Una fotografía nos coloca en el papel de observadores y nos compromete como testigos que ya no pueden ignorar los acontecimientos. La fotografía es una forma de conocer, de ampliar y de atender la vida de otros, es una ventana al mundo.
Durante el festival anual de fotografía Rencontres d´Arles, hoy el más influyente del mundo, se encuentran exposiciones en las que la imagen habla permitiendo sentir la fuerza renovadora no sólo en la representación de un rostro, también en contra de los discursos cansinos y las palabras gastadas. Desde Australia, hasta Oaxaca, desde el siglo XIX hasta la intimidad del mundo de hoy y la radical contemporaneidad; y un poco de Grecia que siempre tiene algo que enseñarnos.
Todo comienza con la imagen en el desierto australiano de un niño aborigen con traje de superhéroe con su capa volando, como promoción de una película de Marvel, parado sobre un auto desvencijado. Este año Recontre está dedicada a Australia, con la muy en boga necesidad de reivindicar a los no tomados en cuenta.
Con 47 muestras repartidas en 26 edificios históricos, hay una buena cantidad de fotógrafos emergentes, marginales y muchos aborígenes, lo cual hace destacar a las pocas, pero consolidadas figuras de la fotografía mundial como la artista clave en la creación de documentales Nan Goldin. Con el título Stendahl Syndrome que se refiere al padecimiento psicológico sufrido como reacción a la intensidad de la belleza mereció el premio Kering, Mujeres en Movimiento. La artista eligió imágenes renacentistas y barrocas recolectadas durante veinte años en museos famosos. En un magnífico collage, el arte se combina con amigos cercanos de la artista en poses involuntarias semejantes a las de las obras. Editado con música de Soundwalk Collective y Arvo Pärt el video recrea la metamorfosis de Ovidio y su poder transfigurador, intentando llevar al espectador al colapso que la belleza puede provocar. La aparición de Goldin en la premiación atrajo la atención por sus discurso de protesta ante la falta de acción en la guerra de Gaza; llamó a la audiencia a actuar más allá de la mera contemplación.
Una retrospectiva de la poco difundida artista italiana Letizia Battaglia, con más de cien fotografías, libros, periódicos y revistas de archivo. Valioso testimonio de su compromiso político con la historia y la vida política italiana, especialmente en Palermo y Milán durante los años sesenta. Como si se tratara de una ilustradora de las novelas de Elena Ferrante, Battaglia documenta el proceso de aquellos tiempos de liberación de la mujer y de la vida sexual; las tragedias sangrientas de las mafias en una decadente ciudad desbordada de belleza, en la que los rostros de las niñas y niños inocentes quedan impresos junto a imágenes violentas de vida y muerte, las tradiciones religiosas, las festividades de una ciudad llena de contrastes; e incluso, las visitas de la artista a un hospital psiquiátrico, dan cuenta de su pensamiento: “La fotografía es la vida cotidiana: me deslizo en una fotografía que es el mundo y el mundo se convierte en mí”.
Dentro de Arles también se encuentra el impresionante centro cultural Luma, fundando por la millonaria coleccionista Maja Hoffman, heredera de la empresa Roche. Impulsa la idea de ser no sólo un centro de exposiciones, también un laboratorio de ideas, archivo de obras de artistas, centro educativo y, cada año, sede de Recontre. Abarca una extensión de once hectáreas con una impresionante torre de 15 mil metros cuadrados creada por el arquitecto Frank Gehry. Este proyecto fue posible gracias a la reutilización de antiguas fábricas ferroviarias convertidas también en jardín botánico y un bellísimo lago. Se pueden visitar obras de artistas internacionales como Carsten Höller, Phillippe Parreno, Liam Gillick, Etel Adnan, Rikrit Tiravanija y Franz West.
Con exposiciones temporales como la retrospectiva de la artista alemana María Leznig o Peter Fischli, en el gran salón se presenta la video instalación del artista egipcio Wael Shawky. Conocido por su trabajo que combina la ficción y la realidad a través de diferentes medios: dibujo, pintura, performance, música y cine. Yo soy los Himnos de los Nuevos Templos, transforma el espacio en una inmersión entre metafísica y mítica griega. En el centro una maqueta que abstrae el plano de la ciudad de Pompeya y expone esculturas de máscaras contemporáneas del artista, con la estética clásica del teatro, elaboradas de cristal de Murano y cerámica. El video filmado en Pompeya narra la creación del mundo a través de la poesía griega y el canto. Una fascinante ópera en la que los personajes hacen loas a los dioses y plasman su origen; algo muy parecido a lo que debieron ser las representaciones del siglo V en Atenas, lo que Shawky considera la necesidad humana de comprender el sentido del mundo.
Otras exposiciones en Arles cautivan la atención por su sensibilidad y fragilidad en los temas, una de ellas de Agnes Geoffray: Ellas sesgan, ellas obstinadas, ellas asaltan, es una investigación sobre las instituciones públicas para niñas menores de edad en Francia durante el siglo XIX hasta mediados del XX, donde jóvenes descritas como "desviadas" o "ineducables" fueron encerradas durante varios años debido a comportamientos que retaban las normas sociales y morales que rigen su género. Las fotografías de Agnès Geoffray representan gestos de oposición, defensa, rebelión, huida o escape. Pintan retratos ficticios de figuras femeninas que confrontan o, por el contrario, resisten huyendo para escapar de la violencia del confinamiento. Extractos de textos se proyectan sobre la superficie de ciertas imágenes, permitiendo que resuenen palabras escritas, gritadas o cantadas, tomadas de diversas fuentes o inventadas por la artista.
Con relación a México, el más significativo de los expositores fue el oaxaqueño Octavio Aguilar y su galería Parallel Oaxaca ganadores del Premio Roederer Discovery. Durante la semana inaugural el público pudo votar por su obra favorita junto con el jurado oficial; tiene un valor de 15 mil euros. La instalación multimedia del artista, titulada Tajëëw et Kontoy estudia la transmisión oral de una generación a la siguiente a través del lenguaje. En la obra de Aguilar la mitología ofrece la oportunidad de reconstruir la memoria de Santiago Zacatepec, Oaxaca.
El texto curatorial de César González-Aguirre dice “Tajëëw y Kontoy son los nombres de los ancestros de la comunidad ayuuk, cuyos orígenes se transmiten oralmente de generación en generación. Aurea Romero, su abuela, ha sido una guía fundamental, ayudándolo a comprender su genealogía cultural. A través de conversaciones con ella y otros habitantes de la región, ha podido reconstruir una narrativa que resiste los procesos de colonización simbólica.
La conciencia del artista sobre el valor de sus raíces indígenas se transmite en su obra a través de fotografías que muestran el reconocimiento de la lengua materna. Como hablante de español y mixe, Aguilar explora la relación entre imagen y texto como una dicotomía que le permite percibir los matices de su identidad. De esta manera, el mixe, el ayuuk o la lengua de las montañas representa su sentido de pertenencia a una cultura local.
La fotografía es una pequeña fracción de mundo. Lo que queda en ella es testimonio puntual de nuestro paso por el tiempo. En una foto se vierte el instante, queda ahí como muestra de nuestra fugacidad creando un tiempo propio y único. Bueno, eso es la fotografía cuando se adentra en el arte y no queda como la repetición ad nauseum de la autoimagen diluida y banalizada en las redes sociales.
