Gustavo de Hoyos Walther

Peligros y oportunidades del proteccionismo

"Muy probablemente no entraremos de lleno, al menos por ahora, en un mundo proteccionista donde cada nación se conciba como una fortaleza cerrada al comercio mundial. Más bien, la globalización continuará pero a un ritmo más pausado y afectada por núcleos protegidos aquí y allá".

Gustavo de Hoyos Walther

09/12/2025 - 12:03 am

Peligros y oportunidades del proteccionismo
Presentación de la campaña "Lo hecho en México está mejor hecho". Foto: Rogelio Morales, Cuartoscuro

La mayoría de los estrategas geopolíticos del mundo piensan que la globalización profunda va a dar lugar al establecimiento de un mundo multipolar. En términos comerciales, esto va a significar - y ya está significando - que las naciones aumentarán su carga arancelaria de acuerdo a su propio interés.

Muy probablemente no entraremos de lleno, al menos por ahora, en un mundo proteccionista donde cada nación se conciba como una fortaleza cerrada al comercio mundial. Más bien, la globalización continuará pero a un ritmo más pausado y afectada por núcleos protegidos aquí y allá.

De alguna manera, esto se refleja en lo que parece será la política comercial de México en los años por venir. Como sabemos México es, hoy por hoy, el país con mayor número de tratados de libre comercio sobre la faz de la tierra. Al mismo tiempo, el Gobierno actual está a punto de reformar la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación con el fin de aumentar tarifas arancelarias a una serie de productos que se importan de países sin tratado de libre comercio con nuestro país.

Con esto se pretende, al menos en la retórica oficialista, fortalecer la industria nacional, así como aumentar el contenido regional de lo que se consideran sectores estratégicos.

Nadie que esté poniendo atención podría soslayar el hecho de que el anuncio de esta reforma ocurrió poco después de la visita del Secretario de Estado, Marco Rubio, a Palacio Nacional. Indudablemente hubo presión estadounidense para realizar la reforma que, seamos sinceros, va dirigida principalmente en contra de China, aunque muchos otros países - sobre todo de la región asiática - también serán afectados.

La Ley proyecta el aumento de tarifas arancelarias, en diversos porcentajes, de una gran variedad de productos en 17 sectores industriales. Hay que decir que, debido a un proceso de diálogo y concertación con representaciones patronales y empresas en particular, ocurrido en el Congreso mexicano, la carga arancelaria originalmente planeada, se logró disminuir en todos los casos.

Esto, sin duda, fue un acierto. Si se hubieran mantenido los aumentos propuestos esto hubiera tenido efectos muy negativos en la economía mexicana. Esto no quiere decir que dichos efectos no vayan a ocurrir, aunque en un grado menor. En primer lugar, el aumento de aranceles podría significar un incremento en la tasa de inflación, lo que afectaría los bolsillos de los mexicanos. En segundo lugar, las empresas - sobre todo las pequeñas y medianas - que dependen de insumos importados verán aumentar sus costos, lo que puede reflejarse en una menor competitividad de los productos que exportan. Un tercer efecto negativo es la posibilidad de que las naciones afectadas busquen acciones de represalias contra nuestro país, como podrían ser la imposición de barreras a las exportaciones mexicanas.

Por otro lado, aunque es cierto que habrá un incremento de los ingresos del Gobierno, derivado del aumento de aranceles a la importación, lo cierto es que la industria mexicana podría tardar mucho tiempo en sustituir con producción doméstica el abastecimiento de los productos y servicios que ya no vendrán a México. Esto es así porque habrá un tiempo de adaptación que no sabemos cuánto tardará para entrenar a la mano de obra, obtener la tecnología indispensable para la nueva producción y establecer nuevos incentivos fiscales. Dicho esto, lo anterior podría significar una gran oportunidad para la reindustrialización de nuestro país.

Al tiempo que México se adapta a los nuevos tiempos, debemos de ser claros acerca de los costos que habrá que pagar aún si se abren nuevas oportunidades para la industria nacional. Para que estas sean aprovechadas a cabalidad se necesitará de una gran estrategia en la que participen todos los sectores productivos de manera concertada. Quizás ha llegado el momento de desplegar una gran política industrial que lleve a México a ser parte de la Cuarta Revolución Industrial por venir. México tiene todo para lograrlo.

Gustavo de Hoyos Walther

Gustavo de Hoyos Walther

Abogado y empresario. Ha encabezado diversas organizaciones empresariales, comunitarias, educativas y filantrópicas. Concentra su agenda pública en el desarrollo de líderes sociales (Alternativas por México), la participación ciudadana en política (Diputado Federal) y el fortalecimiento del estado de derecho (Consejo Nacional de Litigio Estratégico).

Lo dice el reportero