El migrante mexicano Jonathan Hernández Cruz habló con Los Periodistas sobre la manera criminal en la que fue deportado. No sólo lo golpearon y esposaron, también le robaron sus pertenencias a pesar de que las autoridades estadounidenses aseguraban que una vez que llegaran a territorio mexicano a todos los detenidos les serían devueltas. Al final se quedaron con todos sus objetos de valor. “Traíamos pertenencias. Las ponen en un recipiente y te dicen ellos ‘esto te lo entregamos cuando llegue a México’, pero no llega nada, nos quitan pertenencias, cartera, todo lo que traíamos. Yo tras cerca de 800 dólares. Cuando llegamos a Brownsville yo preguntaba por mis pertenencias y me dijeron: ‘ahorita te lo entregan’. Nunca nos entregaron nada”. Esta es su historia.
Ciudad de México, 6 de febrero (SinEmbargo).– El migrante mexicano Jonathan Hernández Cruz, de 39 años, estaba por cumplir cuatro años trabajando en Florida, en Estados Unidos. Se dedicaba a la recolección de pepino y brócoli en el campo. La mañana del miércoles pasado, agentes de migración llegaron de forma sorpresiva y echaron por tierra todo el esfuerzo de su trabajo."Nos agarraron en el trabajo, en el campamento. Algunos estábamos en el campo, otros en el tractor. De repente nos empezaron a lanzar luces directo a la cara", narró Jonathan. "Algunos lograron correr, pero otros no alcanzamos a salir. Yo estaba arriba del tractor cuando me ordenaron que bajara".
Jonathan Hernández Cruz, migrante originario de Acapulco, Guerrero, fue deportado el pasado 29 de enero luego de ser detenido en su lugar de trabajo, un campo agrícola ubicado en la ciudad de Miami, Florida. En entrevista con “Los Periodistas”, Jonathan relató cómo fue el proceso desde el momento de su detención hasta su llegada a la terminal de autobuses del norte en la Ciudad de México, lugar al que arribó la noche del martes 4 de febrero y en donde tuvo que pedir limosna para juntar el dinero necesario para pagar su boleto de camión a casa, ante el nulo apoyo de las autoridades.
En su relato, Jonathan platicó cómo los agentes migratorios estadounidenses azuzados por el discurso de odio y las políticas animigratorias de Donald Trump acudieron armados a su lugar de trabajo, ahí rodearon a los aproximadamente 150 trabajadores. "No pusimos resistencia, pero aún así nos golpearon en las piernas para que nos hincáramos. Luego nos pusieron las manos en la cabeza, nos esposaron y nos detuvieron". Jonathan relató que después los trasladaron a una estación migratoria en Miami, Florida. Ahí, aún esposados, les asignaron un número de folio y les tomaron fotografías como si fueran delincuentes. También registraron sus datos, tomaron sus huellas y les información que serían llevadas a Brownsville, Texas, desde donde serían deportados a México.
"Te tratan como un criminal", lamentó Jonathan. Recordó que llevaba consigo su cartera, su teléfono y 800 dólares cuando fue detenido. Los agentes guardaron sus pertenencias en una bolsa y le aseguraron que se las devolverían antes de cruzar la frontera. Eso nunca ocurrió.
El Gobierno de Donald Trump ha usado la migración como un elemento clave para alimentar su discurso de odio, pero también para presionar a México con la imposición de aranceles. De hecho, acordó con la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo el despliegue de 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera para hacer frente al flujo migratorio. El mismo Gobierno de México ha implementado el programa México te abraza para asistir a los connacionales repatriados. En el caso de Jonathan aseguró que la ayuda se ha centrado en mujeres, niños y familias completas.
Las cifras disponibles dan cuenta de cómo en los últimos seis días de enero, 5 mil 843 personas migrantes fueron arrestadas en EU, según funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas. Eso es un promedio de 973 por día. Una orden de detención migratoria significa que los agentes federales deben ser notificados por la policía local antes de que una persona sea liberada para que pueda ser entregada para el proceso de deportación. Muchos de esos arrestos, como se ha denunciado, se han dado en centros de trabajo, como en el que se encontraba la semana pasada Jonathan.
“Llegaron ahí donde estábamos trabajando. Nosotros nos levantábamos a la jornada laboral a las 6 de la mañana, son 8 horas. Llegábamos 5:30 de la mañana para alistarnos, ponernos el equipo para empezar a trabajar, nos llegaron en un lapso donde todavía estaba obscuro, se puede decir que prácticamente nos estaban esperando. Cuando nos dimos cuenta nos empezaron a enfocar con unas lámparas que te lastiman el rostro. En ese momento llega alguien y te agarra por la parte de atrás y te empiezan a esposar para llevarte a las camionetas que ellos traen”.
Señaló que junto a él alrededor de otras 150 personas se encontraban en el lugar al momento del operativo, sin embargo solo la mitad pudo escapar.
—¿En qué trabajaba usted? —se le preguntó.
—Hacíamos la cosecha lo que es pepino y brócoli.
—¿Cuántos fueron detenidos junto con usted?
—Conmigo fueron 80 personas.
—¿Y cuántos mexicanos?
—Mexicanos alrededor de 30.
Jonathan señala que tras ser detenido fue trasladado a una oficina de migración para después ser enviado a Brownsville, Texas, antes de llegar a México. “De ahí llegamos a Florida, nos llevan a una oficina de migración, mas que nada parece como cárcel. Nos toman fotos, nos toman datos y todo. Nos dicen que nos van a trasladar para Brownsville y de ahí para México. Nos dicen a nosotros que nos van a llevar a nuestro origen y no es así”.
El entrevistado denunció el mal trato que recibió de las autoridades migratorias estadounidenses, quienes lo esposaron y lo trasladaron de esta manera, junto a los otros deportados, hasta México. “En el momento que tú llegas ahí, te toman las fotos, te identifican ellos con un número, te esposan de manos, pies y cintura. Así te traen esposado en todo el viaje. Llegas a México en el vuelo que ellos proporcionan, de Miami a Brownsville. En Brownsville te cambian de un avión a otro y empieza a hacer una lista. Unos para acá y otros para allá. Unos venían de Chiapas, otros venían de Tabasco, venían otros que venían de Honduras y otro país. En ese momento a nosotros nos dividen. Llegamos a Reynosa y de ahí nos dice ‘te vamos a trasladar a Veracruz’”.
Señaló, que una vez en territorio mexicano, en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, les fueron retirados las esposas y quedan a cargo de las autoridades nacionales. “El intercambio de migración de Estados Unidos lo llegan a hacer hasta Reynosa, una vez en Reynosa a nosotros ya nos quitan esposas, nos quitan todo, nos pasan con migración de México y ellos nos traen a Veracruz, llegamos a Coatzacoalcos y nos reciben ciertas dependencias y nos empiezan a hacer preguntas de cómo nos trataron”.
Relató que en Coatzacoalcos, las autoridades mexicanas le pagaron un boleto rumbo a la Ciudad de México, pero ya no cubrieron los gastos para el autobús que lo trasladaría a Acapulco. “Llegando ahí nosotros empezamos a preguntar qué procede, cuál iba a ser nuestro apoyo, si nos iban a mandar a nuestro lugar de origen. Dicen que sí, que el Gobierno autorizó un retorno donde se me va a pagar el costo del boleto a mi lugar de origen”.
Una vez en la Ciudad de México y ante la falta de información o módulos de gobierno federal, Jonathan buscó el apoyo de personal de la central de autobuses. El paisano encontró apoyo solo de guardias de la central, quienes le indicaron que no había centros migrantes cercanos y que los que había atendían a migrantes extranjeros. “Empiezo a pedir informes para ver qué procede y cómo nos van a ayudar. No había tal información. Me dirijo con los policías y les comento mi situación pero me dicen que el apoyo era solo para migrantes centroamericanos”.
Allí mismo en la central de autobuses Jonathan solo un modulo del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, una organización civil. Fue ahí donde el asesor jurídico José Eduardo Rodríguez Mendoza, le dio apoyo buscando y llamando a la hermana de Jonathan, pero la familiar no contestaba las constantes llamadas. El asesor le dio también orientación para referirle de programas, le ayudo a sacar al menos su CURP, pues no traía ningún documento, le compró un café y pan, y le ofreció apoyo para que obtuviera el 50% de descuento en el boleto, pero Jonathan aun tenía que juntar la mitad, por lo que tuvo que salir a pedir dinero .
Fue a través del empleado del asesor Jurídico del Consejo Ciudadano, que además brindó apoyo a Sinembargo.mx, que hacía un recorrido en esta terminal precisamente en búsqueda de historias de paisanos que han sido deportados, que se localizó a Jonathan.
Al terminar la entrevista con SinEmbargo Al Aire, las autoridades de la Secretaría de Gobernación se pusieron en contacto para brindarle hospedaje, ayudarlo con su traslado y darle asistencia. Personal de esta dependencia acudió a las oficinas de este medio para desde ahí poder brindarle la ayuda necesaria.
En el caso del relato de Jonathan su relato permitió exhibir el terror que viven los migrantes al momento de ser detenidos y deportados, y sí, él también encontrar la ayuda que buscaba en territorio nacional.