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Alejandro De la Garza

28/10/2023 - 12:03 am

Cambia la narrativa mediática Israel-Palestina

“El pueblo palestino ha sido sometido a 56 años de ocupación asfixiante”.

“A estas alturas nadie desconoce ya los actos de barbarie realizados por Hamás, pero las informaciones más documentadas y serias hablan ya de cómo este grupo fue apoyado por Netanyahu y las fuerzas armadas israelíes”. Foto: Ali Mahmoud, AP

El sino del escorpión ha observado por años la narrativa mediática mundial hegemónica —manejada en buena medida por los medios estadunidenses—, en favor del Estado de Israel, de su ocupación de los territorios palestinos y en apoyo a sus violentas acciones bélicas represivas en contra de una población civil inocente, desarmada y sometida al apartheid en su propio país. La noticia hoy es que esa narrativa hegemónica mundial ha empezado a cambiar a partir de los hechos recientes en “Oriente Medio” (como dicen los colonialistas: “oriente medio o lejano oriente” a qué, más que a los centros coloniales).

Las marchas a favor del pueblo palestino en las principales ciudades europeas y estadounidenses, las declaraciones del Secretario de la ONU que condenan el genocidio en proceso llevado a cabo por Israel, más las protestas de los judíos en su propio país exigiendo la renuncia al gobierno del fanático Netanyahu, nos hablan de un cambio en la narrativa mediática mundial del conflicto Israel-Palestina. Los gobiernos de Alemania y Francia (donde Macron llora su desprestigio), prohibieron las manifestaciones a favor de Palestina y, no obstante, el alacrán pudo atestiguar las marchas de protesta sobre todo en Francia, así como las variadas protestas realizadas por el público durante esta semana en los juegos de futbol de la UEFA Champions League. En Alemania ondearon pequeñas banderas palestinas; en Glasgow, los escoceses tendieron también una gran bandera; en el Estadio de los Príncipes, en el corazón de París, y mientras el París Saint Germain goleaba al Milan, emergieron también las banderas de Palestina.

Las televisoras y los comentaristas deportivos de ESPN, Fox y HBO —incluidos los que narran los partidos para México—, se empeñaron en disimular los hechos haciéndolos así, paradójicamente, más visibles. En los juegos en España y Portugal ocurrió los mismo. Los corporativos mundiales de televisión, dueños del multimillonario negocio del deporte, prefieren no mencionar el conflicto a pesar de que los equipos de futbol europeo están ya conformados en importante proporción por numerosos jugadores islámicos descendientes de africanos y de los países árabes, sin los cuales ese futbol —antes blanco, cristiano y europeo puro—, no sería el magnífico deporte, espectáculo y negocio que es hoy.

Hasta en las oficinas de Naciones Unidas, donde sigue imperando un criterio favorable a Israel en el Consejo de Seguridad y se rechazó un llamado al alto al fuego inmediato promovido por Rusia y China, hubo también una suerte de revuelta de los países reunidos en asamblea, que aplaudieron con euforia el discurso del representante palestino y guardaron lapidario silencio ante las palabras del representante de Israel. Y es que el secretario general, Antonio Guterrez, condenó el ataque de Hamás: “…los agravios del pueblo palestino no pueden justificar los horribles ataques de Hamás”, pero luego expresó también en tribuna: “…es importante reconocer también que los ataques de Hamás no ocurrieron de la nada. El pueblo palestino ha sido sometido a 56 años de ocupación asfixiante, (los palestinos) han visto sus tierras constantemente devoradas por los asentamientos y plagadas de violencia. Su economía fue asfixiada. Su gente fue desplazada y sus hogares demolidos. Sus esperanzas de una solución política a su difícil situación se han ido desvaneciendo”.

Entre las numerosas imágenes del conflicto, el ataque homicida de Hamás, el bombardeo a Gaza y el desplazamiento de más de un millón de palestinos por el ataque a hospitales y zonas residenciales, el venenoso pudo observar tres escenas cruciales en Gaza: en una, se mostraba la casa de Wael Al-Dahdouh, periodista en jefe de la agencia árabe Al-Jazeera en Gaza, luego de que fuera bombardeada y murieran su esposa, sus dos hijos y su nieto. En otra imagen, una mujer palestina increpa a la enviada de la cadena estadounidense CNN y la reta a que explique por qué su televisora desinforma y se hace parte del genocidio. En la tercera imagen, un palestino furioso arremete contra los periodistas da la BBC inglesa exigiéndoles salir de su país y su territorio por decir mentiras. Así los ánimos antiyanquis y anti ingleses mientras, dentro de Estados Unidos, la otrora tolerante televisora MSNBC acalla las voces de sus comentaristas árabes e islámicos en una política de abierta censura.

Claro que estos son sólo ejemplos mínimos, cuando Amnistía Internacional calcula que en los terribles ataques lanzados el 7 de octubre por Hamás y otros grupos armados murieron al menos a mil 400 personas y fueron tomados más de 200 rehenes en su mayoría civiles. En respuesta, las fuerzas de Israel han lanzado miles de ataques aéreos y terrestres contra la Franja de Gaza y han matado a más de 6 mil 546 personas, la mayoría civiles, entre las que se encuentran al menos 2 mil 704 niños y niñas, según el Ministerio de Salud Palestino en Gaza. Más de 17 mil 439 personas han resultado heridas y más de 2 mil cadáveres siguen atrapados bajo los escombros. Más de un millón de personas están atrapadas y son empujadas fuera de Gaza hacia ninguna parte. Una catástrofe y una crisis humanitaria profunda.

En México, el domingo 22 de octubre varios cientos de personas se manifestaron por un alto al fuego en Palestina: “No es una guerra, es genocidio”, decía uno de los carteles enarbolados por el grupo que recorrió la avenida Paseo de la Reforma ese domingo. El mismo día, también cientos de mexicanos judíos, simpatizantes y políticos, se congregaron frente a la Embajada de Israel en México, donde exigieron la liberación de los mexicanos Ilana Gritzewsky y Orión Hernández, secuestrados por Hamás tras el estallido del conflicto. A la marcha acudieron legisladores del grupo de amistad México-Israel, como el senador sin partido Emilio Álvarez Icaza, y la diputada del Partido Acción Nacional Margarita Zavala.

A estas alturas nadie desconoce ya los actos de barbarie realizados por Hamás, pero las informaciones más documentadas y serias hablan ya de cómo este grupo fue apoyado por Netanyahu y las fuerzas armadas israelíes con tal de golpear a la autoridad palestina. El dato parecería la puntilla para el líder sionista, sobre el cual pesan acusaciones de gravedad tanto en el Tribunal de la Haya como en las Naciones Unidas. El escorpión observa este cambio en la narrativa hegemónica mediática sobre el conflicto, pero lo que no barrunta es hacia donde tenderá ahora esta narrativa, tan mediatizada y manipulada en la era de las fakenews y la posverdad.

 

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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