Ernesto Hernández Norzagaray

El performance de la furia

"En definitiva, el performance, que hemos visto por todos los ángulos y escuchado su ruido, está robando un tiempo precioso a la Nación que bien utilizado serviría para atender los problemas reales del país y no lo que digan, o dejen de decir, Alito y Noroña."

Ernesto Hernández Norzagaray

30/08/2025 - 12:01 am

 

Alejandro Moreno Cárdenas agrede a Gerardo Fernández Noroña, presidente de la mesa directiva, al finalizar la última sesión ordinaria de la Comisión Permanente. Foto: Mario Jasso, Cuartoscuro.

La escenografía de la gresca de los dos personajes polémicos es impecable vista desde la estética de la atmósfera: Las imágenes impasibles de Belisario Domínguez y José María Morelos, el águila real sobre el nopal devorando la serpiente, el lábaro patrio y el lema soberano: “La Patria es primero”, coronada con la interpretación solemne del himno nacional por senadores y diputados. 

Simbólicamente la interpretación representaba el acto de unidad nacional que periódicamente hace vibrar la escena, las estructuras y los símbolos patrios, y con ello cada año finaliza el periodo de sesiones de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión con lo que concluye el periodo de Gerardo Fernández Noroña como presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República. 

Alejandro Moreno, se acercó hasta donde estaba Gerardo Fernández Noroña, para reclamarle que no se le hubiera otorgado el uso de la voz y fue cuando vino el forcejeo entre ambos líderes que derivó en el performance que hoy circula profusamente en los medios de comunicación alimentando la polarización, la desaprobación y el morbo colectivo.

Ciertamente lo ocurrido es escandaloso, no sólo por los empujones, manotazos y mentadas sino por su significado en un contexto político muy polarizado y donde la tolerancia no parece tener espacio a lo mejor, sucedió lo que sucedió, por la constante polarización y el ninguneo de la oposición.

Y es que veamos más allá de la escena. AMLO polarizó y la Presidenta Sheinbaum, polariza. Los ministros viejos y nuevos del Poder Judicial polarizan. Los líderes del Poder legislativo polarizan. Los gobernadores polarizan. Morena y sus aliados polarizan. La oposición polariza. Y los medios de comunicación se alimentan de esta estrategia para aprovechar y elevar el rating mientras las redes sociales estallan con mensajes a favor y en contra. 

Esta mezcla multiforme significa el fracaso de la política para pavimentar vías para el diálogo, la negociación y el acuerdo democrático que minimicen odios y egos que enturbian el entendimiento político. 

Seguramente muchos se rieron o molestaron al ver esta escena legislativa que, por cierto, no es la primera vez. Recordemos el zafarrancho de diciembre pasado donde se vieron involucrado los senadores Adán Augusto López Hernández, líder la fracción morenista y Mario Vázquez, miembro de la fracción panista, pero es donde estamos como Nación. 

Un escenario donde los actores políticos dan su peor exhibición cuando tenemos un entorno nacional e internacional, excepcional, que debería estar animando a escuchar y acordar sobre los grandes temas de la agenda política. 

Sin embargo, el performance se impone, luego de ver la teatralidad política es fácil llegar a la conclusión de que no hay visión de Estado, no hay estadistas y liderazgos sólidos, no hay operación política democrática, no hay sensatez y estamos desnudos ante el mundo. 

A la vista están las declaraciones de este jueves de la Presidenta Sheinbaum que en lugar de llamar a la corrección política toma partido y se vuelve parte del performance, calificando de “porro” al Senador y dirigente nacional del PRI. 

Y, no conforme con este calificativo, agregó que así eran todos los del PRIAN, cuando en su carácter de mandataria debería buscar conciliar a las partes, llamar a la calma, porque está en juego los canales de comunicación entre el oficialismo y las oposiciones.

Quizá, en el fondo de esta actitud se encuentra la idea de que los partidos de la 4T no necesitan a la oposición porque, a su juicio, no aportan nada y bastan los aliados para sacar adelante sus políticas públicas, presupuestos y cuentas públicas.

Esta visión lamentablemente se expresa en las actitudes que asumen frecuentemente sus líderes políticos, incluso en lo que prefigura la Reforma Electoral, que si se diseña como se perfila en los adelantos que será reduciendo o eliminando las listas plurinominales, se cumplirá el sueño de tener nuevamente un sistema de partido hegemónico sin oposición como en los mejores tiempos del PRI.

Y hay quienes se regodean de ello sin ver lo que eso significa en términos de participación, representación política y toma de decisiones. 

Ahora bien, los políticos del performance podrán decir cualquier cosa para exculparse o, también, para llevar agua a su molino, como lo hacen los líderes de Morena, PT, MC, hablando de “vergüenza nacional”, para ganar espacio político, mientras, Fernández Noroña, el todavía presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, se victimiza y amenaza con desafuero y acciones penales contra senadores y diputados priistas. 

Quizá, faltó el golpe y la gota de sangre que le hubiera dado el toque dramático a la escena senatorial. Sólo, por ahí, aparece un daño colateral con collarín y vendas fuera de lugar. Pero eso qué importa, lo importante en todo performance es el impacto, la espectacularización de la escena teatral y, por lo visto, los créditos políticos que deja en un momento tan necesitado de distractores. 

Y en eso, para la desgracia nacional, estaremos mediáticamente los próximos días. ¿Quién empujó primero? ¿quién…?, ¿quién…?

Y es que Fernández Noroña, en un acto de arrogancia y victimismo, amenaza. Ya veremos si le hace caso la mayoría de Morena y sus aliados, que no se mandan solos. Ahí están las tentaciones de los últimos días para callar las voces incómodas bajo el argumento de “traición a la Patria” y desaforar también a la senadora Lilly Téllez por haber solicitado ayuda al gobierno estadounidense en el combate contra al narco que viéndolo bien es equidistante con la “colaboración, no sumisión” de la que habla reiteradamente la Presidenta Sheinbaum.

En definitiva, el performance, que hemos visto por todos los ángulos y escuchado su ruido, está robando un tiempo precioso a la Nación que bien utilizado serviría para atender los problemas reales del país y no lo que digan, o dejen de decir, Alito y Noroña. 

Ernesto Hernández Norzagaray

Ernesto Hernández Norzagaray

Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Expresidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., exmiembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política. Colaborador de Latinoamérica 21, Más Poder Local, 15Diario de Monterrey, además, de otros medios impresos y digitales. Ha recibido premios de periodismo, y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político-electorales, históricos y culturales. Su último libro: Narcoterrorismo, populismo y democracia (Eliva).

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