
Como podía pronosticarse, querido lector, Israel violó el acuerdo de paz y volvió a asesinar a palestinos y a entorpecer la entrada de la ayuda humanitaria a Gaza. Porque lo que presentaron como acuerdo de paz, es en realidad la siguiente fase de la limpieza étnica cometida por Israel, en complicidad con los Estados Unidos. De hecho, Israel tomó ya parte del territorio de Gaza para que Estados Unidos empiece a “reconstruir”, es decir, para que Estados Unidos, aliado de Israel y también responsable del genocidio, comience a edificar en la tierra de los palestinos, sobre sus muertos y propiedades (que claro, ya no existen porque deliberadamente las destruyeron).
En los hechos, les están robando a los palestinos su tierra frente a los ojos de todo el mundo, disfrazándolo de “ayuda”. Porque son, justamente, sus victimarios quienes lo están haciendo, con la complicidad de otros países. No es la ONU ni una alianza de países neutrales que tendrían que obligar a Israel a rendir cuentas y someterlos a la justicia, sino ellos mismos, los autores del genocidio.
Es sencillamente impresionante que Trump y Netanyahu se estén saliendo con la suya y que la mayoría de los medios occidentales no den cuenta de ello, ni cubran lo que realmente ocurre en Gaza con los palestinos. Parece que ya olvidaron que los nazis a una parte de sus presos no los mataba en cámaras de gas, los mantenía con vida en condiciones infrahumanas.
Los horrores que los israelíes cometen en sus cárceles con los palestinos secuestrados, auténticos campos de tortura, han salido a la luz estos días. Deberían ser un escándalo internacional además de todo el daño que causaron en Gaza. Por ejemplo, el estado brutal en que Israel devolvió los cuerpos de 135 palestinos. Doctores en Khan Younis realizaron autopsias que indicaron que Israel llevó a cabo asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, y tortura sistemática con los palestinos. La mayoría de los cuerpos estaban vendados de los ojos, maniatados y torturados, y algunos tenían signos de haber sido asesinados con disparos o arrollados por tanques. Testimonios de presos liberados señalan que los mantenían desnudos, esposados a camas, agredidos por perros, sin atención médica, sin alimentos, siendo torturados sistemáticamente. Hombres que perdieron la vista, perdieron miembros, que han regresado en los huesos, en un estado físico y mental terrible. Hay, también, registros de que Israel no regresó los cuerpos de niños que perdieron la vida en sus campos de tortura. Porque sí, Israel secuestra a niños palestinos, no sólo los asesina masivamente.
Esas atrocidades las cometen criminales, no Estados, habría que decir, querido lector, y si las comete un Estado, pues ese Estado es criminal.
Israel es un Estado criminal que trata y concibe a los palestinos como los nazis concebían a los judíos, no los reconoce ni como ciudadanos ni como seres humanos y por ende les niega cualquier tipo de derecho humano. Las masacres de niños que cometió estos años son sólo comparables al asesinato masivo de niños cometido por los nazis el siglo pasado.
Esta verdad representa un gran problema para el mundo por sus implicaciones para la justicia y el orden internacional, pero también porque Israel seguirá cometiendo atrocidades contra el pueblo palestino, esté donde esté y lo gobierne quien lo gobierne, mientras la comunidad internacional se lo permita. Es un conflicto que no podrá resolverse mientras el inhumano régimen israelí siga violando la ley, y siga cometiendo impunemente un genocidio contra los palestinos. No hay paz posible donde no hay justicia. Lo que hizo en Gaza y continúa haciendo, no sólo es imperdonable, es la mayor vergüenza para la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial. La diferencia es que la Alemania nazi cayó, no así el sangriento régimen de Netanyahu en Israel que continúa existiendo.
La verdad, querido lector, vivimos tiempos muy oscuros. La emergencia de un Gobierno como el de Trump, su alianza con el genocida Israel, su amenaza a los países de América Latina, su nulo respeto por la ley, su maltrato de los migrantes, son signos muy ominosos.
Estamos frente a un escenario en el que Estados Unidos puede bombardear barcos y asesinar a sus tripulantes en las costas de otros países, es decir, cometer crímenes frente a todo el mundo, impunemente ¿seguirá con México? ¿invadirá a Venezuela? ¿agredirá a Colombia?
Parece obvio que sus amenazas están cobrando realidad y que lamentablemente se perderán muchas más vidas en un mundo donde reinan los criminales impunes.





