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Diego Petersen Farah

29/09/2023 - 12:03 am

¿Hay lugar para la izquierda en Morena?

“Frente a la lógica de la rentabilidad electoral Morena ha preferido dejar de lado la plataforma ideológica. Nada distinto a otros partidos, dirán los pragmáticos”.

Al único Marx que han estudiado es a Groucho, quien dijo con absoluta convicción: “soy un hombre de principios muy firmes, pero si no les gustan, tengo otros”. Foto: Saúl López, Cuartoscuro.

La pregunta no es retórica: ¿Hay un lugar para la izquierda en Morena? O si se prefiere, ¿Es realmente Morena un partido de izquierda? En el discurso sí lo son, se asumen de izquierda, presumen ser parte de los gobierno de izquierda en América Latina, y el presidente todos los días escupe contra los que él llama conservadores, que no es otra cosa que todo aquel que lo critique, incluso los pensadores de izquierda.

La categoría conservadores vs no conservadores no es suficiente para definir a Morena como un partido de izquierda. Las políticas públicas tampoco, pues si bien la política social podríamos considerarla como de izquierda, ni la política económica, ni la política de seguridad en manos de las Fuerzas Armadas, ni el desmantelamiento del Estado pueden considerarse políticas públicas progresistas. Pero aún si aceptamos que el gobierno de López Obrador es de izquierda sui generis, si atendemos a los candidatos y los personajes que están creciendo en Morena la duda es más pertinente aún.

Claudia Sheinbaum es sin duda una mujer de izquierda, que surgió de los movimientos estudiantiles  y que se ha mantenido en el pensamiento de izquierda. Su gobierno, a la sombra de López Obrador, mantuvo algunas políticas públicas diferenciadas. Lo mismo podemos decir de alguien como Gerardo Fernández Noroña, que le caerá bien a unos y mal a otros, pero siempre ha estado en la izquierda. Marcelo Ebrard, por el contrario siempre se dijo de centro, centro progresista -cualquier cosa que eso signifique-  pero jamás se asumió en la izquierda. Ni que decir de Adán Augusto López o de Ricardo Monreal, o gobernadores como Alfonso Durazo o Cuauhtémoc Blanco, por citar solo a algunos.

Si vamos a las candidaturas de los estados la cosa es aún más indefinida. ¿Qué tiene de izquierda lo precandidatos en Jalisco Carlos Lomelí, un empresario farmacéutico o José María Martínez, un político que aún en el PAN era considerado de extrema derecha? ¿En qué momento Omar García Harfuch, José Carlos Ramírez Marín o Ricardo Sheffield, un ex alcalde panista de León,  se convirtieron a la izquierda?

Sabemos bien que la única ideología de los políticos es el acceso al poder, que en esa batalla son capaces de decir cualquier cosa, asumirse cualquier cosa y vender a su madre si es menester. Al único Marx que han estudiado es a Groucho, quien dijo con absoluta convicción: “soy un hombre de principios muy firmes, pero si no les gustan, tengo otros”. Frente a la lógica de la rentabilidad electoral Morena ha preferido dejar de lado la plataforma ideológica. Nada distinto a otros partidos, dirán los pragmáticos; nada de no somos iguales.

Si Morena ha decidido relegar a los cuadros de izquierda y el PRD ya no existe más que en el membrete del Frente,  ¿quién va a representar, discutir, proponer la agenda de una izquierda que no solo existe en la sociedad mexicana sino que es fundamental para la agenda de ampliación de libertades en esté país? La pregunta no es retórica.

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