La Presidencia de la República invirtió en encuestas más de 60 millones de pesos, de 2014 a 2015, para tomar decisiones en políticas públicas, según el Portal de Obligaciones y Transparencia. Pero esos millones no han alcanzado para que la gestión del Presidente sea aprobada por los gobernados. Los últimos resultados del periódico Reforma indicaron que la aceptación al Gobierno se ha desvanecido hasta llegar al 30 por ciento, el nivel más bajo que haya tenido un Primer Mandatario mexicano. Y entonces, ¿qué le dicen al Jefe del Ejecutivo las encuestas ordenadas desde Los Pinos? Los mexicanos no podrán saberlo hasta 2018, cuando concluya el sexenio. La Presidencia consiguió reservar hasta entonces los contenidos de esos ejercicios.

Ciudad de México, 25 de abril (SinEmbargo).– La tarde del 2 de julio de 2012, Enrique Peña Nieto, un hombre de 46 años de edad, rompía el guión del fracaso. Su partido, el Revolucionario Institucional (PRI), regresaba al poder presidencial en el que estuvo 71 años sin interrupción hasta que en 2000, lo desbancó Acción Nacional (PAN). La experiencia de la derrota se cubría de tierra y olvido. Peña Nieto estaba en la explanada del tricolor bajo lluvia de confeti.  Había ganado las elecciones. Saludaba con los brazos alzados y las manos puestas en triángulo.

A esa verbena no asistieron los grandes sectores del partido. En otras palabras, no había campesinos ni obreros. Pero estaban ahí sus fanáticos. Esta vez, la convocatoria no era para aplaudir a José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari o Ernesto Zedillo Ponce de León. En el ser de Enrique Peña Nieto se inauguraba otra era en el poder presidencial: la de la telegenia, la del “producto milagro”, la de los admiradores que hicieron dispararse a las cinco grandes encuestas de salida con un rango mayor a los 10 puntos de ventaja frente a Andrés Manuel López Obrador, el contendiente de las Izquierdas Unidas.

Consulta Mitofsky, encuestadora de cabecera de Televisa y contratada por la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y Televisión (CIRT), le otorgaba una ventaja de 11.5 puntos; Ulises Beltrán y Asociados BGC de seis puntos; Milenio-GEA-ISA, de 11 puntos; TV Azteca, de 8.2 puntos; El Universal, de 11 puntos y Demotecnia-Uno TV, de siete puntos.

Ha transcurrido poco más de tres años de Gobierno y la espuma de los números ha desaparecido. La aprobación de la gestión del Mandatario que escribe los nuevos tiempos del PRI en Los Pinos llegó al sótano con el 30 por ciento, un nivel que jamás registró un Presidente mexicano. ¿Qué ha ocurrido? Por lo menos en Los Pinos, las encuestas relacionadas con la forma de gobernar se siguen mandando a hacer. Según el Portal de Obligaciones y Transparencia (POT), de 2014 a 2015, se pagaron ocho contratos a diferentes empresas para levantamiento de opinión que influiría en la toma de decisiones de políticas públicas, lo que significó una erogación de casi 65 millones de pesos.

Los resultados de estos ejercicios no podrán conocerse pues la Presidencia de la República los mantiene reservados hasta 2018, año en que concluirá el Gobierno de Enrique Peña Nieto y llegará a Los Pinos su sucesor.

En 2013, el INAI (en ese tiempo era IFAI) debatió sobre las encuestas presidenciales debido a dos recursos de revisión derivados de un par de solicitudes de información. En una, un ciudadano le pidió a la Presidencia los documentos generados por la empresa Sr. & Friends S. A. de C. V., relativos a un análisis coyuntural, análisis retrospectivo y/o prospectivo, mapa de actores políticos y análisis de Twitter. En la otra, el peticionario quiso las bases de datos de las encuestas realizadas en 2013 y 2014 cuyos números de contrato están publicados en el POT. La Presidencia recurrió al IFAI para reservar la información. Y el instituto le dio la razón.

Ahora, a cualquier petición de datos sobre las encuestas ordenadas desde Los Pinos, la respuesta ante el INAI es que se trata de información prioritaria, fundamental, vigente y de uso continuo para la toma de decisiones constante de los servidores públicos para el diseño de las políticas públicas promovido por la Oficina de la Presidencia. Así, con esa clasificación, están los siguientes paquetes: Cuanti14-3, que son las encuestas y sus resultados realizadas del 22 de agosto al 31 de diciembre de 2014; Cuali14, que es la información generada por los estudios cualitativos efectuados del 1 de enero al 31 de diciembre de 2014; Cuanti15, que son las encuestas y sus resultados del 1 al 22 de enero de 2015 y Cuali15, que es la información generada por los estudios cualitativos del 1 al 22 de enero de 2015.

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Si se sigue su discurso, el Presidente Enrique Peña Nieto no ha mostrado preocupación por su aprobación. A este tema sólo se ha referido una vez, el 27 de marzo de 2015, en Tlaxcala. “Yo estoy entregado a servir y cumplir los objetivos que trazamos para México. Realmente no hemos hecho un esfuerzo para trabajar para la popularidad sino por realmente asegurar que México tenga calidad de vida en su población, haya condiciones de mayor bienestar, podamos abatir los niveles que por muchos años hemos tenido en rezago: pobreza y desigualdad, y lograr que México pueda crecer económicamente”.

Pero los más de 60 mdp invertidos en encuestas dan cuenta que por lo menos hay interés en tomar el pulso del país en ciertos temas de Gobierno. Se trata de un gasto equivalente a la recompensa que por Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” Guzmán ofreció la Procuraduría General de la República después de su segunda fuga de un penal de máxima seguridad, el de El Altiplano.

Los números reprobatorios de la administración de Peña Nieto empezaron desde febrero de 2014. La empresa Consulta-Mitofsky informó en esa fecha que por tercera vez desde la medición del inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto se registraba una disminución en la evaluación demoscópica del Ejecutivo federal: 48 por ciento estaba de acuerdo y 51 por ciento en desacuerdo. Esta casa encuestadora no estaba sola con esos datos. GEA-ISA colocó al Presidente con un nivel de aprobación de 37 por ciento contra una desaprobación de 52 por ciento en marzo de ese año. Los analistas consideraban que esta caída se debía al mediocre comportamiento de la economía y la violencia esparcida en todo el país, ya fuera en la ira del crimen organizado o la displicencia o colusión de las policías.

Luego, 43 estudiantes de la Normal Superior Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecieron de la faz de México. Además, el equipo de Aristegui Noticias reveló una multimillonaria mansión en la colonia de Las Lomas como supuesta propiedad de la familia presidencial.

¿QUÉ PREGUNTA UN PRESIDENTE?

El ex Presidente Felipe Calderón pagó en sus primeros dos años de gobierno 141.6 mdp en encuestas, poco más de la mitad de la cantidad que reporta el gobierno peñista en sólo un año.

Hoy es posible conocer lo que preguntó Calderón Hinojosa a través de las respuestas de la Presidencia en el INAI: el 1 de diciembre de 2006 mandó encuestar sobre: Para usted, ¿quién es ahora el Presidente legítimo de México? Las respuestas le susurraron: “Calderón con 93.1 por ciento y Andrés Manuel López Obrador con 4.8 por ciento”. Sobre todo, el ex mandatario ordenó hacer encuestas sobre la aceptación de Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto como oponentes rumbo a la Presidencia. De paso, pidió estudios de opinión sobre el nivel de aprobación de su esposa Margarita Zavala, el impacto respecto de la muerte de quien fuera Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño y hasta las creencias sobre la presunta culpabilidad del cantante Kalimba, acusado de violación en 2008. Así, en su sexenio se gastaron 275.7 mdp, sólo en encuestas.

¿Qué pregunta Peña Nieto? Por ahora, sus inquietudes son datos cerrados.

Consulta de datos: Expediente RDA/ 4429/13 del INAI; acta CI/PR/12SE/2013 de la Segunda Sesión Extraordinaria del 2013 del Comité de Información de la Presidencia y solitud de información con folio 0210000008315 en el  INAI