Sacha Baron Cohen, el comediante que ama las bromas pesadas y que pone de cabeza al mundo del espectáculo

14/11/2013 - 12:30 am
Junto a Helena Bonham Carter en Los Miserables. Foto: Especial
Junto a Helena Bonham Carter en Los Miserables. Foto: Especial

Ciudad de México, 14 noviembre (SinEmbargo).- Nacido en Londres hace 42 años, delgado como un junco y con más de dos metros de altura, el actor y guionista británico Sacha Baron Cohen practica un humor muy alejado del prototipo británico, esa manera sarcástica de ver el mundo con indiferencia e ironía.

Para quien se diera a conocer con Borat, el filme donde puso en vilo la cultura de los musulmanes fanáticos, su materia esencial es la broma pesada, zafia y muchas veces revulsiva que lo ha llevado a protagonizar varios escándalos allí donde la alfombra roja y la afectada cultura del glamour hacen esfuerzos para que todo transcurra por aguas calmas y predecibles.

Por ejemplo, Sacha dio la nota al aparecer en la 84 edición de los premios Oscar en 2012 disfrazado como un dictador, motivo del filme en el que, entre otras linduras, le regalaba rasuradoras a la mujer amada, antes de matarla por su condición de judía.

En El dictador, además, llevó al máximo su crítica feroz a la política mundial al igualar a quien fuera vicepresidente de Estados Unidos en el gobierno de Bush, Dick Cheney, con dictadores como Muamar el Gadafi y Kim Jong-Un.

Baron Cohen había sido en principio vetado por la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood, pues no había revelado a tiempo cuáles eran sus planes en la ceremonia transcurrida  en el teatro Kodak de Los Ángeles.

Lo cierto es que allí estuvo, vestido como el General Aladeen, con un uniforme blanco lleno de condecoraciones y portando una urna funeraria que contenía –dijo- las cenizas del fallecido líder de Corea del Norte, Kim Jong-il y cuyo sueño, según manifestó el comediante, “era ser esparcido en el pecho de Halle Berry”.

En Bruno. Foto: Especial
En Bruno. Foto: Especial

A su lado, dos hermosas guardias femeninas de traje militar y minifalda velaban por su integridad, lo que no evitó que los encargados de la seguridad en la ceremonia de los Oscar le impidieran esparcir las cenizas en la alfombra roja. ¿Qué hizo entonces nuestro Sacha?: tirar los restos de su amigo coreano sobre el impoluto traje del presentador Ryan Seacrest, al grito de Muera Occidente. Desopilante.

Genio y figura, judío practicante, pocas veces da entrevistas periodísticas y es licenciado en historia por la Universidad de Cambridge.

En 2006 llegó al Festival de Toronto vestido como Borat.

En 2009 apareció en los premios MTV disfrazado de Bruno, el nombre del filme donde puso patas para arriba al mundo de la moda y protagonizó aquel episodio inolvidable al caer con sus partes pudendas sobre la cara de Eminem, quien abandonó la gala visiblemente molesto.

Aunque luego se supo que fue una broma pactada entre el rapero estadounidense y el comediante británico, Sacha Baron Cohen siempre está en el filo: sus bromas son tan pesadas que dejan el sabor agridulce de algo que de ser totalmente real sería francamente insoportable.

Uno de esos casos de confusión, esta vez involuntaria, se dio durante una competencia de tiro en Kuwait cuando los organizadores pusieron el himno de Borat en lugar del oficial al presentarse la delegación de Kazajistán.

“Soy el actor más demandado de la historia”, dijo en una oportunidad, un hecho que confirmó en una entrevista su esposa, la actriz inglesa Isla Fisher, con la que tiene dos hijas y comparte una vida nada normal.

“¿En serio nos han vuelto a poner una demanda? ¿Alguien nos ha amenazado de muerte hoy?”, son las preguntas frecuentes de Isla a Sacha, al que el grupo terrorista Brigadas de Mártires de Al-Aqsa se la tiene jurada por haber puesto en ridículo a su líder en el filme Brüno, contó la revista Fotogramas.

Su particular sentido del humor le costó el rol de Freddie Mercury en el filme producido por los integrantes de Queen, quienes de todos modos negaron el hecho y argumentaron que la salida de de Sacha del proyecto fue porque “iba a distraer mucho” debido a su cada vez más ascendente celebridad.

"Soy el actor más demandado", dice. Foto: Especial
“Soy el actor más demandado”, dice. Foto: Especial

Trabajó a las órdenes de Martin Scorsese en La invención de Bruno y casi fue lo mejor de Los miserables junto a la también desopilante Helena Bonham Carter. Entre sus proyectos están una película de espías donde parodiará a James Bond y otra donde encarnará a Saddam Hussein.

Mientras tanto, ha producido lo que de ninguna manera puede considerarse su última broma, aunque dejó alelado a medio planeta. Fue durante la ceremonia de entrega de los premios Bafta en Inglaterra, cuando el inefable Sacha Baron Cohen arrojó del escenario a una anciana de 87 años.

Salma Hayek anunció a Baron Cohen como ganador del premio que lleva el nombre de Charles Chaplin y contó que Grace Cullington, una actriz anciana, había participado supuestamente de la película Luces de una ciudad.

La mujer, que estaba en silla de ruedas, portaba un bastón que, según dijo, le perteneció a Chaplin y se lo entregó a Baron Cohen. El actor empezó a imitar la forma peculiar de caminar de Charlot, el personaje de Chaplin y al hacerlo empujó a la anciana del escenario.

La broma se convirtió en viral. Sacha lo hizo de nuevo.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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