Tomás Calvillo Unna

La morada etérea

"No tenemos idea de lo que hemos perdido; ya no hay manera de saberlo, resta esta presunción que habita aún en nuestros quehaceres".

Tomás Calvillo Unna

29/01/2025 - 12:04 am

La morada etérea
"Las Serpientes de la Luna". Pintura: Tomás Calvillo Unna

I

El mundo atraviesa
por un terreno baldío:
el sello de su precipitación.

Los días
como una lluvia
que no cesa,
se disipan;

y sus números y nombres
en el Calendario del destino
se pronuncian: el orden
en el salón de clase
para decir: presente,
aquí,
al desconocer el azar.

II

Una oración de la infancia
se sembró en el inconsciente
y ataja los dramas.
La dulce compañía
de una perene fe
en los estragos
de la nada.
En esa entrañable existencia
la soledad reconoce
el fuego de la comunión:
la paradoja del Yo
que se olvida de sí mismo
y se extingue
en su demolición corporal.

III

Desde la azotea
hasta el parque

donde las bancas permanecen vacías
se percibe la ausencia.

Algo sucede;
las plagas de celulares
horadan el horizonte.

No tenemos idea
de lo que hemos perdido;
ya no hay manera de saberlo,
resta esta presunción
que habita aún en nuestros quehaceres.

IV

El correr de los ríos,
la insaciable sed del mar;
aún tenemos el tiempo
para reponer ese ritmo,
que aprendimos al despertar
bajo los árboles,
y al caminar entre la neblina
para llegar a casa,

y tocar su puerta
y saber que alguien nos abrirá.

La necesaria arquitectura
de compartir
que diseña y edifica
el hogar.

V

Afuera,
la mudanza sin rumbo;
la hoguera que se extingue.

Rendija: Los insultos envenenan la atmosfera social; contaminan la misma imaginación. Los tiempos presentes requieren de una magnanimidad a toda prueba de gobernantes y gobernados. Está en juego el destino del país: la Casa de la Nación que todavía nombramos México (el ombligo de la luna; la fertilidad de los cielos en la tierra), que vislumbraban los antiguos.

Tomás Calvillo Unna

Tomás Calvillo Unna

Lo dice el reportero