El Gobierno de Trump, al servicio de las grandes corporaciones globales del alcohol, ocultó un estudio encargado por su propia administración que confirma la relación del consumo de alcohol —incluso el llamado "moderado"— con siete diferentes tipos de cáncer. Este estudio se encargó para sentar las bases de las recomendaciones dietéticas para el período 2025-2030. De haber incluido sus resultados en las guías alimentarias estadounidenses, se habría derribado el mantra corporativo de que un consumo moderado puede formar parte de un estilo de vida saludable; incluso llegaban a afirmar que una copa al día es buena para el corazón.
El ocultamiento de este informe es un atentado contra la salud pública. Este simple hecho significa el sacrificio de la salud en beneficio de intereses corporativos, lo que se traducirá en más enfermedad y muerte, ya que impide el desarrollo de políticas regulatorias y el acceso a la información. La historia de las corporaciones tabacaleras, refresqueras y de comida chatarra se repite: bloquear la evidencia para impedir políticas de salud pública, permitiendo que estas corporaciones sigan traspasando los enormes costes sanitarios a la sociedad mientras se embolsan las ganancias.





