
Miedo y caos como doctrina de Gobierno. Desde Los Ángeles, California, se exhibe un Donald Trump capaz de generar desorden e intransigente en su política migratoria, criminalizador al grado de perseguir a quien se manifieste con máscaras.
La redada migratoria ha sido chispa en terreno minado. El despliegue de dos mil elementos de la Guardia Nacional —sin el conocimiento del Gobernador Gavin Newsom— lejos de ser una medida de emergencia, parece más una provocación cuidadosamente calculada.
En el nuevo guión trumpista, los migrantes son materia prima para fabricar un enemigo interno, un "otro" funcional a su cruzada por el poder total en medio de una debilitada credibilidad y el divorcio de quien fuera su best friend, Elon Musk. Las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), así como la represión por parte de la Guardia Nacional, son el rostro de una nueva forma de militarización social.
El Gobernador Newsom, relegado al papel de espectador en su propio territorio, apenas alcanzó a nombrar el agravio: una ruptura de la soberanía estatal, intervención que no responde a ninguna necesidad operativa, crisis fabricada, el desastre de Trump.
Anulación al derecho a manifestarse sometimiento del ciudadano a la lógica de ocupación. Y así, la democracia se vuelve paisaje decorativo de una voluntad unipersonal.
En la lógica del mandatario estadounidense, la criminalización se extiende y quienes se manifiestan son insurrectos a perseguir, sobre quienes lanza la orden desde su red Truth Social: “¡Arresten a las personas con máscara, ahora!”.
El desacuerdo es natural, obligado. La Presidenta Claudia Sheinbaum apela a una noción de orden y derechos humanos. "Condenamos la violencia, venga de donde venga, llamamos a la comunidad mexicana a actuar de manera pacífica y no caer en provocaciones", expresó en su mañanera de ayer.
La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, junto con las y los mandatarios que conforman la Conferencia Nacional de Gobernadores y Gobernadoras dimensionan el tema: la migración es un fenómeno complejo que debe ser atendido con una perspectiva humanitaria y no con acciones generadoras de temor, discriminación o fragmentación social.
En el siglo XVII, Thomas Hobbes imaginó al Leviatán: una criatura monstruosa que representaba al Estado absoluto encargado de sofocar el caos a cualquier precio. Trump, en su segundo asalto al poder, parece haber rescatado esa figura, aunque no para garantizar orden, sino como instrumento de represión.





