ENTREVISTA | Emma Coronel: agentes de EU estuvieron en el arresto de “El Chapo” en 2014

29/02/2016 - 9:38 pm

Periodistas de Univisión Investiga estuvieron con Emma Coronel en estos días, cuando ella ha decidido dar entrevistas, salir del anonimato. Hablaron con ella de todo, a profundidad. La ex reina de la belleza y esposa de Joaquín Archivaldo “El Chapo” Guzmán Loera no evadió temas espinosos. Algunos claramente la incomodaron, pero tuvo respuestas que ofrecer.

En acuerdo con Univisión, SinEmbargo le da a conocer estas cinco entregas. Arriba puede verse la PRIMERA PARTE. Luego, abajo, las restantes CUATRO.

Tres horas con la esposa gringa de “El Chapo” Guzmán

Por Gerardo Reyes @GerardoReyesC

Univision Investiga @UInvestiga

Ciudad de México, 29 de febrero (Univisión).– Llegó puntual y sin escoltas a la vista. Manejaba ella misma su automóvil sin blindaje aunque era difícil saber si algunos de los hombres que habíamos visto merodeando el hotel eran de su seguridad.

Fue una aparición inusual para ser la esposa del narcotraficante más poderoso del mundo, Joaquín “El Chapo” Guzmán. Caminó por los senderos de piedra de los jardines soleados del hotel como una modelo de pasarela siempre atenta a las cámaras de Univision para ofrecer el mejor ángulo mientras jugaba con su pelo largo.

Su marido está tras las rejas a 700 millas de Culiacán, la capital del cartel de Sinaloa, donde acordamos la entrevista con ella.

Guzmán, de 58 años, afronta un pedido de extradición de Estados Unidos por cargos de narcotráfico y homicidio. Está preso en una prisión de alta seguridad de la que escapó el año pasado a través de un túnel. En 2001 también se fugó de otra disfrazado de mujer.

Emma Coronel Aispuro, su tercera esposa, es una mujer de sonrisa fácil y de respuestas rápidas. Nacida en San Francisco, California, está orgullosa de tener licencia de manejar de Estados Unidos, un país que admira y respeta, nos dijo.

Vestía jeans y chaqueta de lino grueso, una camisa blanca descotada y sandalias altas. Su cuerpo parece bien atendido por cirujanos plásticos que quizás no reconocerían hoy su rostro feliz de campesina de la sierra cuando fue coronada como reina del Café y la Guayaba en el pequeño pueblo de Canelas, Durango, en 2007. Tenía entonces 17 años.

En esa época conoció a Guzmán. Entonces él ya era el narcotraficante más buscado del mundo. La cronista Patricia Dávila de la revista Proceso de México escribió que Guzmán llegó acompañado de 200 escoltas que iban en cuatrimotos. Había aterrizado en una de seis avionetas que descendieron en fila sobre una pista rural, con un fusil AK-47 cruzado en el pecho. Se habían conocido meses antes en el humilde rancho de los Coronel en el pueblo de 87 habitantes de Angostura, donde se celebraba un baile. Emma niega la versión de la espectacular aparición de su pretendiente. Solo admite que ella bailó dos o tres piezas con él cuando se conocieron. Guzmán le llevaba 32 años en edad y Emma algunos centímetros de altura. A los pocos meses se casaron.

Mientras preparaban las cámaras para la entrevista en un salón del hotel, pasamos de un tema a otro. Hablamos de La Tuna, el caserío donde la madre de Guzmán le está pidiendo al gobierno que le devuelva unas vacas que le confiscó como parte de la ofensiva contra su hijo; nos contó que estudió inglés durante un año en Estados Unidos y nos sorprendió al decirnos que había estudiado tres años de comunicación social en Culiacán. Más tarde diría frente a las cámaras que lo que más le gusta del periodismo es investigar “casos inconclusos’’.

Al comienzo de la charla de deshielo nos referimos a Guzmán por su apellido. Después de tantos años de cubrir la vida del capo, es extraño no decirle “Chapo”. Ella lo citó por su nombre “Joaquín” o “mi esposo”, aunque lo registró en la oficina de patentes de México con el apodo “El Chapo”.

En un momento interrumpió la conversación para pedirme que le permitiera leer las preguntas antes de la entrevista. No acepté. Le expliqué nuestra política. Ella sonrió comprensiva.

Emma está en plan de denunciante. Sin haber consultado con su esposo, según aseguró, rompió su silencio para que el mundo se entere de que Guzmán podría morir en el penal del Altiplano. Según ella las autoridades de la prisión lo están diezmando poco a poco con la peor tortura que existe: no dejarlo dormir. Los guardias lo levantan cada dos horas para tomarle lista y cuando logra reposar lo despiertan con sus conversaciones o haciendo ruido, afirmó. Un perro lo sigue a todos lados.

La denuncia de los supuestos abusos del sueño de Guzmán le ha caído mal a algunos televidentes que nos enviaron correos y tuiteres recordando a las madres que no duermen desde que El Chapo les mató a sus hijos.

El gobierno mexicano niega los reclamos. Dice que se le está dando tratamiento de reo peligroso y que Emma está mintiendo.

Ante la situación de Guzmán, esperábamos una diatriba de Emma contra el gobierno mexicano. Pero nunca perdió la compostura: eludió la pregunta de si el gobierno lo quiere matar porque no le conviene vivo. Ella solo pide que se cumplan los reglamentos del penal. Se limita a decir que es una venganza.

No sabe si su esposo tiene amigos en la política o en las oficinas antinarcóticos de Estados Unidos o México. Tampoco parece guardarle rencor a la justicia norteamericana. Su mensaje es que los gobiernos están haciendo su trabajo y que su esposo no es narcotraficante hasta que sea condenado.

Admira a Estados Unidos porque todo es “ordenado” y “tranquilo”. Es una de las razones que la motivaron para dar a luz en Lancaster, California, a las mellizas que tuvo con Guzmán hace cuatro años. Dice que le encanta ir de compras a California y visitar a los familiares “documentados”, aclara, que viven en ese estado. Cuando nació, su mamá estaba de vacaciones en San Francisco. Con su pasaporte americano cruza cada año la frontera por tierra o en avión y nunca ningún funcionario de inmigración le ha preguntado por Guzmán.

Inevitable tocar el tema de la supuesta amenaza que Guzmán habría hecho al candidato republicano Donald Trump. Sonriente nos respondió: “El [Trump] se da demasiada importancia, [Guzmán] sería incapaz de amenazar a alguien, así fuera él”.

Emma aseguró que el equipo fílmico de Sean Penn y la actriz mexicana Kate del Castillo no recibieron dinero de Guzmán para hacer una película sobre su vida. El sólo estaba interesado en contar su historia. Es más, agregó, para ella sería un orgullo que del Castillo hiciera su papel de esposa. No le tiene celos porque todavía no cree en la autenticidad de los cariñosos mensajes electrónicos que filtró el gobierno mexicano entre del Castillo y Guzmán antes y después de que el grupo de Hollywood se reuniera con el narcotraficante en la sierra.

Nos confirmó algo que el abogado de Guzmán nos había asegurado en otra entrevista: que cuando Guzmán fue detenido en Mazatlán en febrero de 2014, estando con ella, entre los funcionarios que participaron en la operación había agentes estadounidenses.

“Yo no los vi porque rápido me vendaron los ojos, escuchaba que hablaban inglés”, dijo.

Según el abogado de Guzmán José Refugio Rodríguez, su cliente le contó que los agentes americanos estaban sorprendidos de que el detenido no tuviera mucho dinero consigo y repetidamente le insistían dónde estaba el resto.

Emma fue muy cuidadosa para responder. Parecía haber ensayado las respuestas con sus abogados. Esta es la versión de quién es su esposo: un agricultor que no tiene mucho dinero, un gran padre que admira la honestidad, mujeriego, eso sí, pero respetuoso, nada violento y romántico aunque no parece muy contenta cuando recuerda que jamás le ha dado una serenata.

El narcotraficante multimillonario, agresivo con las mujeres que ha inundado el mundo de cocaína, heroína y anfetaminas, nunca ha ido a su casa en Culiacán.

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