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Tensión en Guatemala

La OEA, jefes de Estado, cancilleres y más exigen a Congreso entregar poder a Arévalo

14/01/2024 - 7:32 pm

Antes de que su toma de posesión, diputados salientes y nuevos tuvieron un encontronazo por la decisión de la presidenta de la Cámara de nombrar a su criterio a los integrantes de una comisión encargada de revisar las credenciales de los nuevos diputados. Casi todos los designados eran oficialistas, aliados y no reelectos.

Por Sonia Pérez

Ciudad de Guatemala, 14 de enero (AP) — El Presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, llegó este domingo al Congreso para su investidura cuatro horas después de lo previsto ante la dilación del Legislativo saliente en dar paso a la juramentación, un retraso que desencadenó protestas en las calles y el pronunciamiento de jefes de Estado y altas autoridades de otros países presentes para el acto de inauguración.

La Constitución guatemalteca indica que la sesión solemne para la toma de posesión se debe celebrar “a más tardar a las 16:00” del 14 de enero, pero a las 20:00 horas seguía pendiente de las maniobras del Congreso, en donde se retrasó el nombramiento de nuevas autoridades de la Cámara, que son quienes deben concretar la juramentación presidencial.

Cuando finalmente los nuevos diputados juramentaron sus cargos —un paso previo a la toma de posesión de Arévalo—, comenzó una disputa a gritos entre los legisladores a propósito de la conformación de la nueva directiva de la Cámara.

El Presidente electo se pronunció en su cuenta de X, antes Twitter, para recordarle a los diputados que “tienen la responsabilidad de respetar la voluntad popular expresada en las urnas”.

Y añadió que “se está intentando vulnerar la democracia con ilegalidades, nimiedades y abusos de poder”, mientras “el pueblo guatemalteco y la comunidad internacional están observando “.

Poco después de ese mensaje, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, leyó ante la prensa un pronunciamiento conjunto de jefes de Estado, cancilleres y altos funcionarios de otros gobiernos que acudieron a la investidura.

“Hacemos un llamado al Congreso de la República a cumplir con su mandato constitucional de entregar el poder como exige la Constitución en el día de hoy al presidente electo, Bernardo Arévalo, y a la vicepresidenta electa, Karin Herrera”, se pronunció Almagro.

En “nombre de todas las delegaciones invitadas y representadas”, el secretario de la OEA pidió que se respete la voluntad popular del pueblo guatemalteco expresada en “elecciones justas, libres y transparentes” que fueron avaladas por los observadores internacionales.

 

Llegaron a Guatemala más de 60 delegaciones internacionales, entre ellas, la de Colombia, con el Presidente Gustavo Petro; de Chile, con Gabriel Boric; o de Costa Rica, Rodrigo Chaves.

Gabriel Orellana, constitucionalista y excanciller de Guatemala, explicó a The Associated Press que Arévalo está obligado por la Constitución a tomar posesión de su cargo el domingo y que, dado el escenario, el Presidente electo podría esperar a que el Congreso nombre su junta directiva y los nuevos diputados y después juramentar o, bien, tomar posesión del cargo directamente.

En el mismo sentido, el constituyente Roberto Alejos explicó que si no hay junta directiva del Congreso que le invista, eso solo es un acto protocolario que no está en la Constitución. Por lo que él podría ir y tomar la Presidencia para evitar “el golpe de Estado burdo que quieren hacer”.

Entre tanto, el Congreso culminó la sesión de la comisión que se había nombrado a media mañana para revisar las credenciales de los nuevos diputados en medio de la polémica entre legisladores salientes y nuevos.

Por decisión de la presidenta de la Cámara, Shirley Rivera, casi todos los designados para la comisión eran oficialistas, aliados y no reelectos.

Todo ese retraso enardeció las protestas en los exteriores del Congreso, a donde se había trasladado para manifestarse grupos de campesinos que fueron a la capital para acompañar la toma de posesión de Arévalo y defender la democracia, dicen.

RETRASO DE CONGRESO DESATA PROTESTAS

La jornada de investidura de Bernardo Arévalo como Presidente de Guatemala comenzó a calentarse a media tarde de este domingo, con protestas y enfrentamientos con la policía, de manifestantes que reclamaban por el retraso en el inicio de la sesión legislativa de las nuevas autoridades.

Antes de que su toma de posesión, prevista para la tarde del domingo, comenzaron los primeros altercados en el Congreso. Diputados salientes y nuevos tuvieron un encontronazo por la decisión de la presidenta de la Cámara de nombrar a su criterio a los integrantes de una comisión encargada de revisar las credenciales de los nuevos diputados. Casi todos los designados eran oficialistas, aliados y no reelectos.

Mujeres indígenas avanzan hacia la plaza de la Constitución para la investidura del Presidente electo de Guatemala Bernardo Arévalo en el Palacio Nacional en Ciudad de Guatemala, el domingo 14 de enero de 2024. Foto: Santiago Billy, AP

Román Castellanos, Diputado del Movimiento Semilla reelecto, dijo a The Associated Press que tras la confrontación la sesión en el Congreso fue suspendida. “La comisión se ha tardado demasiado para calificar las credenciales, además están pidiendo requisitos no establecidos en la ley para tomar posesión”, dijo.

El político explicó que una de las consecuencias de esto es que se alargue la sesión solemne donde la nueva legislatura debería darle posesión al cargo al Presidente Arévalo. “Lo que se percibe es que quieran retardar o intentar no darle posesión al nuevo Presidente”.

El hemiciclo está protegido por miles de policías, a solo un par de cuadras de miles de campesinos que han llegado a la capital para acompañar la toma de posesión de Arévalo y defender la democracia, dicen.

“Si no lo juramentan ellos [el Congreso], nosotros como pueblo lo juramentamos”, advirtió Dina Juc, Alcaldesa de la indígena Utatlàn Sololá que asistió a la movilización.

Varias personas mirando helicópteros en formación sobre la plaza de la Constitución antes de la investidura del Presidente electo de Guatemala Bernardo Arévalo, en el entorno del Palacio Nacional en Ciudad de Guatemala, el domingo 14 de enero de 2024. Foto: Santiago Billy, AP

Los manifestantes, que esperaban en el parque central la fiesta para festejar la toma de posesión de Arévalo, decidieron trasladarse frente al Congreso para exigir que sesionen y den posesión al nuevo Presidente.

José Galeano, que venía de una aldea sur del país, reclamó en medio del bullicio a sus espaldas, que había acudido a la capital y se estaba movilizando por “los derechos de Guatemala, porque hay mucha corrupción”. Y denunció que “el pueblo está saqueado y Guatemala está en la extrema pobreza”.

“Necesitamos democracia”, defendió el hombre, momentos después de algunos choques a empujones entre manifestantes y la policía.

Un día antes de la investidura, Arévalo dijo que se sentía “entusiasmado porque estamos llegando al final de este proceso largo y tortuoso” y que “la sociedad guatemalteca ha desarrollado esa determinación para decirle ‘no’ a esas élites político-criminales”.

La policía intenta contener a seguidores del Presidente electo de Guatemala Bernardo Arévalo que protestan a las afueras del Congreso por el retraso en el inicio de la sesión de los nuevos legisladores previa a la investidura de Arévalo en Ciudad de Guatemala, el domingo 14 de enero de 2024. Foto: Santiago Billy, AP

Su camino, desde que era un candidato al que las encuestas le daban pocas posibilidades hasta hacerse con el poder, ha estado marcado por un atropellado avance en medio de investigaciones judiciales, órdenes de aprehensión, pedidos para que pierda su inmunidad y hasta la intención manifiesta de la Fiscalía de anular las elecciones.

Pese a todo, el amplio respaldo popular en las urnas y el ímpetu de las protestas indígenas y campesinas en las calles han nutrido su llegada al día de la investidura.

La alfombra ya está lista para recibir a las misiones internacionales, más de 60, que han llegado o están en camino para celebrar la inauguración del nuevo Gobierno. En paralelo a los actos protocolarios de investidura, Arévalo prepara una fiesta pública con música cumbia y salsa para que la población celebre en la emblemática plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional de la Cultura desde donde comandará al país.

Llegar al poder no le ha sido fácil, tampoco lo será hacer Gobierno.

Militares en la plaza de la Constitución mientras se prepara la investidura del Presidente electo de Guatemala Bernardo Arévalo, en el entorno del Palacio Nacional en Ciudad de Guatemala, el sábado 13 de enero de 2024. Foto: Moisés Castillos, AP

Para empezar, el pleno del Congreso saliente, integrado en su mayoría por oficialistas y aliados, aprobó meses atrás un presupuesto que no solo restó asignaciones a carteras como Salud y Educación, sino que incrementó los recursos para la Fiscalía y el organismo judicial con el fin de fortalecerlos, las dos entidades que encabezan la arremetida contra la llegada de Arévalo.

Pero, además, la última muestra de reticencias a su investidura llegó apenas dos días antes del traspaso de poderes. En el Congreso, la comisión permanente integrada por siete diputados —entre oficialistas y aliados— de los 160 que tiene la cámara dispuso declarar independientes a los siete actuales legisladores de Movimiento Semilla, en un intento de impedir que puedan asumir cargos en la directiva del Congreso entrante, que es quien formaliza la transición.

Existe la posibilidad de que los diputados que deben investir a Arévalo se resistan a acudir a la sesión solemne dispuesta para ello.

Pero el constituyente Roberto Alejos dice que si no hay junta directiva del Congreso que le invista, eso solo es un acto protocolario que no está en la Constitución. Por lo que él podría ir y tomar la Presidencia para evitar “el golpe de Estado burdo que quieren hacer”.

Seguidores del Presidente electo Bernardo Arévalo protestan por el retraso en el inicio de la sesión del Congreso de los nuevos legisladores previa a la investidura de Arévalo, a las afueras del Congreso, en Ciudad de Guatemala, el domingo 14 de enero de 2024. Foto: Santiago Billy, AP

Y ante las intentonas de nuevas acciones fiscales, el cambio de Gobierno está en firme por orden de la Corte de Constitucionalidad.

Una de las primeras tareas que Arévalo dice que hará al ser investido es pedir la renuncia de la Fiscal general, Consuelo Porras, quien ha encabezado la arremetida judicial en su contra y tiene un mandato de cuatro años que llega hasta el 2026.

Según expertos, Porras continuará mientras esté en el cargo con la hostilidad contra Arévalo y su Gobierno como ha hecho desde que fue oficial el resultado de la primera vuelta electoral que colocaba al progresista en el balotaje de agosto contra la exprimera dama Sandra Torres, quien nunca reconoció su derrota final.

Al proclamarse que Arévalo ganaba la Presidencia, la Fiscalía arremetió no solo contra él, sino contra su vicepresidenta, el proceso electoral, los magistrados, empleados y funcionarios electorales, miembros de Semilla y contra más de 150 mil ciudadanos que integraron las juntas receptoras de votos que recibieron, contaron y resguardaron el voto.

Seguidores del Presidente electo Bernardo Arévalo se concentran ante el Congreso y protestan por el retraso en el inicio de la sesión de los nuevos legisladores previa a la investidura de Arévalo, a las afueras del Congreso, en Ciudad de Guatemala, el domingo 14 de enero de 2024. Foto: Santiago Billy, AP

La Fiscalía allanó sedes electorales, detuvo a opositores, encabezó más de cinco procesos judiciales y ha solicitado tres veces que se le retire la inmunidad al nuevo Presidente, además de lograr que un juez ordenara arrestar a los magistrados electorales que declararon ganador a Arévalo, quienes salieron del país denunciando criminalización.

Hasta pocos días antes de la transición, la arremetida judicial prosigue contra aquellos que considera responsables de que Arévalo pueda llegar a la Presidencia. El jueves la Fiscalía detuvo al exministro de Gobernación Napoleón Barrientos acusándolo de no haber ejecutado una orden de la Corte de Constitucionalidad para desalojar a manifestantes pacíficos frente a la sede de la Fiscalía que exigen la renuncia de Porras.

A su favor, el próximo Presidente tiene a una población cansada de la corrupción, a comunidades indígenas que abogan por un país incluyente y defienden la democracia y a la comunidad internacional que ha ofrecido apoyo al nuevo Gobierno y sanciones a quienes intenten detener el traspaso del poder.

Y eso, traslada a Arévalo la responsabilidad de dar respuesta en su administración a las expectativas de unos votantes que ansían un Gobierno de cambio, que incluya y atienda a las poblaciones más olvidadas como las comunidades indígenas.

Seguidores del Presidente electo Bernardo Arévalo se concentran ante el Congreso, donde una línea de policías hace guardia, y protestan por el retraso en el inicio de la sesión de los nuevos legisladores previa a la investidura de Arévalo, a las afueras del Congreso, en Ciudad de Guatemala, el domingo 14 de enero de 2024. Foto: Santiago Billy, AP

Arévalo ya ha anunciado su Gabinete de Gobierno en el que apeló a la paridad y nombró siete hombres y siete mujeres como equipo de Gobierno, una de ellas, una mujer indígena.

La población indígena ha sido clave para que Arévalo pueda llegue a la investidura. Fueron ellos los que que se organizaron, manifestaron y bloquearon carreteras en demanda de que la Fiscalía detuviera su arremetida y respetara el voto que le dio la Presidencia. Pero también han criticado que el nuevo Presidente no haya incluido en su Gabinete a más indígenas, que representan la mayoría de la población del país.

“El nuevo Gobierno enfrentará muchos retos. Uno es satisfacer las necesidades del pueblo, después de años de desgobierno corrupto, inepto, e indiferente”, dice el embajador de Estados Unidos, en retiro, Stephen McFarland.

“Otro es mapear las amenazas de los golpistas que tratarán de tumbar al Gobierno. Otro muy importante es establecer una relación basada en el respecto y la justicia con los pueblos ancestrales. El gobierno encontrará mucho apoyo en la comunidad internacional paras estos y otros objetivos”, resaltó McFarland.

La policía custodia el entorno del Congreso, mientras se retrasa el inicio de la sesión de los nuevos legisladores previa a la investidura de Arévalo, a las afueras del Congreso, en Ciudad de Guatemala, el domingo 14 de enero de 2024. Foto: Santiago Billy, AP

“El gran reto del Gobierno será moverse entre dos grandes montañas que están en su contra: primero el sistema cooptado y cómo lidiar con las expectativas de millones de personas que buscan un cambio inmediato”, dijo Gustavo Marroquín, catedrático de la Universidad Landívar.

“Mucha gente está tan harta, tan cansada, tan desesperada y está demandando cambios rápidos y las democracias funcionan de una forma lenta; un escenario muy factible es que cuando el nuevo Gobierno no pueda maniobrar de alguna manera, porque el Estado está cooptado (y destruido), mucha gente se pueda desilusionar y perder la fe rápido”, dijo Marroquín.

Pero Arévalo ha dicho que vendrá la primavera, evocando a los gobiernos de los expresidentes Juan José Arévalo, su padre, y Jacobo Árbenz (1945-1954), conocidos como los gobiernos de la revolución o de la primavera, dado que lideraron proyectos para la inclusión de los pueblos indígenas, acceso a la tierra para campesinos y la creación del Instituto de Seguridad Social.

Y ya en campaña prometió luchar contra la corrupción y la impunidad, precisamente el compromiso que le granjeó los enemigos que se sumaron a los intentos de la Fiscalía por bloquear su llegada al poder.

La policía intenta contener a seguidores del Presidente electo de Guatemala Bernardo Arévalo que protestan a las afueras del Congreso por el retraso en el inicio de la sesión de los nuevos legisladores previa a la investidura de Arévalo en Ciudad de Guatemala, el domingo 14 de enero de 2024. Foto: Santiago Billy, AP

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