Comenzó como una pregunta estética acuñada por el filósofo alemán Robert Vischer a finales del siglo XIX para describir cómo los espectadores proyectaban sentimientos respecto a formas artísticas. Entonces la llamó Einfühlung —“sentir desde dentro”—, y fue el psicólogo estadounidense Edward B. Titchener quien la tradujo como “empathy”.
En la actualidad, la empatía es un concepto central para entender cómo responde el Estado ante el dolor humano. Y esa transformación no es menor. Es una herramienta jurídica para la construcción de confianza y las acciones subsecuentes: denuncia, investigación, justicia.
No es un adorno emocional ni una concesión benevolente de las instituciones, sino un pilar estructural que puede redefinir la manera de concebir y ejercer la justicia frente a situaciones de violencia, impunidad y desigualdad. Una Fiscalía empática escucha, entiende y actúa mejor, no porque sustituya la prueba por la emoción, sino porque sabe que toda prueba está inscrita en una historia humana, con nombres, vínculos, duelos y esperanzas.
Ante la desaparición de personas o las víctimas de homicidios, la empatía representa la comprensión del dolor y la oportunidad de traducir ese entendimiento en trato digno. Una condición enfatizada desde la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México bajo la conducción de Bertha Alcalde.
Atención e investigación escrupulosas frente a las denuncias por ausencias, posibilitadoras del hallazgo de osamentas soterradas en un camellón de la avenida 100 Metros, en la Alcaldía Gustavo A. Madero, junto a un campamento de personas en situación de migración. Los análisis periciales determinaron que corresponden a dos hombres, uno de ellos identificado como un joven de 18 años, de origen colombiano.
Seguimiento riguroso frente a un tema de interés fundamental en la Ciudad de México, donde la Jefa de Gobierno Clara Brugada ha puesto a las familias de las personas desaparecidas en el centro, lo cual requiere disciplina y cuidado.
En muchos casos, el dolor de las familias se acentúa con la negligencia de las autoridades. Y conduce a súplicas como la del padre de un joven desaparecido: “Aunque sea entréguenme un huesito, un huesito para tenerlo conmigo (...) para darle cristiana sepultura”.
Una labor meticulosa es oportunidad de erradicar la impunidad, detonar confianza sobre la resolución de los casos. Generar certeza en las necropsias, como la realizada al acusado de siete feminicidios, quien murió de un paro respiratorio luego de una caída en su celda del Reclusorio Oriente.
Empatía escrupulosa desde la FGJ-CdMx. Factor para terminar con la indiferencia burocrática.
