Participemos, somos mayoría

30/05/2015 - 12:02 am

Eufrosina Cruz Mendoza, indígena zapoteca, nació en Santa María Quiegolani, cabecera del municipio oaxaqueño del mismo nombre. Es una comunidad que se pierde en la sierra sur del estado. Hace ocho años ella ganó las elecciones para Presidenta Municipal, puesto al que se postuló contraviniendo las disposiciones de “usos y costumbres” vigentes en estas comunidades. La Asamblea Municipal, integrada sólo por hombres, invalidó su triunfo.

Dedicó sus esfuerzos a combatir las normas que impedían el acceso a cargos públicos a las mujeres y finalmente el 13 de noviembre de 2010 llegó a Diputada estatal por la vía plurinominal, postulada por una coalición encabezada por el Partido Acción Nacional. Ocupó el cargo de Presidenta del Congreso de Oaxaca en la LXI Legislatura y desde esta posición impulsó una iniciativa para que las mujeres tengan derecho a ocupar cargos públicos, una meta que alcanzó después.

Eufrosina Cruz salió muy joven de su comunidad para buscar su libertad, “lo más sagrado que tengo” y se fue a la capital del estado, donde años más tarde obtuvo la Licenciatura en Contaduría Pública. Durante un tiempo ejerció su profesión, pero sus inquietudes la llevaron a asumir una posición de inconformidad y evolución social.

Durante su campaña definió como sus objetivos legislativos el tema indígena y la educación, dos que “van de la mano; sin educación esas comunidades no pueden avanzar”. Su lucidez es patente en las muchas entrevistas que se le han hecho, algunas de ellas por ser la primera mujer indígena que alcanza un puesto público. El libro que más le ha dejado huella es “Los Sueños de mi Padre”, de Barak Obama, de quien es admiradora porque a pesar de su color llegó a ser Presidente del país más poderoso del mundo. En un sentido más romántico, como ella lo define, la marcó también la Ilíada de Homero.

Hoy es Diputada Federal de la LXII Legislatura, foro desde donde siguió con su iniciativa de igualdad indígena para cambiar la Constitución y que mujeres y hombres indígenas puedan ocupar cargos públicos por elección o por designación. El mes pasado logró este nuevo triunfo en su empeño.

No puedo imaginar un punto de partida más difícil que el de Eufrosina Cruz Mendoza para provocar un avance en la vida nacional: ser indígena y mujer. Ha luchado contra costumbres, prejuicios y sobre todo discriminación étnica y de género, pero siempre en pie de guerra. Tal como titulo un artículo el diario español El País cuando ella se rebeló ante el desconocimiento de los votos con los que ganara la Presidencia Municipal de Santa María Quiegolani, “La rebelión se llama Eufrosina Cruz”.

Su ejemplo da un duro golpe a la postura tan generalizada, “Pero uno solo qué puede hacer? Nada cambia.” Desde una vida que, comparada con la de ella, resulta privilegiada, pensar de esa manera es comodino y antisocial. Si creemos que nada podemos hacer, se hará verdad. El cambio se hace andando, no hablando. Un camino largo es para comenzar a avanzar ya, y no para pensar en cuántos pasos nos faltan.

La inconformidad es general entre indígenas y mestizos, en pueblitos y grandes urbanizaciones, en mujeres y hombres, en pobres y ricos. No votar o anular el voto no nos dejará como estamos, sino que nos alejará aún más de la evolución. Participemos, somos mayoría.

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