Tomás Calvillo Unna

El naufragio nocturno de las hojas

"El desamparo conceptual se pretende ocultar con consignas interminables que sólo ahondan la separación, la confusión y el dolor. La autocrítica es el oxígeno vital para poder caminar."

Tomás Calvillo Unna

04/06/2025 - 12:04 am

“La cruz invertida: el árbol de la vida” Pintura: Tomás Calvillo Unna

I

 

Lo invisible nos habita

ahí está el desafío existencial;

cuando el conocimiento lo olvida,

el extravío se ahonda

y es permanente.

 

Creemos entender, no obstante

una y otra vez la incertidumbre retorna.

Un toma y daca de saber y desconocer;

las tensas cuerdas que nos vinculan

y distancian.

 

La mente y el cuerpo están separados.

así crecimos, en la imprecisa dicotomía,

a veces extrema y dolorosa.

 

Los recuerdos, en ocasiones,

son cenizas ardientes

que impiden caminar;

no obstante

ante el milagro de sentir,

la cascada aparece.

 

II

 

La rama del árbol,

sus hojas

aparentan asomarse a la habitación,

como si escucharan atentas

nuestras conversaciones,

como si adivinaran

los mismos deseos

que van y vienen.

Con la mirada las tocamos

verdes amarillas

manchadas de cobre,

aplaudiendo al aire.

 

III

 

Cómo podemos reunir estos fragmentos

que llevamos en nuestros bolsillos

de humores e ideas.

Cómo lograr una palabra perfecta:

semilla de luz y conversación

y conversión.

 

La ventana abierta permite escuchar

en su inmovilidad aparente,

esas montañas inmersas en sus siglos,

conservan la pétrea sabiduría

de un antiguo mar

que quiso ser tierra, y lo logró.

 

IV

 

Los pensamientos asisten sin invitación

y suelen tomar la palabra,

y hasta violentar

los escasos momentos que tenemos para compartir.

 

Las horas descubren esas trampas

que nos impiden entender, incluso, la amistad misma.

Cuántas rupturas e insultos privados y públicos,

que son en realidad espinas encajadas

en el cuerpo del prójimo.

El uso del tiempo

como una quimera inmisericorde

que pretende el dominio y la verdad

en juicios de todo o nada

(el engaño de la política en lo íntimo).

 

V

 

El salvaje dolor enterrado de la humanidad,

a campo traviesa en estos días

de lo privado a lo público;

una distinción que se desdibuja.

 

El empoderamiento de la ilusión más cruel,

el yo convertido en rey de cada rincón

del día y la noche,

y así, el nosotros

que deja de conjugarse,

va camino al exilio.

 

VI

 

Acaso somos el dedo índice del más allá

al tratar de encontrar nuestro lugar;

estamos en el primer escalón

donde se asienta la humanidad.

 

VII

 

El presagio de lo desconocido;

el naufragio de las hojas

y las horas;

la escritura del viento y la lluvia

al descifrar el alfabeto.

La humedad diseña

los ángulos de la pronunciación.

 

VIII

 

La resurrección de la cruz

es el árbol de la vida.

Una imagen cristiana

hoy inentendible,

a no ser que se voltee de cabeza.

 

IX

 

La palabra

es el altar de la conciencia,

cuando se extravía

la locura impregna la visión.

 

Rendija

La izquierda pareciera quedarse rezagada, ideológicamente enterrada (incluyéndonos por generación) los medios de producción desbordaron la propia sociología: la revolución de las clases sociales se aniquiló así misma, en su hipnosis histórica alienó sus potenciales entendimientos. La ciencia del número desplazó la narración posible y se empoderó en una tecnología sin límites que eclipsó cualquier utopía o proyecto revolucionario, cuya misma expresión tatuó su anquilosamiento. La apropiación del territorio de la mente emergió en su contundencia, desplazando los discursos y retórica política. El desamparo conceptual se pretende ocultar con consignas interminables que sólo ahondan la separación, la confusión y el dolor. La autocrítica es el oxígeno vital para poder caminar.

Nadie gana, todos perdemos; la transición estancada. El lenguaje político está extraviado desde hace ya un buen rato. Incluir algunas palabras: compasión, acompañamiento, complejidad, entendimiento, pluralidad, diversidad, diferencia para el enriquecimiento mutuo, sumar no restar, los adversarios pueden enriquecer las alternativas, contener las dinámicas excesivas de poseer el control. En fin, retornar a la amistad básica del ser humano en su necesidad de sobrevivir con dignidad personal y colectiva; y tratar de entender de qué se trata este misterio compartido de unas cuantas horas, mientras el árbol nos cubra con su sombra celeste. Nadie es dueño del pozo de la verdad.

Tomás Calvillo Unna

Tomás Calvillo Unna

Lo dice el reportero