
El sino del escorpión no quiere hacer puré del “Chicharito” caído luego de las críticas que aplastaron a este futbolista de nombre Javier Hernández, por hacer gala de misoginia e ignorancia en sus redes sociales. La historia fue tendencia: el delantero del equipo Guadalajara profirió sin vergüenza en sus redes sociales su idea “machirula” y discriminatoria del papel de las mujeres en la sociedad, según él destinadas a ser lideradas por un hombre, a cuidar, a servir, a limpiar...
Estas concepciones propias de “las tías de Guadalajara” —como se decía en tiempos del arácnido a quienes expresaban visiones retrógradas, machistas o panistas—, no debían corresponder a las de un joven atleta mexicano extraordinario, de apenas 37 años y que ha vivido en Europa. No obstante, a partir de sus mensajes y sus fingidas disculpas, puede asegurarse que el futbolista piensa hoy lo mismo que pensaban hace cien años las tías de las recia zona de Los Altos (“¡No te rajes tía Chicharito...!”).
Sirva de pretexto lo ocurrido con este jugador tapatío para dar difusión a las historias de varias mujeres paisanas suyas, que seguramente lo sorprenderán.
En el 2024 en Jalisco, 407 niñas y adolescentes fueron obligadas a parir tras ser víctimas de violencia sexual por parte de sus consideradas “parejas”, hombres entre 30 y 40 años mayores que estas pequeñas de entre 12 y 15. Este abuso flagrante evidencia que las autoridades de salud, educación y justicia no les brindaron información ni la posibilidades de interrumpir de forma segura sus embarazos.
Encima, no hubo ningún tipo de castigo para sus agresores, siendo un evidente delito la relación sexual con menores de edad (consentida o no). Así lo dio a conocer la Red por los por Derechos Sexuales y Reproductivos en Jalisco (Ddeser Jalisco), según reportó Karen García de la plataforma somoselmedio.
La evidencia reunida por Ddesser sobre esta barbarie social comprende los 30 casos más dolorosos y sintomáticos, entre ellos el embarazo de una niña de 12 años por un hombre de 50, el de ocho niñas de 14 años embarazadas por hombres cuarentones, y de otras 26 niñas de 15 años embarazadas por hombres entre 28 y 51 años. La diferencia de edades entre las pequeñas madres y los vaquetones padres evidencia la comisión de abusos sexuales.
Las integrantes de Ddeser-Jalisco destacaron que esto va más allá del grave problema cultural que normaliza ver “parejas” de hombres mayores con niñas pequeñas o apenas adolescentes. Estos casos claramente tienen que ver con violencia sexual, manipulación y abuso sexual infantil. Pero no hay estadística que mida las vidas destrozadas, la salud afectada, la traumática experiencia emocional de por vida que padecerán estas pequeñas, forzadas inmerecida y violentamente a una vida sexual prematura con la complacencia de sus comunidades y las autoridades.
Y el caso empeora, a las 407 niñas que acudieron a hospitales a dar seguimiento a su embarazo no se les brindó apoyo ni herramientas para enfrentar su situación y menos consejería para hacer valer su derecho a no querer ser madres o siquiera a que sus agresores pagaran por su delito. Por el contrario, varias de ellas fueron enviadas a centros religiosos privados, donde se les forzó a dar a luz sin informarles de sus alternativas de salud sexual. “Si está embarazada ya no es una niña”, es el lema majadero de estos irresponsables, lamenta el escorpión.
La investigadora Roxana Montejano Villaseñor, autora del estudio “Embarazo y maternidad infantil en México. Derechos humanos en riesgo”, distingue causas inmediatas y subyacentes detrás de este abuso sexual. Las inmediatas son la violencia sexual misma, el matrimonio infantil o las uniones tempranas, la compraventa e intercambio de niñas y el inicio de una vida sexual temprana y desinformada. Las subyacentes serían la desigualdad económica y social, la desigualdad por género, la discriminación etaria, la inobservancia de la ley y las creencias culturales acerca de la maternidad.
Pero el venenoso vuelve a Jalisco: a la mitad de 2025, esa entidad suma 18 feminicidios registrados oficialmente, y aunque no encabeza la lista de estados con más casos, la creciente brutalidad y mediatización de los crímenes son preocupantes. Asesinatos como el de Karla Bañuelos (asesinada el 12 de julio con un rifle frente a su casa en Guadalajara, tras discutir con su agresor, quien fue detenido días después), o el de Valeria Márquez (“influencer” asesinada el 13 de mayo en su salón de belleza en Zapopan, durante una transmisión en vivo por TikTok, sin que haya aún detenidos), casos como estos —reitera el escorpión—, no sólo sacudieron a la opinión pública, sino que evidenciaron los vacíos institucionales en el abordaje de la violencia feminicida.
Jalisco presenta una concentración territorial preocupante de feminicidios en municipios como Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco. En muchos de estos casos, la línea entre el homicidio doloso y el feminicidio se difumina bajo criterios jurisdiccionales distintos. Además del subregistro, persisten desafíos metodológicos y varios asesinatos de mujeres no se investigan como feminicidios, señalan organizaciones feministas.
El rubro en el que Jalisco sí ocupa el primer lugar nacional es en desapariciones forzadas, posición que ha mantenido por varios años. Al 30 de junio de 2025, el Registro Estatal de Personas Desaparecidas reporta en Jalisco más de 15 mil 700 personas desaparecidas, 13 mil 935 hombres y mil 793 mujeres. Este desequilibrio revela dinámicas diferenciadas de violencia: mientras las desapariciones de hombres suelen vincularse al crimen organizado, el reclutamiento forzado o conflictos comunitarios, los casos de mujeres tienden a estar más relacionados con violencia de género, trata de personas o feminicidios encubiertos.
Este es sólo un breve registro de la realidad jalisciense en temas como la maternidad infantil y adolescente, el abuso sexual admitido o normalizado socialmente, los feminicidios a la luz del día y filmados por cámaras de seguridad o teléfonos móviles, las desapariciones forzadas de mujeres con intenciones de violencia, abuso y trata... Sirva pues este mínimo recuento para conminar al futbolista a difundir esta problemática, si es que en verdad quiere contribuir a la igualdad de género y a mejorar las circunstancias sociales de las mujeres de su Estado, ¿o será muy chiva?, inquiere el escorpión.
@Aladelagarza





