Óscar de la Borbolla

¿El mundo es uno?

"El principio metafísico de la unidad del mundo es también lo que da sentido a la actividad científica".

Óscar de la Borbolla

03/03/2025 - 12:03 am

¿El mundo es uno?
"Este cosmos, uno mismo para todos los seres, no lo hizo ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que siempre ha sido, es y será un fuego eternamente viviente, que se enciende según medidas y se apaga según medidas". Foto: Óscar de la Borbolla

Si las afirmaciones filosóficas pasarán por un concurso de longevidad, seguramente la que ha navegado con más fortuna a lo largo de la historia es la que nos viene desde la presocrática, concretamente de Heráclito, quien en el fragmento B30 dice: "Este cosmos, uno mismo para todos los seres, no lo hizo ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que siempre ha sido, es y será un fuego eternamente viviente, que se enciende según medidas y se apaga según medidas". Desde entonces, la unidad de lo real o, si se prefiere, la unicidad del mundo se convirtió en una verdad metafísica en la que se apoya la ciencia: sólo porque se da por sentado que el mundo sea uno es por lo que se puede universalizar o convertir en ley cualquier enunciado científico.

Si hubiera varios mundos habría, en consecuencia, un orden particular para cada uno de ellos, y en uno el agua sería H2O, pero en los otros sería H5O o H4C o lo que el capricho de cada mundo dictaminara. Afirmamos la universalidad de que el agua es H2O porque, sin haber analizado nunca todas y cada una de las moléculas del agua, damos un salto inductivo, o sea, pasamos de comprobar en unos cuantos miles o millones de moléculas a la generalización; lo revisado en pocos lo afirmamos de la totalidad. El principio metafísico de la unidad del mundo es también lo que da sentido a la actividad científica. ¿Para qué se haría investigación si el mundo fuera múltiple y diferente en cada ocasión, lo que se descubriera en uno sería cierto para un mundo, pero no para los otros?

Si el mundo no fuera uno, ¿dónde estaría la validez de la objetividad? Ese reclamo de apelar a los hechos, a lo que está ahí, afuera de nosotros, más allá de la impresión subjetiva que cada individuo se hace de las cosas.

Es cierto que la ciencia ha cambiado mucho a lo largo del tiempo y hoy, más cauta, difícilmente ningún científico se atrevería a sostener que sus afirmaciones se corresponden con la naturaleza misma de las cosas estudiadas y que, más bien, lo que la ciencia propone es una teoría que sólo es válida si se respetan ciertas condiciones, ya que existen otras condiciones donde esa teoría resulta falsable. Y también dice que la ventaja que posee su teoría es que es capaz de anticipar ciertos resultados. En suma, no quieren comprometerse con el principio metafísico de unidad de lo real, pues solo en escenarios muy precisos son válidas sus afirmaciones y no tienen más mérito que el hecho de su poder anticipatorio.

No obstante, me pregunto: si a pesar de lo cauteloso del proceder científico de hoy ¿no sigue subyaciendo en el discurso científico el desacreditado principio metafísico de unidad de lo real? Y me lo pregunto porque, si de veras lo que se propone como criterio de la superioridad del planteamiento científico: ¿la anticipación, no se debe a que algo de lo real se capta y, en esa medida, se puede prever o si es por pura chiripa puesto que no captan nada de lo real mismo? O dicho de otra forma ¿la ciencia hoy admite o no que lo real es uno, que lo real es racional y, entonces, algo de esa unidad y racionalidad está tocado en sus modelos?, ¿o se debe tan sólo a la vil casualidad?

Yo tengo la impresión de que lo establecido por Heráclito: la unicidad del mundo y su racionalidad siguen siendo hoy, a pesar de los David Hume y los Kant y los Popper, afirmaciones metafísicas que gozan de buena salud y siguen presentes en la práctica de muchos científicos que ni siquiera se lo cuestionan.

X: @oscardelaborbol

Óscar de la Borbolla

Óscar de la Borbolla

Escritor y filósofo, es originario de la Ciudad de México, aunque, como dijo el poeta Fargue: ha soñado tanto, ha soñado tanto que ya no es de aquí. Entre sus libros destacan: Las vocales malditas, Filosofía para inconformes, La libertad de ser distinto, El futuro no será de nadie, La rebeldía de pensar, Instrucciones para destruir la realidad, La vida de un muerto, Asalto al infierno, Nada es para tanto y Todo está permitido. Ha sido profesor de Ontología en la FES Acatlán por décadas y, eventualmente, se le puede ver en programas culturales de televisión en los que arma divertidas polémicas. Su frase emblemática es: "Los locos no somos lo morboso, solo somos lo no ortodoxo... Los locos somos otro cosmos."

Lo dice el reportero