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Rubén Martín

02/07/2023 - 12:04 am

El fracaso del sistema liberal

Ya sea el bloque de partidos que gane las elecciones de 2024, sabemos que las cosas, de fondo, seguirán iguales.

“Ya en otros episodios políticos recientes se han renovado partidos y dirigentes que prometen que las cosas cambiarán y al final muchos terminan decepcionados”. Foto: Margarito Pérez Retana, Cuartoscuro

La actual coyuntura electoral por la sucesión presidencial en México es un laboratorio perfecto para ver los límites y, en mi opinión, la crisis terminal que atraviesa la política liberal. De modo muy anticipado incluso para los tiempos legales que ellos mismos decidieron, dos bloques de partidos compiten por los principales puestos del poder público prometiendo resolver los problemas del país y mejorar las condiciones de vida de la sociedad. El bloque gobernante sigue acusando al bloque derrotado, de ser causante de los problemas; el viejo bloque que ahora está en la oposición critica que el bloque que gobierna, está acabando instituciones, la “democracia” y destruyendo la nación.

Llamo política liberal al conjunto de prácticas, ideologías, repertorios y todos los componentes que en los dos últimos siglos constituyen el sistema político que ha legitimado al orden social y el sistema de múltiples opresiones que es el capitalismo contemporáneo.

La política liberal es el sistema político que nace de la expansión del capitalismo centrado en Europa. Inicialmente la política liberal funcionó para las élites y estaba acotada para las clases marginadas. Como se sabe, los derechos no son nunca concesiones de los poderosos sino conquistas de los luchas sociales. Si hoy los pobres, las mujeres, los afrodescendientes, los comunistas y todos pueden votar es porque hubo luchas de la clase obrera, de las sufragistas, del movimiento por los derechos civiles, que además del voto impulsó el Estado de bienestar.

Todo ese conjunto de derechos ganados por las luchas sociales de los de abajo dotó a la modernidad capitalista de una careta de legitimidad y creo un sistema político que canalizó el antagonismo social a través de modos, formas y medios de participación política mediante los partidos y las elecciones. La política liberal, o las democracias liberales, se consolidaron especialmente en los países del centro del Sistema-Mundo después de la Segunda Guerra Mundial, debido al crecimiento de la llamada era de oro del capitalismo.

Así, “este trío que forman el partido, la política y el Estado se complementa mutuamente para dar solución a la dialéctica de la acumulación/legitimación de la economía-mundo a partir de 1945, señalaron los autores Peter Taylor y Colin Flint, en su libro Geografía política. Economía-mundo, Estado-nación y localidad, (2002, Madrid, Trama editorial).

La política liberal llegó tarde a México. Si bien hubo competencia electoral desde el siglo XIX, tras la revolución mexicana un bloque hegemónico se encargó de que la participación política y el acceso al poder público, ocurriera sólo en un partido: en el PRI, y ya sabemos cómo resultó esa historia.

Los defensores de la política liberal sostienen que el predominio hegemónico del PRI acabó con la transición democrática que vivió el país en el año 2000. A partir de esa fecha se supone que hubo libre competencia en una democracia liberal. Pero lo que ha visto la sociedad mexicana son las chapuzas de los partidos que compiten bajo las reglas del sistema electoral y político mexicano. Reglas que han incluido fraudes, financiamiento ilegal, etc.

Es lo que estamos viendo en la actual contienda, por más que desde el actual partido gobernante se pretenda imponer una narrativa de en cambio transformador a partir de 2018. Es cierto, Morena derrotó en ese año a la partidocracia tradicional, pero desde entonces está construyendo una nueva partidocracia. Basta ver los métodos y modos en como las corcholatas disputan la candidatura.

Conocí a Claudia Sheinbaum cuando militaba en organizaciones de la izquierda independiente hace más de 30 años, desde donde se cuestionaba en el PRI muchas de las prácticas de movilización, cooptación, financiamiento y manipulación de masas que ahora prevalecen en la contienda interna de Morena para elegir al supuesto coordinador de la defensa de la Cuarta Transformación.

La crisis de la política liberal proviene de que se hace creer que un partido o un dirigente pueden modelar y resolver los problemas de una sociedad nacional y se soslaya o oscurece que el Estado-nación mexicano forma parte de un sistema mundial, el capitalismo contemporáneo, que no es solo un modelo económico o de acumulación de capital, sino esencialmente un sistema de múltiples opresiones, como lo explicó el antropólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel. El capitalismo se nutre de la opresión clasista, racista, patriarcal, colonial, entre otras.

Según Taylor y Flint, citados arriba, “En resumen, la política no evoluciona aisladamente país por país, sino que todos los países forman parte de un sistema económico político más amplio (…) en general se puede llegar a la conclusión de que toda la política electoral tiene lugar en el contexto de los procesos políticos más generales de la economía-mundo capitalista (p. 275)”.

El combate a las múltiples opresiones que conforman el capitalismo contemporáneo y el trabajo para imaginar otras relaciones sociales donde estas opresiones se eliminen no forma parte  de la teoría o la práctica de los partidos en la política liberal. Su contienda a través de las elecciones consiste en ocupar un poder público que no cuestiona al sistema capitalista ni sus instituciones.

Para Taylor y Flint “Los partidos son necesarios para el orden social que consiste en la acumulación de capital en pocas manos (p. 281) (…) Los partidos pueden hacer que sujetos potencialmente rebeldes se conviertan en simples votantes (p. 283)”.

Y las elecciones son, también, funcionales a dar legitimidad para que el sistema siga reproduciéndose. Taylor y Flint recuerdan que “las opciones electorales reflejan las decisiones que toman las élites políticas respecto a qué se incluye en la agenda política (…) el ciclo electoral es dirigido por las élites”.

Ya sea el bloque de partidos que gane las elecciones de 2024, sabemos que las cosas, de fondo, seguirán iguales. Ya en otros episodios políticos recientes se han renovado partidos y dirigentes que prometen que las cosas cambiarán y al final muchos terminan decepcionados. Recuerden a Fox. Es tiempo de entender que el problema no es un partido u otro, sino el conjunto de partidos y la política liberal que los nutre. Es tiempo de entender que la política liberal está en crisis, no sirve para resolver los problema centrales que aqueja a México, porque son esencialmente los mismos problemas que aquejan al orden global imperante.

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]

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