ENTREVISTA | Escribir es un acto físico para mí: Irvine Welsh

05/12/2015 - 12:00 am

El autor de Trainspotting es una figura estelar en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, un ámbito donde ofreció una entrevista exclusiva para SinEmbargo. Habló entre otras cosas de su pasión por el presente, sustancia de su literatura, aclamada en el mundo

Irvine-Welsh
Foto: Arturo Campos

Guadalajara, Jalisco, 5 de diciembre (SinEmbargo).- Apura un vaso de cerveza, que bebe a largos y pausados sorbos. Es una de las figuras estelares en la Feria Internacional del Libro que transcurre en esta ciudad hasta el próximo domingo.

Toda su presencia tiene un halo de mítico y por donde va lo sigue un grupo de jóvenes maravillado por su figura transgresora.

En el trato, este hombre calvo y alto, se muestra afable y certero. Hablar de literatura es lo suyo y deslindar relaciones carnales con su país de origen, al que mira desde lejos habitante como es desde hace más de una década de Chicago, lo que más le gusta hacer.

Irvine Welsh nació en 1958 en Escocia. Creció en el corazón del barrio obrero de Muirhouse, dejó la escuela a los dieciséis años, cambiando multitud de veces de trabajo hasta que emigró a Londres con el movimiento punk.

A finales de los ochenta volvió a Escocia, donde trabajó para el Edinburgh District Council a la par que se graduaba en la universidad y se dedicaba a la escritura. Su primera novela, Trainspotting, tuvo un éxito extraordinario, así como su adaptación cinematográfica.

“Hace 12 años que no vivo en el Reino Unido”, explica con contundencia y levantando los hombros, mientras habla de Miami, la ciudad donde transcurre su reciente novela, La vida sexual de las gemelas siamesas (Anagrama), como un sitio “muy visual, pero no muy rico desde el punto de vista literario”.

Miami. Ciudad de contrastes: aquí conviven los cuerpos esculturales con la obesidad más desbocada. Una de las poseedoras de un cuerpo escultural, la entrenadora personal y experta en fitness Lucy Brennan, se convierte en una heroína local cuando en plena calle desarma a un hombre con una pistola que estaba a punto de matar a dos personas.

La prensa sensacionalista la adora y rápidamente pone todo el empeño en convertirla en un fenómeno mediático. También queda prendada de ella una testigo de su actuación, Lena Sorensen, una mujer obesa, obsesa y deprimida.

Fascinada por Lucy, Lena quiere contratarla como entrenadora personal para que la ayude a perder unos kilos. Y cuando los destinos de estas dos mujeres antitéticas se cruzan, se pone en marcha una relación cargada de amor loco, obcecación compulsiva y sadomasoquismo, enriquecida con toda una parafernalia de esposas para inmovilizar, dildos y comida, mucha comida, además de un cadáver que habrá que esconder en algún lado. Y, mientras tanto, descubren las dos por televisión la historia de unas siamesas que han decidido operarse para separarse y de paso convertir la intervención quirúrgica en un espectáculo mediático.

El gran narrador de las adicciones, pone aquí el foco en algunas genuinamente americanas: el sexo, el físico perfecto, la comida, la obsesión por la fama y el empeño de los medios en convertirlo todo en un circo.

“Una farsa visceral, una lectura que es como una estampida de endorfinas sobreexcitadas, pero que sin embargo también consigue introducir un comentario serio sobre el estado de la sociedad americana; el resultado es un libro que está entre los mejores que ha escrito Welsh”, opina Doug Johnstone, crítico de The Independent.

Welsh dice haberse inspirado en las novelas victorianas para construir una historia donde el cuerpo deformado, el cuerpo perfecto, la fascinación que ambos ejercen  en una sociedad obsesionada con el físico, ayuda a desmontar los escenarios muchas veces absurdos y barrocos en medio de los cuales se desenvuelve la sociedad moderna.

Foto: Arturo Campos
Foto: Arturo Campos

LA ENTREVISTA A IRVINE WELSH

La vida sexual de las gemelas siamesas es una novela sobre el cuerpo.

–Efectivamente, sí, mucho. Hay algunas personas que están obsesionadas por su físico y hay otras que están obsesionadas por su interior. De eso va la novela.

–¿Cuál es su idea del cuerpo?

–No creo que haya una diferencia entre tener un cuerpo artístico o un cuerpo físico. No existe diferencia entre ambas cosas y uno puede ser las dos al mismo tiempo. Tenemos un intelecto, una mente, y tenemos un cuerpo, eso me fascina de la especie humana. Hay una tensión entre el físico y el intelecto, pues se necesitan mutuamente. Para pensar, necesitas caminar y estar en buena forma física, porque no puedes escribir si te cagas encima o si no tienes fuerza.

–¿Escribir para usted es un acto físico?

–Sí, totalmente. Por completo. Cuando escribo y tipeo, a veces le pego al teclado, o cuando escribo en papel rayo mucho las páginas. Cuando escribo soy como una especie de detective de CSI, lleno de papeles las paredes con la investigación que llevo a cabo para escribir un libro. Corrijo mucho. Escribir es un acto físico para mí.

–No recuerdo qué autor decía que para escribir había que tener buenas asentaderas.

–¡Sí, estoy de acuerdo! Mira qué buen culo tengo (se para y muestra el trasero). El secreto es tener un trasero inyectado con bótox, para que puedas tener muchas reservas y poder escribir mucho más.

El escritor sustenta la idea de que para escribir bien hay que tener buen trasero. Foto:
El escritor sustenta la idea de que para escribir bien hay que tener buen trasero. Foto: Arturo Campos

La vida sexual de las gemelas siamesas parece un cuento de E.T.A. Hoffmann, pura literatura del siglo XIX

–Tiene que ver con Miami, que es una ciudad muy extraña, llena de springbeakers, de gente que va a echar desmadre y donde las personas no tienen mucha imaginación a la hora de vestirse. Es un sitio muy raro, definitivamente. Usan bermudas, barbas muy largas, todos lucen igual…

–Es una novela del siglo XXI, pero las gemelas parecen sacadas de un truco de Houdini

–Sí, porque me inspiré en las novelas victorianas. Se trata de una versión moderna de esas historias del siglo XIX, con la presencia del circo y de criaturas monstruosas que quise traer a este tiempo, a este siglo, donde las sociedades modernas resultan muy superficiales, especialmente en Miami.

–Es, ha sido y probablemente el autor que más se ha dedicado a narrar el presente. ¿Es algo deliberado o no puede escribir de otra forma?

–Me gusta mucho la ciencia ficción, pero no podría escribir una versión vieja de la historia. Escribir sobre el presente es algo deliberado, porque escribo novelas para explorar la condición humana. Quiero saber qué es este circo del mundo.

–Su nueva novela es feminista

–(risas) Bueno, justamente esta idea de que el hombre sea agresivo y la mujer pasiva ya no funciona. Las cosas han cambiado mucho y tanto las mujeres como los hombres tenemos trabajos y funciones de idéntica responsabilidad y compromiso. Ya he tratado el tema en Filth (Escoria), que ha sido llevada al cine y donde creo que pude demostrar que tanto las mujeres como los hombres están dañados en nuestro mundo actual. Para mí la sociedad tiene que ser igualitaria y Canadá es un gran ejemplo de ello. Tenemos que aprender a ver el mundo desde dos perspectivas.

–Mi pregunta no es inocente, pues con Trainspotting había sido acusado de machista

–Lo que pasa es que la chica que aparece en Trainspotting, si hubiera sido de otra manera hubiera abandonado a esos locos, los hubiera dejado. Cuando escribes, tienes que ser muy honesto y no querer ser alguien que no eres en realidad. Un personaje fuerte femenino en Trainspotting no me servía, pues no se hubiera quedado con los yonkis. En Escoria hablo de la violencia, del racismo, de violaciones, que son cosas que también suceden en el mundo. En La vida sexual de las gemelas siamesas, las dos mujeres son muy fuertes y valientes, cada una en su propia personalidad, todo tiene que ver con la cultura sexual y social que las mujeres tengan.

–Como lectora suya, debo admitir que esos personajes femeninos tan poderosos me sorprendieron, no me lo esperaba de usted

–(risas) Me he concentrado en esos dos personajes y en cómo se van a involucrar con el resto y entre sí. Es un reto justamente saber cómo van a convivir esas dos mujeres no sólo en la amistad, sino también en el amor…

–Y en la lealtad… ¿Han sido desleal con usted muchas veces?

–Si no quieres sufrir deslealtad, no seas escritor. De todas maneras, para mí lo importante es la exploración de lo moral en mis novelas. No hay buenas ni malas personas en forma total y un escritor de por sí no es mala persona. Las malas personas no escriben libros, las malas personas roban y matan. El desafío mayor de un escritor es hacer un buen libro, pero siempre hay que tener claro que un libro puede ser malo, pero no malvado.

–Usted es más joven que Martin Amis, por ejemplo, quizás por eso no pertenezca al Dream Team británico

–(risas estruendosas) El único Dream Team que conozco es el del Barça: Messi, Suárez, Neymar…El otro que usted dice no. ¿Sabe? Hace 12 años que no vivo en el Reino Unido, no me siento muy británico. No formo parte de la literatura británica. Me fui a vivir a Ámsterdam en 1993, ahora vivo en Chicago, tengo muchos amigos escritores en Escocia, donde también hay grupos, salones literarios, rankings…etcétera.

–No le creo mucho cuando usted dice eso…nada es más británico que Irvine Welsh

–(risas) Bueno, tenemos una visión de los países muy extraña. No lo sé. De Escocia vemos la lucha por la independencia, el referéndum, todo eso, pero la visión siempre es lejana, lo vemos desde nuestro sillón, a través de las redes sociales…

–Siempre pensé que el personaje de Ewan McGregor era usted

–Mi esposa dice que después de leer La vida sexual de las gemelas siamesas, pensó que las gemelas siamesas era yo…quién sabe

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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