia y las privadas no querían dar ya el servicio, por que estaban secuestrando las pipas, no las dejaban llegar a su destino y mucho menos pagarles el agua”, lamentó.

En el caso de Raúl Ramos, las gotas dejaron de fluir desde el 19 de septiembre, el martes del temblor. Aunque se ha formado tres días seguidos, la pipa no había llegado “porque las secuestran”. Este lunes logró arribar una a tres calles de su casa, pero solo le dieron un bote de 100 litros. “Fue a la mitad porque era demasiada gente”.

“La mayoría de la gente se forma desde las 4 de la mañana y la pipa, si llega, está después de las 8 de la noche”, relató.

En la Delegación Xochimilco, donde poblados fueron víctimas de la sacudida, habitantes de San Marcos, San Cristóbal, San Esteban, San Bernardino y San Gregorio Atlapulco llevan días sin agua. “Este problema también lo teníamos antes del sismo”, acusó Alma.

Rodrigo García, trabajador del SACMEX, reflexionó que el desabasto radica en las políticas de gestión al haber abandonado el mantenimiento de la infraestructura hidráulica, la cual, al igual que las edificaciones, colapsó con los temblores del 7 y 19 de septiembre pasados.

Dulce Olvera
Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.
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