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Antonio Calera

04/09/2022 - 12:03 am

Tres poemas inéditos

“Calma necesitamos de calamar, porque hay puro enigma y por lo tanto puro llanto y necesidad”.

“Sincronizarnos al mar no como atunes sino medusas, llenarnos de agua, tomar aire, aliento de esa agua y desecar, tapiar los nidos, criaderos, madrigueras de las comadrejas, tilapias del mal.” Imagen ilustrativa. Foto: Marco Ugarte, AP

ALGUNA VEZ TENDREMOS QUE GANAR O NO
Se está tan bien aquí, entre tanto atasco, sin Sausalitos California, en estos parques de folios, resorts de expoliaciones, reuniones papita. Se está muy bien aquí, entre proyectos chocolate hasta las trancas, con la vida ya más para atrás que por delante, y ese su aroma a diesel-gasoil. Muy bien en verdad, en esta imagen, digo viacrucis realista de la muerte, marinas de flamantes naufragios, vívidas naturalezas muertas 50 años atrás, sus reflejos de fantasmas, calaveras. Así la cosa en este pagaré de realidad que cubriremos quién sabe cuándo, así esta pampa chiquita, pampanita sin sarmiento, sin uvas, sin su vino veritas, por la que andamos viendo sin ver, en la que sabemos de las cosas de tarareo-tartamudeo, por su dorso, su envés, así las cosas en esta milpita, pues, en la que ya casi ni bombeamos amor sumario por algún vaso comunicante, puro vaso de mala leche, ya ni medio vacíos ni medio llenos, llenos de puro miedo acaso, así nuestros días empedrados, resecos de su calostro de verdad, puro amasijo de epifanías nonatas, bien tiesos esos vasos vacíos, llenos de muerte sin fin.

APARECIÓ UNA VIEJA LLANURA
Paso a paso, pero no se malentienda. No es que no se requieran los machetes del coraje, calentarnos la sangre hasta que hierva en la lengua, pero ahora se requiere de un tanto de calmex por otro de natación. Sincronizarnos al mar no como atunes sino medusas, llenarnos de agua, tomar aire, aliento de esa agua y desecar, tapiar los nidos, criaderos, madrigueras de las comadrejas, tilapias del mal. Calma necesitamos de calamar, porque hay puro enigma y por lo tanto puro llanto y necesidad. Veamos que nuestro papel como especie, inexorablemente, ha fracasado: hicimos potaje, papilla, puré de lo sagrado, se nos hizo fácil y lo matamos, y por eso vemos ya todo entablillado, de un hilo con sus esparadrapos, sus férulas, árnicas, aunque haya aún quien, tanto difícil creer, diga que esto que viene siendo o deshaciendo y llamamos vida, sea con todo un carnaval. Así la carrera de locos de este perro mundo y por eso iremos verso a verso y que no se mal entienda (no metaversos estos, sino versos meta, y luego de hacerlos le pido consérvelos calientes en su pecho más que en la sesera), por lo menos por ahora, un buen tiempo. Y aquí el fin de este comunicado ya, que se armó por cierto desde su final, y aquí la estampa de donde nació: en la calle una pareja cruzaba, entre los demasiados autos, en su viernes eléctrico mucha rabia guardada, sediento en su chicha calmita, densa la pulpa debajo de su pop de caspa. Quedó esta pareja, de pronto, a la mitad, cosas del espacio y tiempo que en el mero mirador del precipicio nos han abandonado ya hartos, cuando él posó su mano en el omóplato de ella, ella sus brazos alrededor de él, y al instante de tal gesto, bello verso de los que haremos, no desaparecieron los autos, esto no es un juego, hasta parecieron más veloces y cruentos, surgió de entre la bruma, una vieja llanura.

NADA QUE VER CON ELLO
La quiero y por algo la he de querer, dijo nadie sobre eso de la “Poesía”. Sólo hay timbales de silencio sobre el tenerla cerca, pura madre de enviarle flores, invitaciones para sentarla a la mesa, comer de su pan en cualquier fecha. Nadie le da cariño a esa vieja señora, ni su lástima, ahí tirada la dejaron esquelética y pelona, ella el Gran Premio de México, Palacio de Hierro, Luz y Fuerza del Centro de nuestro cuerpo otrora. Ni monedas le tiran, ponen en ella una mirada, menos una veladora. Ya se sabe, lo mismo de siempre. A ella y a su familia, el arte, la filosofía, el arte de filosofar menos sobre el sofá y más sobre antropología, no una torta, no las mandarán a Nutrición los que desgobiernan (esos de abrigos de armiño, logias copiosas las de esos monstruos chupadores de niños), salvo la rala y miserable corona que, flores aparte las de su cósmica belleza, le han brindado las nubes del cielo y las olas del mar, los nubarrones de olas de los desiertos, los ejércitos, hordas de malhechos que en la historia pudieron y ojalá puedan hacerlo ahora (por que vaya que hay pedidos desde el Lago de Texcoco hasta Xochimilco, no tanto en el Palacio del Centro pero sí que en las calles por las que anda toda Casa del Obrero Mundial), cantar. La quieres y por algo la quieres, mira que lindo aún el firmamento, las fondas, las panaderías, las ferias y las pulquerías, quieres ser mi novia le dirás, que no tuviste nada que ver con su deceso, aclararás, nada en las moscas mosqueando sus alegrías, y que harás, le dirás, todo lo que esté en tus manos y lo harás, para que la vida no se raje a salir de caza, no falte en ninguna palestra el becerro de decir verdad.

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