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Rubén Martín

05/11/2023 - 12:03 am

El negocio de la guerra

“Las imágenes de los barrios bombardeados, de los edificios y hogares convertidos a cenizas y de las labores del rescate de los heridos o fallecidos entre las construcciones desaparecidas son estremecedoras. Y sin embargo, la guerra contra la población civil no se detiene, a pesar de los llamados que una gran mayoría de naciones ha hecho ante la Asamblea General de la ONU”.

“Los ataques del Gobierno y ejército de Israel contra la población civil de Gaza no se detienen porque cuenten con el respaldo geopolítico y diplomático del Gobierno de Estados Unidos y de las potencias occidentales”. Foto: Abed Khaled, AP

La desproporcionada y brutal respuesta militar del Gobierno y ejército de Israel a los ataques de Hamas contra civiles israelíes el pasado 7 de octubre están dejando una estela de destrucción, dolor y muerte indignantes en la población civil de la Franja de Gaza. El miércoles 1º de noviembre las Fuerzas de Defensa de Israel bombardearon por segunda ocasión el campo de refugiados de Jabalia. El viernes el ejército israelí atacó un convoy de ambulancias que transportaban decenas de heridos que se convirtieron en fallecidos tras el ataque; y apenas el sábado, el Gobierno de Hamás que controla Gaza denunció que al menos 15 personas murieron tras un bombardeo a una escuela de la ONU donde se refugiaban miles de palestinos desplazados. El Gobierno de Gaza sostiene que la desproporcionada respuesta militar de Israel ha dejado, en menos de un mes de bombardeos y ataques, más de 10 mil civiles fallecidos, de los cuales casi la mitad son niños, según la organización Save the Children.

Las imágenes de los barrios bombardeados, de los edificios y hogares convertidos a cenizas y de las labores del rescate de los heridos o fallecidos entre las construcciones desaparecidas son estremecedoras. Y sin embargo, la guerra contra la población civil no se detiene, a pesar de los llamados que una gran mayoría de naciones ha hecho ante la Asamblea General de la ONU.

Los ataques del Gobierno y ejército de Israel contra la población civil de Gaza no se detienen porque cuenten con el respaldo geopolítico y diplomático del Gobierno de Estados Unidos y de las potencias occidentales. Para Estados Unidos y las potencias europeas, Israel es su punta de lanza para el control geopolítico del Medio Oriente, y en buena medida, al acceso del petróleo y los hidrocarburos que yacen en esa región del planeta. Israel es generosamente recompensado por ello. Datos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) señalan que desde de la década de 1950 el Estado de Israel ha recibido más de 300 mil millones de dólares de ayuda, unos tres mil millones de dólares (mdd) por año. Pero la ayuda subirá hasta 10 mil mdd este año luego de los ataques de Hamas, según ha solicitado el Presidente Joe Biden al Congreso de Estados Unidos.

La otra razón por la que los bombardeos de Israel contra la población de Gaza se mantienen es porque el actual episodio de la guerra entre israelíes y palestinos es uno más de los jugosos negocios de la industria armamentista mundial. “Apenas unos días después de que el ataque de Hamas desatara una nueva guerra en Medio Oriente, comenzaron a llegar a Israel cargamentos de armas estadounidenses: bombas inteligentes, municiones e interceptores para el sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro”, relató el periodista del New York Times, Eric Lipton.

“En los días posteriores a los ataques de Hamas en Israel, Biden anunció que Estados Unidos ya estaba tomando medidas para enviar municiones adicionales y misiles interceptores Iron Dome fabricados por Raytheon y Rafael, un contratista militar israelí. También se están enviando a Israel nuevos envíos de pequeñas bombas guiadas de 250 libras fabricadas por Boeing, al igual que equipos adicionales que convierten bombas más antiguas y toscas en municiones ‘inteligentes’ guiadas con precisión”, se señala en este reportaje que da cuenta cómo la guerra en Medio Oriente está alentando la compra de armas (https://cutt.ly/MwR1cre8).

De modo honesto o cínico, según quiera verse, el aumento en la venta de armamento es celebrado por los directivos de las empresas del ramo. “Hay muchas buenas noticias por ahí. Y para nosotros, es sólo una cuestión de sacarlo a la luz en este momento”, dijo Gregory J. Hayes, director ejecutivo de RTX, cuya división Raytheon es uno de los mayores proveedores de sistemas de misiles del mundo, durante una sesión informativa en Wall Street en abril, citado por el New York Times.

En efecto, son buenos tiempos par las empresas productoras y vendedoras de armas en el mundo, buenos tiempos alentados el conflicto en Medio Oriente, la guerra entre Rusia y Ucrania, o por las preocupaciones de naciones de Asia por el creciente poderío de China. Solamente Ucrania aumentó 640 por ciento su gasto militar el año pasado, hasta llegar a los 44 mil millones de dólares, según el reciente reporte del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés)

El año pasado el gasto militar mundial aumentó 3.7 por ciento, hasta alcanzar un nuevo máximo de 2.24 billones de dólares, de los cuales Estados Unidos, China y Rusia representan 56 por ciento del total mundial, según los datos sobre el gasto militar mundial publicados el pasado 23 de abril por SIPRI (https://cutt.ly/GwR1beNE). El gasto militar mundial equivale al 2.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y representa dos veces el PIB de México que es de mil 273 billones de dólares.

De lejos, Estados Unidos es la nación que más invierte en su aparato militar. El año pasado gastó 877 miles de millones de dólares, que representa 39 por ciento del gasto militar mundial total y es tres veces más que el dinero gastado por China, el segundo país con mayor gasto militar del mundo con 292 miles de millones de dólares. Visto el monto de la industria militar en su conjunto, y los poderosos intereses que representa, hay pocos incentivos, lamentablemente, para detener el conflicto en Medio Oriente o en Ucrania. Hay quienes ganan y lucran con las guerras, es decir con las bajas civiles que todo conflicto armado deja.

Además de las razones económicas, hay razones geopolíticas que impulsan el auge de la economía de la guerra. Dice el reportaje del Times citado: “El conflicto entre Israel y Hamás es sólo el último impulso detrás de un auge en las ventas internacionales de armas que está impulsando las ganancias y la capacidad de fabricación de armas entre los proveedores estadounidenses. El aumento de las ventas está brindando a la administración Biden nuevas oportunidades para vincular más estrechamente a los ejércitos de otros países con Estados Unidos, el mayor exportador de armas del mundo, al tiempo que genera preocupaciones de que un mundo más fuertemente armado sea propenso a precipitarse hacia más guerras. Incluso antes de que Israel respondiera al mortífero ataque de Hamas, la combinación de la invasión rusa de Ucrania y la percepción de una creciente amenaza por parte de China estaba estimulando una carrera global para comprar aviones de combate, misiles, tanques, artillería, municiones y otros equipos letales” (https://cutt.ly/MwR1cre8).

Gracias a las negociaciones de compra de armas y nuevas tecnologías, Estados Unidos ha pactado acuerdos con la India, Indonesia y Polonia que antes compraban a las industrias de armas de Rusia o China. De modo tal que el negocio de la guerra se impulsa no sólo por razones económicas sino geopolíticas, es decir, como siempre ha sido en la moderna sociedad capitalista. Y como siempre, los más desvalidos, la población civil paga con sangre y vidas el flujo de estas dinámicas de acumulación de capital.

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]

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