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Greenpeace

04/03/2019 - 12:03 am

#MePasóEnElTransporte: la historia de muchas mujeres en México

Un día regresando de la escuela un señor se sentó junto a mi, yo venía leyendo y sentí un movimiento en mi pierna, era el calor de una mano que se aproximaba a mis genitales y aunque hoy parece obvio cómo debería haber respondido, a mis trece no entendía qué pasaba

Me tomó varios años darme cuenta de que no era yo la causante de que un hombre se sintiera tan seguro de agredirme en el transporte público a plena hora del día porque sabía que no le iba a pasar nada.  Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro.

Por Sandra Laso*

Tenía 13 años e iba en la secundaria, desde que entré a estudiar en la secundaria empecé a hacer traslados a más de 10 km de distancia sola en el microbús y me emocionaba el dar un paso hacia lo que entendía como mi independencia. En general disfrutaba ver a la gente en el camino y aprovechaba para leer. Mi emoción duró poco, pronto descubrí que no solo debía temer a quedarme sola con el conductor cuando era la última en bajar.

Un día regresando de la escuela un señor se sentó junto a mí, yo venía leyendo y sentí un movimiento en mi pierna, era el calor de una mano que se aproximaba a mis genitales y aunque hoy parece obvio cómo debería haber respondido, a mis trece no entendía qué pasaba. Era el primer contacto físico con un hombre, y era uno que no quería. Desafortunadamente no fue el último.

En ese momento no supe qué hacer, solo me cambié de lugar y esperé a que no me siguiera, estuve estresada y nerviosa durante el camino. Cuando finalmente se bajó, sentí un alivio pero no me perdonaba haber “permitido” tal cosa y no pude evitar llorar. Me sentí terrible, pensé que era mi culpa.

Me tomó varios años darme cuenta de que no era yo la causante de que un hombre se sintiera tan seguro de agredirme en el transporte público a plena hora del día porque sabía que no le iba a pasar nada. Menos con una adolescente, porque en la escala social nosotras hemos sido las que tenemos más que perder: 9 de cada 10 mujeres han sido víctima de alguna forma de violencia sexual en el transporte público en la Ciudad de México (1) convirtiéndola en una de las 5 ciudades más inseguras para que las mujeres utilicen el transporte público (2). Estas cifras son desgarradoras, y peor aún, no son sorprendentes, basta con preguntarle a cualquier conocida o amiga para conocer todo tipo de agresiones que han vivido, desde piropos y miradas lascivas, hasta abuso sexual y secuestros.

Este viernes es 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, un día en el que se conmemora la lucha por el acceso a nuestros derechos y a todas las mujeres que han cambiado el sistema desigual y han transformado las ciudades, un día en el que volvemos a gritar al mundo las calles también son nuestras. El mensaje que compartimos es contundente: si no contamos con ciudades incluyentes y seguras para todas, entonces no serán sostenibles ni justas. Gracias a esto, hoy el gobierno tiene como prioridad el incremento de mujeres usuarias en el transporte público, y por primera vez prevenir y eliminar la violencia contra las mujeres y niñas es prioridad de los países en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que inició su implementación en el año 2016.

Las mujeres son las que usan mayormente el transporte público (del total de mujeres que viajan diariamente, 76.6 por ciento lo hace en transporte público y en caso de los hombres es el 63.7 por ciento). En la mayoría de los casos generamos estrategias para protegernos en un entorno urbano que no nos garantiza nuestra seguridad, lo cual representa un obstáculo para el ejercicio de nuestros derechos y para eliminar la desigualdad; de la misma forma nos implica otros gastos para asegurar nuestra movilidad y tránsito. Hemos encontrado en medios de transporte alternos, como la bicicleta, una modalidad que nos permite protegernos de la injusticia y desigualdad, pues como la CEPAL indica en la publicación Violencia de género en el transporte público. Una regulación pendiente “la violencia sexual en el transporte público no afecta a hombres y mujeres por igual; es una forma de discriminación que se encuentra determinada por la condición de género de las personas”(3).

Si no podemos garantizar la seguridad de las mujeres en el transporte público, entonces un mayor uso e inversión en esta modalidad, seguirá siendo insuficiente y mantendrá la brecha de desigualdad social. Desde Greenpeace hemos buscado la democratización del acceso al espacio público, donde no sólo buscamos que la accesibilidad plena sea indistinta del poder adquisitivo de la gente, sino también de su género. No solo necesitamos más transporte público y libre de emisiones, necesitamos que sea seguro para todas.

Referencias:

1. CEPAL, 2015. Violencia de género en el transporte público.Una regulación pendiente. capítulo “La violencia de género en medios de transporte público en Ciudad de México” p.46

2. Thomson Reuters Foundation, Exclusive: Mexico City’s transport ranked as most dangerous for women – global poll, consultado en: https://www.reuters.com/article/us-transport-women-poll-mexico/exclusive-mexico-citys-transport-ranked-as-most-dangerous-for-women-global-poll-idUSKCN1NK059

3. CEPAL, 2015. Violencia de género en el transporte público.Una regulación pendiente. capítulo “La violencia de género en medios de transporte público en Ciudad de México” p.44

*Sandra Laso es líder del proyecto de Revolución Urbana en Greenpeace México

Mayor información en www.greenpeace.org

FB: Greenpeace México

TW: @greenpeacemx

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