
Por las actividades en ellos relatadas, los narcocorridos o corridos tumbados pueden llevar a una peligrosa normalización delictiva y detonar aspiracionismo por modelos criminales.
La proyección de imágenes del líder de un grupo del crimen organizado durante un concierto de la banda sinaloense Los Alegres del Barranco, en un auditorio propiedad de la Universidad de Guadalajara, no sólo es apología a la figura criminal, exhibe indolencia frente al contexto enfrentado en Jalisco.
Narrativa musical como refuerzo simbólico, consciente o inconsciente, de la violencia. Letras donde los narcotraficantes se presentan como modelos de éxito, resaltando su riqueza, poder y estilo de vida, lo cual puede inducir a considerar el crimen como una vía legítima de movilidad.
Apenas hace dos años, en el canal de YouTube Soy Grupero, Peso Pluma reconocía: “A todos los artistas del regional mexicano que cantan corridos, hay gente que les llama y de repente: ‘oye, ¿cuánto me cobras por hacer un corrido?’. ‘No pues tanto’. Es mi trabajo. Te hago un corrido y te lo entrego”.
Fenómeno que ha encendido alarmas por sus implicaciones. La narco-cultura no sólo celebra la violencia, también actúa como una herramienta de reclutamiento indirecto, especialmente en comunidades vulnerables donde las oportunidades económicas son limitadas.
Pierre Bourdieu, el sociólogo francés, describió el concepto de habitus como un conjunto de disposiciones socialmente adquiridas que influyen en la forma como los individuos perciben y actúan en el mundo. La difusión constante de mensajes glorificantes del crimen puede modificar ese habitus de ciertos sectores juveniles, moldear aspiraciones y valores en función de un modelo de éxito basado en la violencia e ilegalidad.
Tanto la Presidenta Claudia Sheinbaum como la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, han ubicado con precisión la problemática. "Debe haber una investigación, pues no es correcto. Hay que fijarse a quien invitan, no se debe hacer apología a la violencia ni a los grupos delictivos", dijo la mandataria federal en su mañanera de este lunes. Con anterioridad, Brugada planteó la creación de escuelas transitorias para alejar a las y los jóvenes de las tentaciones de actividades ilícitas.
Paradoja jalisciense. Apenas el miércoles de la semana pasada, en el mismo auditorio del concierto de Los Alegres del Barranco, el Gobernador Pablo Lemus había considerado que con lo del Rancho Izaguirre “era tiempo de tocar fondo”. El fin de semana exhibió otra realidad.
La música y la cultura popular tienen un papel fundamental en la construcción de identidades. Ay, Jalisco, no te rajes.





