Sofá

Algunos lo ven como el diablo, otros más como esperanza. Entre los escritores… no hay acuerdo

04/07/2018 - 12:02 am

“Con Andrés López Obrador comienza a gobernar el pueblo”, dice la escritora Orfa Alarcón. “Voté contra él porque creo que, a pesar de todo, las instituciones nos permiten fortalecer la democracia y es mucho lo que hemos ganado hasta ahora”, dijo Rogelio Villarreal. Estas son las opiniones de algunos escritores.

Ciudad de México, 4 de julio (SinEmbargo).- Las elecciones del domingo dejaron, más allá de los resultados, una sensación de que los mexicanos están mucho más maduros que los periodistas, que la gente del poder, que los políticos. No sólo dijeron adiós al PRIAN, sino que fueron a votar en cantidad casi ilimitada y si no fuera porque en las mesas había menos boletas que los votantes, los números habrían aumentado.

¿Qué piensan los escritores? Muchos, como la mayoría del pueblo, estuvieron a favor de Andrés Manuel López Obrador, incluso actuaron como ayudantes de los comicios, entre ellos Paco Ignacio Taibo II.

“Me preguntan donde estaba @taibo2 ayer. Hasta las 23.00 horas, contando los votos en su casilla, como representante de Morena”, dijo su amigo e historiador Pedro Salmerón.

Otros, como la escritora Anamari Gomís o Rogelio Villarreal, que usaron también las redes sociales para expresar su oposición a Andrés Manuel López Obrador (“No veré el Mundial ni votaré por AMLO”, escribió la autora de la reciente antología Dejar huella), en una pluralidad de ideas que no muchas veces encontró calma, pero así fueron las redes sociales.

Votante en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca. Foto Cuartoscuro

Le preguntamos a los escritores que dijeran que cosas le pareció la jornada electoral, el resultado, qué cosas a destacar. Comenzamos por la poeta Xitlatlitl Rodríguez Mendoza, fundamentalmente porque es una de las personas jóvenes, que son quienes han cambiado la historia en este país.

“El triunfo de AMLO da esperanza. Después del Brexit, después del No en Colombia, después de Mauricio Macri en la Argentina, después de Donald Trump, creí que México se uniría, como casi siempre, a la derecha. Estoy feliz y sorprendida. Puede que López Obrador sea más centro que izquierda, pero al menos no es la extrema derecha del Frente o la violenta tecnocracia priista de toda la vida. Al menos puede negociar, sonreír, expresar emociones y crearlas en los demás, es empático, escuchar; no es un muro de gestos ensayados, impenetrable y vacío, como Peña Nieto, como Ricardo Anaya. Y el hecho de habernos puesto de acuerdo más de la mitad de los mexicanos en que no queríamos al PRI, el gran perdedor de esta elección y el hecho de que por una vez el aparato político haya respetado nuestra elección es histórico. Es la primera vez en décadas, en generaciones, que la gente tiene esperanza. Ahora está bien celebrar por todos, pero una vez que se lleve a cabo la transición, habrá que observar de forma crítica y exigir.

En su discurso en el Zócalo, López Obrador incluyó a los jóvenes, habló de su derecho a la educación y al trabajo, se dirigió a creyentes y no creyentes por igual, abrazó a la comunidad LGBTI, a obreros, estudiantes, agricultores, migrantes… Esto debería ser algo habitual en un mandatario, pero no lo es. Ahora esto es una rareza y, por una vez en la vida, esta rareza es nuestra”, expresó.

Desde Xalapa, el escritor César Silva Márquez, escribió: “Al depositar la boleta en la urna, como lo he hecho desde los 18 años cumplidos, veo el cielo escaso de nubes, son las 11 de la mañana y miro la calle sin pavimentar, pienso que una vez más nada de esto tiene sentido. Sé que el rumbo del país no puede recaer en una sola persona y no hay cerveza para digerir tal idea. El día avanza y los resultados de la contienda electoral llegan más rápido de lo que esperaba y una sonrisa aparece.

Los jóvenes mexicanos votaron masivamente. Foto: Cuartoscuro

En medio de un marasmo de muerte e impunidad por parte del crimen organizado y del mismo gobierno , el acto de votar, por primera vez en mucho tiempo parece dejar de ser un acto romántico, aunque la esperanza de dirigir al país a un nuevo rumbo todavía lo parezca, ese acto romántico, elegir, tiene peso. Lo celebro enormemente. Elegir, porque lo que hay no sirve, y ni despensas ni compro de voto en esta ocasión surtió efecto. Valoro entonces el acto”.

“Celebro que haya primado la civilidad por encima de los enconos, que ya tienen muchos años entre nosotros. No estoy seguro de si habría sido lo mismo con una hipotética derrota de López Obrador, seguramente la violencia se hubiera desatado por culpa de un tercer fraude tan imaginario como los dos anteriores. Hoy por la mañana escribí en Facebook: “Anoche, en un gesto insólito de madurez política, AMLO reconoció los resultados de la elección”, una ironía, desde luego.

Me emociona ver la enorme cantidad de gente que votó por él, hay emoción y esperanza —nada provoca más emociones que la política, la religión y el futbol, por cierto. Me preocupa que el presidente electo no pueda cumplir tantas promesas —qué aluvión de desilusiones provocará..—, y me preocupa más la gran cantidad de advenedizos de la política que se trasvasaron a Morena, como la futura senadora por Morena, Alejandra León, de Baja California, que en un video se burla de los adversarios. En México falta educación, civilidad, información y discernimiento: vale lo mismo un voto por odio o hartazgo que uno razonado e informado. Siempre he dicho que AMLO no es de izquierda, pero eso nunca le ha importando al grueso de sus votantes, que son conservadores y sólo quieren un país sin corrupción, con seguridad y justicia —lo cual me parece muy bien, pero ya atestiguamos ahora el ascenso de la ultraderecha homofóbica del PES como cuarta fuerza política, y el resurgimiento del PT, un partido propiedad del vividor Alberto Anaya”, dijo Rogelio Villarreal, desde Guadalajara.

“Me preocupan, decía, los arribistas, los oportunistas: el viejo PRI no ha muerto, pues muchos de ese navío desfondado brincaron como ratas al nuevo barco de Morena.

Festejo por el triunfo de AMLO. Foto: Cuartoscuro

AMLO tiene muchos compromisos y tendrá que cumplirle a todos. Voté contra él porque creo que, a pesar de todo, las instituciones nos permiten fortalecer la democracia, y es mucho lo que hemos ganado hasta ahora. Espero que AMLO no las secuestre y someta a su arbitrio. Más le vale hacerle caso a sus asesores más inteligentes y no a los merolicos, como Ackerman, Taibo y Villamil, por ejemplo.

Espero también que la crítica a su gobierno sea constante, cotidiana; que respete la libertad de prensa y a los que disentimos de sus posturas.

¿Hay democracia en México? Sí, desde el 2000”, agrega.

“Las elecciones del pasado primero de julio han sido un ejemplo de civilidad. El triunfo de Andrés Manuel López Obrador renueva mi esperanza en un sistema democrático que poco a poco se va puliendo. Tuvieron que pasar 12 años para ver una sociedad participativa a lo largo y ancho del país, y dispuesta a no aceptar imposiciones. No tengo certezas, ignoro lo que sucederá a partir del primero de diciembre, pero estoy convencido que las cosas se harán de manera diferente y eso para mí ya es alentador. Si observamos como ejemplo lo que ha sucedido en la ciudad de México desde que la izquierda gobierna, no me cabe duda de que vamos por buen camino”, dijo César Gándara, autor de la reciente novela La joroba de la bestia.

José Antonio Meade reconoce al ganador. Foto: Cuartoscuro

Desde Iztapalapa, escribe la poeta Maricela Guerrero: “Caminar rumbo al Zócalo con entusiasmo, acompañada de personas queridas, para celebrar un resultado electoral, es algo que pensé que nunca sucedería y sucedió; espero que la diferencia que ha marcado ese resultado electoral se refleje en lo político real, en la repartición cotidiana de los poderes, las economías y los afectos y que la confianza poco a poco vuelva a permear en todas nuestras relaciones”.

Desde Monterrey, la novelista Orfa Alarcón expresa: “Una gran lección que queda para los partidos políticos es que el electorado mexicano no es tonto: se informa, recuerda, relaciona datos y hechos y, lo que es más importante, castiga al mal gobierno. Este es un momento histórico y un gran paso para nuestra democracia. Con Andrés López Obrador comienza a gobernar el pueblo”.

“Estoy con Antonio Porchia cuando dice: “Mi lado es el izquierdo, nací de ese lado”… Desde que pude votar, lo hice por la izquierda: Heberto Castillo, Rosario Ibarra de Piedra, Cuauhtémoc Cárdenas, López Obrador… y aunque la izquierda política se fue desdibujando, mi puño tiende a esa parte de la boleta cuando me encuentro en la casilla. Por lo mismo mi destino o el destino de mi voto, era la derrota, a veces de forma injusta, pues parecía que el aparato político, por ejemplo en la elección que encumbró a Salinas, asumía el “no pasarán” como propio. Eran tiempos del carro completo priista y la caída del sistema y vicios como las urnas embarazadas o el ratón loco. El presidente era el árbitro único de las elecciones: el definía a su sucesor. Cuando leí un texto de Martín Luis Guzmán, que es una suerte de epílogo de La sombra del caudillo, aquel que se titula “Axkaná en las elecciones”, creí entender que esa realidad no variaría, y los intentos de Andrés López Obrador por romper ese cerco me lo demostraban… Mas ocurrió que no, que los tiempos han cambiado y por vez primera voté no por el derrotado sino por el ganador. Me encuentro en un México distinto al que hallé al llegar a la edad ciudadana. Más de tres décadas después parece abrirse el camino de la legalidad democrática. Y de aquel PRI que parecía invencible, sólo queda, en estas horas primeras luego de la votación del 1 de julio, su pasmo. Ahora todos repiten esa variación inevitable del cuentínimo de Monterroso: al despertar, el dinosaurio ya no estaba ahí”, palabras de Alejandro Toledo.

El merchandising en el Ángel de la avenida Reforma, en la Cdmx. Foto: Cuartoscuro

“Algunos historiadores dijeron que los grandes hombres hacen la historia; para otros, son los movimientos sociales. El 1 de julio vimos actuar ambas fuerzas. Andrés Manuel López Obrador encarna ese cambio social, porque es un hombre decente, un terremoto político, un líder moral. No es un pensador, sino el carismático sepulturero del viejo régimen prianista”, dice el escritor y editor Edgar Krauss.

Algo de esperanza es lo que rescata la poeta y escritora Ave Barrera.

“Tal vez lo más valioso de este cambio sea el entusiasmo que nos mueve en conjunto, que puede despertarnos del desencanto y aliviarnos el miedo. Importan poco el escepticismo y la duda, mientras exista la posibilidad de volver a sentir algo de esperanza”.

La editora y productora Lorena Elizabeth Hernández también habla de la esperanza: “Esperanza. Hacía años que no sentía esperanza. El triunfo de Andrés Manuel nos devuelve la posibilidad de creer y trabajar por un país que se ha llegado a pensar fallido. Y alegría, asistir a este momento histórico con alegría y la mirada puesta en el México que tanto anhelamos: justo, en paz, con oportunidades para todos. Y, sobre todo, saber que por fin es posible”.

Es el triunfo de la resistencia. El resultado de la perseverancia y una nueva esperanza de transformación radical para nuestro país. Todos los que votamos por el, hoy estamos felices y orgullosos de ser parte modesta en el cambio verdadero que México necesita.

Morena arrasó en las elecciones de México. Foto: Cuartoscuro

El director académico de la Fundación Elena Poniatowska, Ulises Castellanos, no dudó al hablar de la resistencia: “Es el triunfo de la resistencia. El resultado de la perseverancia y una nueva esperanza de transformación radical para nuestro país. Todos los que votamos por él, hoy estamos felices y orgullosos de ser parte modesta en el cambio verdadero que México necesita”.

“Hace 12 años estaba en el centro de Xalapa, llovía y esperábamos el resultado de la elección presidencial que encabezaban López Obrador y Felipe Calderón. Mucha de la gente alrededor mío esperaban el triunfo de Andrés, muchos porque habían trabajado en la campaña, otros, como yo éramos mortales simples que esperaban que la derecha no llegara al poder. Había una pantalla en la que estaban dando los resultados. Salió Luis Carlos Ugalde, en ese entonces presidente del IFE, nos dijo: Calderón va ganando y la tendencia es irreversible.

Lloré, como todos los que estábamos ahí, 12 años después la situación es diferente. El triunfo de López Obrador en este momento es el triunfo de un dirigente tenaz, de un tipo que supo reunir, no solamente a las diversas vertientes de la izquierda, sino, siendo ya pragmático a diversos grupos en el poder. Una victoria en las urnas no se logra sin ensuciarse, más en un país donde los poderes fácticos son tan reacios al cambio.

Creo que el principal problema de Andrés Manuel es que él lo es todo y no veo en el horizonte líderes que le hagan contrapeso. Tenemos que crear desde abajo otras fuerzas, promover una izquierda más joven, más activa, no depender tanto de los líderes consolidados. Por ahora estoy feliz por la victoria en las urnas, por ver que vamos perfeccionando nuestra muy joven democracia, pero falta mucho para ser un país más progresista”, expresó el escritor de novela noir Iván Farías.

El joven escritor y estudiante Adolfo Luévano: “Sigo emocionado por lo ocurrido ayer. Porque hace seis años nos robaron estos seis años, para decir lo menos y quisieron robarnos los siguientes seis. Porque este país siempre ha estado jodido pero ahora ya está en el límite y acaso más allá. Trato de no entusiasmarme demasiado, esperar lo peor. Porque después de todo estamos hablando de política y la política es un mal necesario: necesario, sí, pero mal a fin de cuentas. Y a pesar de eso, es difícil no pensar que hemos tumbado un muro de muchos años, de mucha resignación; que hemos participado de algo bueno, del inicio de algo mejor. Ya en diciembre me pondré de veras escrupuloso, objetivo. Por ahora quiero disfrutar estos aires de entusiasmo que nos hemos regalado”.

El escritor y editor Andrés Ramírez, dijo: “Para los que hemos vivido bajo la sombra del fraude electoral desde 1988, que se reavivó arteramente en 2006, el día de ayer sí fue histórico y sí fue para celebrarse. Pero ya pasó, y ahora hay que estar atento a que los sueños se cumplan y a que se empiece a trazar lo que realmente se desea: una sociedad más justa (basta ya de clasismos) y estimulante intelectual y creativamente. Mucha ilusión, expectativa realista y una realidad muy complicada es con lo que se habrá que lidiar en el día a día. Casi todo en contra, pues. Esperemos que todos los involucrados directamente estén a la altura del reto. Lo que queda claro es que la sociedad civil y los medios serán cruciales para que no haya excesos y banalidades ególatras desmedidas, ya que los partidos políticos están para la basura, quizá ese sea el mejor saldo del día de ayer. ¿En un año dónde y cómo estaremos? Ya lo veremos, ya haremos algo al respecto, confiemos en que haya signos claros de que la dirección sea la correcta”.

Conteo de votos en Xalapa, Veracruz. Foto: Cuartoscuro

“El triunfo de López Obrador, desde la perspectiva de la democracia volverá tirios a los que antes eran troyanos, y viceversa; y clarifica el concepto de democracia para el país ya que los eternos perdedores en las elecciones hoy se levantan como en un carro completo. Aunque suene a sarcasmo, también hemos recuperado a casi un 47% de ciudadanos anti AMLO que hoy sí serán críticos al sistema como antes no lo fueron o lo fueron sólo por encima. Es un triunfo que, a diferencia de otros, al fin da esperanza en muchos niveles: una nueva opción de hacer política, otra forma de enfrentar los problemas históricos del país y la pobreza que nos lesiona, la violencia que nos humilla”, afirmó desde Monterrey el escritor Antonio Ramos Revillas.

“La monumental victoria del candidato de la izquierda, Andrés López Obrador (AMLO) del partido MORENA, representa un cambio social y político que tardó más de 12 años en concretarse y constituye un parteaguas en el horizonte político mexicano. También es un momento extraordinario –casi surreal- para varias generaciones de mexicanos cuya voz fue silenciada o ignorada por más de 80 años por el partido oficial (PRI-PAN), que a lo largo de muchas décadas, instauró en México una verdadera cleptocracia”, dijo Michael K. Schuessler, autor de la biografía sobre Pita Amor.

Votos de los mexicanos residentes en el extranjero. Foto: Cuartoscuro

“La República amorosa.

Pedro Miguel dijo: “ganamos la batalla cultural. La batalla de los símbolos”.

Así de importante.

Así de rotundo.

De allí las dimensiones telúricas de esta victoria.

A pintar las paredes, chairas/os.

Y a abrir las ventanas.

A recuperar ese sentido de pertenencia, esa comunalidad (Federici) sin la cual andamos extraviadas/os.

Y la pertenencia no es cerrarse al mundo.

Es reconocer (a cada quien su historia) que una dice: “Mira, es el Sena, eso se llama río”, porque alguna vez conoció el Grijalva.

Y lo amó.

No es que las/los chairas/os no apreciemos la vastedad del mundo.

A como nos dicen y dicen…

Es que anhelamos construir comunidades de bienestar y dignidad.

En cada rinconcito de este país.

En cada una de las lenguas que se hablan en este país.

Y, sí: “primero los pobres”.

Primero lo urgente.

Somos responsables de nuestros sueños.

Y no hay dignidad para unas/os sin dignidad para todas/os.

Basta de capitalismo salvaje.

Basta de ese llamado desaforado al consumo en el que terminamos consumiéndonos las/los unas/os a las/los otras/os.

¿Cuáles son los “objetos” que importan?

Los objetos de amor.

No las cosas, no.

Los objetos de amor.

Y necesitamos amarnos “desaforadamente” para construir distinto.

Con un piso más parejo.

Más libre.

Más justo.

Millones de personas anhelamos este momento desde hace doce años.

Hace tantos, tantísimos años.

Es tiempo de pintar las paredes y abrir las ventanas.

Es tiempo”. Fue el poema que María Teresa Priego-Broca puso frente a una frase de Carlos Pellicer.

La frase frente a la que escribió María Teresa Priego. Foto: Facebook

“Las elecciones más importantes del México moderno (por la cantidad de puestos a elección en disputa, por la coyuntura histórica del país, por el número de ciudadanos en edad de votar) resultaron en un holgado triunfo de Andrés Manuel López Obrador. Durante toda la campaña, y aún antes, sostuve una actitud crítica hacia su figura política y sus propuestas y esa seguirá siendo mi actitud. El mandato de cambio fue abrumador. No estoy seguro de que en esta ocasión el cambio vaya a ser para bien. He estudiado durante años al personaje y su talante autoritario me preocupa. También veo con preocupación la mayoría que Morena obtuvo en el Congreso y en el Senado. Por años los mexicanos nos opusimos al autoritarismo y al “carro completo”, y ahora vamos camino a repetir (con sus obvias variantes) la situación. Como opositor López Obrador fue implacable: negativo siempre, intolerante y majadero respecto a sus contrincantes. Me parece que debe ser medido con la misma vara con la que él midió. La oposición a su gobierno debe ser firme y continua. Creo que despertó expectativas muy altas y que no podrá cumplirlas (como le ocurrió a Barack Obama y ahora le ocurre a Emmanuel Macron). Ojalá no sea así. Ojalá me equivoque, por el bien del país”, dijo Fernando García Ramírez, escritor y periodista de Letras Libres.

“Después de una contienda electoral que dejó, según Animal Político, 101 políticos y candidatos asesinados (la mayoría del PRI), resulta una liberación llegar al término. Voto con convicción o por castigo, el evento fundamental es el soberano derecho de elegir y en estas complejas jornadas, las más grandes de nuestra historia, pienso que dimos un paso adelante en cuestión de conciencia y madurez democrática. En definitiva,  el discurso que dominó a mi generación (por no mencionar a las anteriores) respecto al fraude y al “no va a pasar nada vote por quien vote”, desde el 1 de julio rompió la inercia; mi hijo de 8 años tiene ya un referente paralelo al repetido por décadas. Eso es de celebrar. Ahora, pasando la euforia, es equivocado fincar mesiánicamente en una persona “la esperanza” de México. Es responsabilidad de todos los sectores de estar alertas, de comprometernos a cambiar pésimos hábitos, de contribuir a la extinción de esa clase política repugnante sin valores, corrupta e inculta. Es nuestra responsabilidad, desde cualquier trinchera, recordarnos día a día lo que se ha vivido sobre todo los últimos 12 años, recordar que la violencia sistémica del estado, de las empresas y otras instituciones, conviven con nosotros, haciendo, como lo ha ensayado el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, que nosotros seamos nuestros propios explotadores, víctimas y verdugos a la vez. Comulgo por una práctica diferente del sentido de Estado, por agotar las formas protocolarias vacuas (me alegro tanto que desaparezca La Primera Dama), quizá son detalles superficiales, pero en la forma también va la sustancia y es urgente optar por la austeridad elegante, nos dice el filósofo polaco Henryk Skolimowski, estilos de vida alternativa que reconfiguren nuestra ética y moral; la esperanza sí, pero como voluntad, la responsabilidad y la mente participativa.” Dra. Magali Velasco Vargas. Dirección Facultad de Letras Españolas. Universidad Veracruzana.

“No fue esta una campaña fácil, pero creo que nunca lo es una en la que realmente hay cosas importantes en juego. Fue larga, tortuosa y estuvo repleta de dudas y ambigüedades. En muchos sentidos la campaña de AMLO parecía una gran necedad, la obstinación de un individuo obsesionado con el poder. Vimos como López Obrador formó alianzas difíciles de aceptar, como abrió las puertas de su partido y movimiento a personas e ideas que parecían contradecir sus promesas de lucha contra la corrupción, igualdad y justicia. Cada día su campaña nos hacía pensar que la ambición lo había perdido. Quienes votamos por él hace 6 y 12 años y quienes creemos que fue un excepcional jefe de gobierno de una de las ciudades más complicadas y caóticas del mundo estábamos confundidos y desilusionados. En lo personal tuve períodos en los que pensé que anularía mi voto. Jamás hubiera votado por ninguna de las otras opciones. Pero a medida en que se acercaba el primero de julio me fui convenciendo de que había integridad en las propuesta de Morena. Pero sobre todo había que aceptar que las opciones eran un reflejo fiel de la sociedad civil y recordar que no hay políticos perfectos. La democracia consiste en la participación. Elegir a AMLO era una forma de castigar a los partidos que han dejado al país en ruinas económicas, políticas y morales, aparte de haber lanzado una brutal guerra fraticida. Pero más importante era apostar por una serie de ideas elementales que van de la conciliación al reconocimiento de los más desposeídos. Veremos qué sucede en este sexenio, pero definitivamente este triunfo abre las puertas a una auténtica sociedad democrática.” (Naief Yehia, novelista y sociólogo) 

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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