Las revoluciones se producen en los callejones sin salida”. Bertold Brecht (1898-1956),
escritor alemán.
¿PUEDE INTERNET MODIFICAR ESTRUCTURAS POLÍTICAS Y SOCIALES?
La Real Academia define la revolución como “un cambio violento en las estructuras políticas, económicas o sociales de una nación”. Las redes sociales, y el internet en general, han potencializado la frustración de pueblos enteros para derrocar los regímenes que los oprimían por décadas. Lo interesante de estos movimientos, es que no existen muchos líderes “visibles” y que es más bien una masa, “la gente” o “el pueblo”, los que se auto organizan, exigen y logran o no los resultados deseados.
“Esta teoría romántica sobre el poder inconmensurable de las redes sociales, está bien en boca de quienes no saben cómo funciona la Red; pero es irresponsable cuando lo dicen quienes se supone que deberían conocerla, como politólogos, sociólogos y, sobre todo, comunicadores, así que vamos a intentar aclararlo con palabras simples: “Internet es un recurso de comunicación social que por ser de acceso público tiene en su mayor ventaja su principal vulnerabilidad. ¿Que cuál es ésta? Pues que casi cualquiera puede hacer que Internet enmudezca”, dice Guillermo Chao Ebergenyi, periodista egresado de la UNAM, director de Vinculación de Televisión Educativa y profesor de Comunicación de la Universidad Iberoamericana.
Por ejemplo, en el Congreso de Estados Unidos, en febrero de este mismo año, se discutió la Ley de la “Ciber Seguridad”. Se planeaba un botón para apagar la Red en casos excepcionales, con poderes especiales para el Presidente de Estados Unidos, para poder apagar las redes privadas y estatales, en caso de un ataque cibernético capaz de causar “enormes daños o pérdidas de vidas humanas”. Según la misma nota periodística, el analista político Emilio Viano asegura que “es contradictorio apagar las redes, cuando lo que la población necesita en emergencias de estas características, es comunicación, saber lo que está pasando. Siempre hay gente que tiene miedo de la Internet, naturalmente los movimientos sociales sucedidos recientemente, le da la idea a los gobiernos que es algo peligroso, porque la gente puede expresarse libremente, puede organizarse, puede hablar y expresar sus opiniones, aunque sea contra la política oficial de los gobiernos. Apagar la Internet sería como apagar toda la vida, la economía, todo lo que significa el país. Sería una parálisis completa, sería un suicidio colectivo”.
El poder político de las redes sociales, ¿es real?
“La libertad sopla como una tempestad. Se ha llevado de raíz como a una brizna de papiro. En tres semanas de heroica protesta –cuántos muertos, es algo que todavía no se sabe–, el pueblo egipcio ha despedido a su decrépito faraón… Los mártires no han caído en vano. El tirano ha sucumbido. Han triunfado Facebook y la sed de dignidad. Esta victoria es un diamante”, escribió el 13 de febrero de 2011, en el editorial de Libération, su director Laurent Joffrin.
“Estas revoluciones”, dice Pierre Haski en el digital Rue 89, “no se parecen a ninguna otra. Sin líder carismático, sin organización secreta, sin ejército clandestino… más bien grupos de Facebook, tweets, videos en YouTube y mucho idealismo de una juventud que aspira a vivir de otra manera. Las redes sociales no han “hecho” la revolución, han permitido a una generación inventarse un espacio de libertad virtual que se ha empeñado en traspasar al mundo real”.
No hay que menospreciar el enorme impacto geopolítico que han tenido las “últimas revoluciones”, capaces de enviar un mensaje universal “a todas las dictaduras, a todos los países autoritarios, cualquiera que sea su latitud y su cultura, más allá del mundo árabe y del Islam”. La periodista Mercedes Arancibia adjunta, como prueba, un mensaje, leído en Twitter, “por encima de los continentes, las lenguas y las culturas”. Es de un disidente chino, cuyo avatar lleva una cinta amarilla en honor al Premio Nobel de la Paz encarcelado Liu Xiaobo, que reproduce un mensaje de Wael Ghonim, el “héroe” de la juventud egipcia desde que apareciera en televisión denunciando haber permanecido secuestrado, por la policía, durante 12 días: “Los verdaderos héroes son los jóvenes egipcios de la Plaza Tahrir y del resto de Egipto”. El siguiente tweet de Ghonim fue: “Welcome back Egypte”. A un periodista de CNN que preguntó a Ghonim “Tunez, Egipto, ¿y después?”, el joven le respondió con una broma: “Pregunte a Facebook”.
Otros no piensan lo mismo y creen que nos son las redes las detonantes de estos movimientos sociales y políticos: “Muchos usuarios de las redes sociales han asumido que gracias al uso de las mismas las revoluciones del siglo XXI están haciendo su aparición en el mundo después de cien años de inactividad política y social. La creciente utilización de las redes no significa que sean –por sí mismas– detonantes de revoluciones. “Las redes sociales fueron diseñadas como vínculos comunicantes y no como sitios para la alteración del statu quo, ya que no son áreas para planificar o ejecutar cambios estructurales a nivel socioeconómico o político”, asegura Baltasar Hernández Gómez, politólogo en su blog (VER LINK)
Fuera de la parafernalia comunicacional exhibida por las grandes cadenas de noticias, los sucesos ocurridos en países de África y Medio Oriente no tuvieron origen en conglomerados politizados que, motu propio, decidieron llevar reivindicaciones de la casa, centros de trabajo, sindicatos, partidos, asociaciones civiles o en la horizontalidad de sus círculos de convivencia (instituciones educativas, reuniones sociales, calles, colonias o ciudades) al plano general, a través de programas de transformación radical. “Las redes de la Red, eso sí, tienen la función de hacer ganar dinero a compañías de bienes y servicios, pero definitivamente no son canales para la destitución de gobiernos”, dice Hernández Gómez.
“Si nos sujetamos a modelos conceptuales probados, las revoluciones surgen como enlazamiento de aspectos subversivos que tienen como propósito la destrucción de sistemas considerados injustos, a fin de imponer nuevos paradigmas. Los movimientos que vemos contienen características que no alcanzan a rebasar la consideración de tumultos, rebeliones, alzamientos o revueltas, que si bien incitan a cuestionar el establishment, están circunscritos a espectros reducidos del quehacer político y reclamaciones de distintos grupos sociales que, cuando obtienen reformas para satisfacer ciertas demandas, detienen su dinámica”, concluye Baltasar Hernández.
Conectividad: La web bajo el control del poder político y militar
La redes públicas de Internet funcionan con cualquiera de estas tres tecnologías: alámbrica, es decir líneas físicas de fibra óptica que conducen señales por tendidos aéreos o soterrados a destinos fijos, como domicilios y oficinas; inalámbrica, o sea transmisiones aéreas por microonda y retransmisión por ondas de radio a una distancia de hasta 70 kilómetros y, por último, el más sofisticado de todos, que es la Internet por satélite. “En dónde radica su vulnerabilidad, pues en que basta con desconectar el cable de fibra óptica o apagar la antena emisora de microonda para que los abonados a Internet se queden incomunicados, pues sin conectividad no hay Internet”, indica Chao Ebergenyi. Y este control sobre las redes, lo tienen los gobiernos o en su defecto, los militares. En el caso de Egipto, los militares no “apagaron” la Internet, porqué les interesaba derrocar al dictador en turno, para ellos poder asumir el control del país, bajo una junta militar.
DE BOCA EN BOCA, DE CELULAR A CELULAR, DE TUIT A TUIT:
“Lo vimos en Túnez y en Egipto, donde el dictador cayó; en Libia, donde acaba de finalizar el conflicto; en Argelia, Baréin, Jordania, Irak, Yemen y aun Arabia Saudita, donde crecen las protestas, no ha habido un jefe carismático con su
grupo ‘de vanguardia’ que conduzca y represente el movimiento”, asegura Hernando Gómez Buendía, del blog cultural colombiano el MalPensante.
La teoría de Gómez Buendía es muy coherente con los sucesos que hemos presenciado, dice que “es la revolución que estamos presenciando. Y aquí el crédito sin duda pertenece al celular, a Twitter, a Facebook y a Google. Los medios tradicionales –el periódico, la radio, la TV– son para que alguien (el jefe) se comunique con muchos; los nuevos medios funcionan en red, son para que iguales hablen con iguales y el mensaje se propague de la misma manera que los virus: por contagio. Los viejos medios son verticales y unidireccionales, los nuevos son horizontales y reticulares; los unos necesitan jerarquía, los otros andan por camaradería. Internet no necesita jefes, y sin embargo permite coordinar las actuaciones de miles o millones de personas. Es un producto avanzado de la modernidad –algunos dicen que de la postmodernidad– que, sin embargo, nos devuelve al tiempo premoderno o campesino, cuando las noticias y las consignas pasaban de boca en boca”.
Los gobiernos no quieren la comunicación por Internet
LIBIA: Libia es un claro ejemplo del rechazo del gobierno a la Internet. En ese país con potencial económico debido a su riqueza en petróleo y que, por tanto, mantenía una buena infraestructura en telecomunicaciones, se catapultó la comunicación de los rebeldes y la ayuda de las fuerzas externas para derrocar a Muamar el Gaddaffi, después de 42 años de dictadura. Posteriormente, el objetivo de la OTAN fue destruir esa misma infraestructura de telecomunicaciones y estaciones de radio y televisión, que en varias ciudades libias fueron objeto de bombardeos por parte de aviones de guerra, violando el objetivo de la OTAN de atacar sólo blancos militares, en consonancia con el mandato de la alianza de la ONU para imponer una zona de exclusión aérea y proteger a los civiles libios.
CHINA: En otros casos, países como la República Popular de China, se ha convertido en el país con mayor número de internautas, alcanzando la cifra de 485 millones de personas con acceso a la Red. Según fuentes de la agencia de noticias AFP, el gobierno ha solicitado a sus 2.3 millones de soldados de su ejército, que no socialicen en redes sociales como Twitter o Facebook, y que tampoco utilicen la Internet para buscar pareja, bloguear o hacer amigos, esto “por seguridad, para no filtrar ubicación de las bases militares o del desempeño- funcionamiento de las mismas” (VER LINK)
Según el periódico oficial China Daily, a esto se suma que han decidido llevar a las mesas de análisis del gobierno, una posible reglamentación normativa que consta en que todos los blogueros ya no utilicen Nicknames o sobre nombres, sino que empiecen a usar los nombres legales, esto con el fin de monitorear mejor a la población cibernauta.
“El gran dragón cuenta con mas de 195 millones de blogueros, quienes escriben acerca de temas como política, sociedad, economía, entre otras cosas. Con todo esto China se convierte en la nación número uno en usuarios de Internet; sin embargo, también se ha convertido en el país que más ha censurado a los usuarios, bloqueando las redes sociales, por el motivo de que estás se han convertido en el medio por excelencia para transmitir, comunicarse y organizar movimientos de protestas en contra de las crisis políticas y sociales. No resulta nada raro entonces que Youtube, Twitter y Facebook sean censuradas en algunos países como Emiratos Árabes Unidos, Irán, Libia, Túnez, Malasia, Pakistán, Uzbekistán, entre otros países, en donde las sociedades padecen gobiernos radicales, extremistas, autoritarios, mercenarios y dictatoriales”, expone Carlos Emilio Ibarra en su blog de Homozapping.com.mx.
Lo que hace el gobierno chino es censurar bloqueando la Internet a quien es un peligro para su régimen autoritario. También para que los usuarios no se distribuyan información que pueda llegar masivamente a millones de usuarios, para posteriormente organizarse como ha sucedido en otros países, sobre todo del Medio Oriente. También bloquean las fuentes de información del exterior, que por lo general es información muy critica respecto al gobierno chino. Ibarra le denomina a este fenómeno “la nueva muralla china cibernética”.
“Algo que resalta de entre todos estos países es que el único que ha bloqueado y censurado los tres servicios es China. Cabe señalar que hasta hace poco, aparte de estas tres redes sociales, el gobierno de este país también tenía bloqueado el famoso buscador Google”, dice Ibarra.
Gobiernos que han caída con ayuda de las redes sociales
EGIPTO: En Egipto hay 80 millones de ciudadanos, de los cuales sólo 24%, o unos 19 millones, tienen acceso a Internet, principalmente a través de Ciber cafés. Un acceso directo lo tienen sólo un millón de ciudadanos. Pero unos 26 millones disponen de teléfonos móviles y precisamente así recibieron las convocatorias para salir a las calles y levantarse contra el gobierno. Es curioso que la caída de Hosni Mubarak se haya dado en un contexto de un país con más de 40% de ciudadanos analfabetos. Aun así fue un movimiento masivo y organizado, pero por factores distintos a la redes sociales, que sí, fueron un precursor para que los liderazgos comenzaran a organizarse. Ahora Twitter, Facebook, Hotmail, Google, YouTube, el buscador chino Baidu y los servidores proxy están bloqueados en Egipto, pues fue a través de ellos, así como por SMS, que se difundieron mensajes y se organizaron los mítines y manifestaciones de protesta contra el régimen. Ahora, las autoridades militares de Egipto detectaron la fuente que amenazaba al gobierno, y mientras la policía se dedicó a reprimir los manifestantes en las calles, las estructuras electrónicas gubernamentales bloquearon todo lo que tuviera nexos con la revolución por Internet. Las redes sociales fueron declaradas enemigo número uno del gobierno egipcio, porque fueron reconocidas como los promotores principales de revueltas.
TÚNEZ: En Túnez las autoridades entendieron demasiado tarde que el mundo está entrando en una nueva etapa de la historia contemporánea, caracterizada por organización de revoluciones a través de nuevos medios de comunicaciones poderosos, mediante los sitios web y las redes sociales, como resultado el ex presidente tunecino Zine al Abidine Ben Ali está refugiado en Arabia Saudita.
ARABIA SAUDITA: Arabia Saudita es el líder en este campo, bloquea todos los sitios web sospechosos desde los puntos de vista de moral o política, tanto de pornografía como de oposición política. Posee uno de los sistemas más perfectos de selección de información dispuesta en Internet, sus autoridades pueden permitírselo.
SIRIA: El gobierno sirio bloquea todos los sitios de oposición y todos los sitios informativos israelitas, su principal fuente de información enemiga.
Los Occupy y las redes sociales
El internacionalista de la Universidad Iberoamericana, Mauricio Meschoulam (@maurimm), escribió recientemente en su blog de El Universal: “Unidos reinventaremos el mundo, se podía leer en la página de United for #globalchange. 951 ciudades, 82 países. Ahora no era Tahrir, Madrid o Wall Street, sino el planeta entero. Desde Asia hasta América. De Hong Kong a Roma. En Nueva York unas mantas critican a Obama. Otras pancartas le apoyan”.
Y analiza que uno de los factores esenciales para que dicho movimiento funcione es la conectividad. “En países como Egipto vimos a millones de jóvenes salir a las calles. En otros lugares, en cambio, los movimientos no alcanzan a tener el mismo impacto y terminan por agotarse”.
Que la conectividad es “la frustración, la insatisfacción, la desigualdad percibida, la angustia, el coraje, el entusiasmo, la necesidad, el futuro negado, todo se transmite y se reproduce hoy en solo unos instantes, en 140 caracteres o menos. Se organizan grupos, se invita a manifestaciones, se mandan mensajes a través de fronteras y continentes. Todo de manera inmediata, veloz como nunca antes lo habíamos visto. No se trata del factor que determinará la eficacia de los movimientos, sino de uno de los elementos con capacidad de potencializar y catalizar su velocidad de retransmisión y expansión hacia otras esferas”, considera Meschoulam.
Y en México, ¿es posible una revolución desde Internet?
RT @H_Robles: a Bashar el Asad de Siria lo quieren deponer y lleva 3 mil muertos / aquí FECAL lleva más de 50 mil y nadie hace nada. No están #indignados (21 de Octubre de 2011).
#ReformaPolíticaYa, #GuerraTwittera, #JusticiaABC, #StopACTA y otros movimientos en México, a través de las redes sociales y los blogs, han sido de protesta, pero no han llegado a pedir el uso de las armas para combatir o derrocar el régimen político actual. Parece un NO a la revolución por vía violenta.
Sí, han movilizado, han actuado y han conseguido objetivos políticos y sociales, pero no al grado de querer combatir, sino para dialogar, discutir e informar, como es el caso del hashtag en Twitter #MéxicoRojo, donde tuiteros informan sobre todo que lo sucede en casos y sucesos referentes al crimen organizado. Sin embargo, han existido casos, particularmente en Veracruz, donde el gobierno estatal, encabezado por el priísta Javier Duarte, promovió la detención y el encarcelamiento de dos tuiteros, por supuestamente alterar el orden público, acusándolos de “terrorismo” por difundir información que el gobierno supuso eran rumores que infundían temor y pánico en la población. Esto ha sido motivo de amplias movilizaciones en las mismas redes sociales, que ejercieron presión a Duarte y a su procurador de justicia, para posteriormente desistirse de sus acusaciones, y liberar a los tuiteros que habían sido censurados y hecho presos políticos. “No gano yo, gana la libertad de expresión”, dijo la tuitera María de Jesús Bravo, al abandonar la cárcel el 21 de septiembre de 2011.
Días después, en un caso extremo, el crimen organizado silenció a tuiteros de forma sumamente violenta; por ejemplo, el caso de la tuitera, Elizabeth Macías, de 39 años de edad, que fue asesinada el 24 de septiembre de 2011, siendo decapitada, por denunciar a criminales en las redes sociales, según un mensaje atribuido a un grupo delictivo, informó en su momento la fiscalía general de Tamaulipas. Según la fiscalía, en el mensaje se destacaba que Macías, que firmaba como “La nena de Laredo”, utilizaba las redes sociales para hacer denuncias contra un grupo criminal. El pasado 13 de septiembre, otros dos jóvenes fueron asesinados y colgados en un puente peatonal en esa ciudad de Tamaulipas, presuntamente por utilizar las redes sociales para comentar situaciones de riesgo, en la lucha que sostiene el gobierno de México con el crimen organizado.