La obesidad también está en el cerebro, según expertos

01/12/2015 - 11:14 am

La investigación actual tiende hacia el descubrimiento de nuevos genes para entender mejor la biología de la obesidad, qué es lo que nos hace obesos, y así poder dirigir los esfuerzos de manera más racional.

Reducir la flora intestinal puede ayudar a combatir la obesidad. Foto: Cuartoscuro.
La obesidad está relacionada con el cerebro Foto: Cuartoscuro.

Madrid, 1 dic (EFE).- Entre un 40 y un 70 por ciento de la obesidad tiene un componente genético y a pesar de que siempre se ha relacionado con la parte media del cuerpo, una gran cantidad de los genes de esta enfermedad están relacionados con el cerebro que hace que estemos más o menos hambrientos o que dejemos de comer o no.

“La obesidad está en el cerebro”, dijo la doctora Ruth Loos, directora del programa de metabolismo y genética de la obesidad del Instituto de Medicina Personalizada Charles R. Bronfman de Nueva York, en un encuentro informativo con motivo del Simposio Internacional “Lo último en obesidad”.

La experta explicó que la investigación actual tiende hacia el descubrimiento de nuevos genes para entender mejor la biología de la obesidad, “qué es lo que nos hace obesos”, y así poder dirigir los esfuerzos de manera más racional.

Con la información disponible, no es posible todavía predecir de manera precisa quién va a ser o no obeso. De hecho, solo se puede predecir entre un 5 y un 20 por ciento de la genética de la obesidad, señaló Loos.

El doctor José María Ordovás, director del laboratorio de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts (Boston), subrayó que la obesidad no es un problema único ni responde a un gen único -de hecho, se conocen unos 200 genes asociados con esta patología-.

Este experto en nutrición explicó que existe un ambiente “obesogénico” en el que vivimos inmersos y al que estamos expuestos (cuándo se come, si se duerme más o menos, el estrés, etc) y ha señalado que su conocimiento es el “talón de aquiles”, que “de alguna manera” está entorpeciendo el avance de la investigación.

Ordovás señaló que “el diálogo que existe entre los genes y el medio ambiente en muchos casos se modula a través de la epigenética”, como es el caso del riesgo que los bebés puedan adquirir de ser obesos a través de la alimentación materna durante el embarazo, aunque es un campo aún incipiente.

También se refirió a la relación entre la obesidad y el nivel socioeconómico y educativo, de tal forma que individuos con un nivel alto y que tienen el gen FTO (el que está más relacionado con esta patología) no llegan a manifestarlo debido a que llevan a cabo unos hábitos de vida saludable.

Por su parte, el doctor Antonio Vidal-Puch, de la Universidad de Cambridge, precisó que el problema de la obesidad no es el exceso de grasa que una persona tiene sino la cantidad de esta que llega a órganos como el hígado, el músculo o el cerebro que hace que no funcionen bien. Es lo que se conoce como “síndrome metabólico”.

Este especialista se mostró en contra de políticas de prevención agresivas que “estigmaticen” la obesidad, porque “obeso no es el que quiere sino el que puede”.

GEN FTO

Un estudio publicado en The Journal of Clinical Investigation demostró que el FTO altera los niveles de la hormona del hambre, la ghrelina, lo que provoca que las comidas con alto índice graso sean más apetitosas.

Como se dijo anteriormente, existe un vínculo familiar muy fuerte con la obesidad, por lo que el código genético puede tener un papel muy importante en cuanto al riesgo de que un individuo tenga sobrepeso.

De acuerdo con la investigación, las personas tienen dos copias del FTO, cada una en forma de alto o bajo riesgo. Aquellos con copias dobles del gen de alto riesgo pueden ser 70 por ciento más propensos a ser obesos que aquellos que tienen las copias de bajo riesgo.

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