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Sandra Lorenzano

07/01/2024 - 12:02 am

Por la vida

Como si realmente pudiéramos hacer un corte en el fluir de la existencia y empezar casi de cero, hacemos balances y listas de propósitos para comenzar el nuevo ciclo.

La salida está en la ternura

Rita Segato

Lejaim!, decía mi madre al brindar. ¡Por la vida! Y así brindábamos todos junto con ella para recibir el nuevo año. En esa palabrita que viene del antiguo hebreo se concentra todo lo que le deseamos a nuestros seres queridos: amor, salud, compañía, abrazos, proyectos, risas. 

¡Salud!, solemos decir en español, que es otro modo de desearle lo mejor a quienes nos acompañan. ¡Felicidades!, es un término que me encanta, pero que, curiosamente, no aparece en el Diccionario de la Real Academia que se queda en el singular “Felicidad”, y cuyo primer significado dice: “Estado de grata satisfacción espiritual y física”. Nada mal, ¿no?

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Como si realmente pudiéramos hacer un corte en el fluir de la existencia y empezar casi de cero, hacemos balances y listas de propósitos para comenzar el nuevo ciclo. Pedimos alto a la violencia, basta de hambre, que cesen los bombardeos en la franja de Gaza, que aparezcan los migrantes secuestrados el último día del año en la frontera sur de México, que ninguna casa sea una trampa para las mujeres y las infancias, que tener “pan, paz y trabajo” sea un derecho y no una utopía, que las Madres Buscadoras del continente encuentren a sus hijos, que las Abuelas de Plaza de Mayo abracen a sus nietos, que seamos mejores: más solidarios, más respetuosos de la naturaleza, más incluyentes, más agradecidos, más generosos.

Este comienzo de año me quedo con una de las escenas que más me han conmovido. ¿Me dejan compartirla con ustedes? 

Fue la noche del 24 de diciembre y se organizó bajo la consigna “Ninguna familia sin Navidad”, como viene haciéndose desde 2016. MTE – Movimiento de Trabajadores Excluidos. Comida, juegos y regalos para niñas y niños, duchas y cortes de pelo para quienes así lo desearan, la plaza del Congreso se convirtió en un enorme salón de fiestas para los seres marginados por el sistema. Se reunieron más de cuatro mil personas, atendidas por más de dos mil voluntarios. Decenas de mesas, música, baile, Santa Claus jugando con los más pequeños, y un brindis compartido, fueron un regalo para los sectores más vulnerables.

Sé que los ecos de las palabras que acompañan nuestros brindis decembrinos –lejaim, salud, felicidades- atraviesan cada vez más débilmente los doce meses siguientes, y solemos llegar al 31 de diciembre con una mezcla de fracaso y nuevas expectativas. Pero les propongo que nos quedemos con las imágenes de esta cena solidaria, y pensemos juntas y juntos en esos caminos que tenemos la responsabilidad ética de cultivar: los caminos que nos lleven del yo al nosotros como modo de transformar la realidad. 

Aun a riesgo de parecer ingenua, les propongo que sigamos luchando por un mundo diferente. 

“La salida está en la ternura”, escribió Rita Segato; “está en el afecto, en la aceptación de la diferencia”. 

Queridas y queridos lectores, les deseo un gran 2024. Por la ternura. ¡Por la vida!

Sandra Lorenzano
Es "argen-mex" por destino y convicción (nació en Buenos Aires, pero vive en México desde 1976). Narradora, poeta y ensayista, sus libros más recientes son "Herida fecunda" (Premio Málaga de Ensayo, 2023), "Abismos, quise decir" (Premio Clemencia Isaura de Poesía, 2023), y la novela "El día que no fue" (Alfaguara). Académica de la UNAM, se desempeña como Directora del Centro de Estudios Mexicanos UNAM-Cuba. Es además, desde 2022, presidenta de la Asamblea Consultiva del Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación). sandralorenzano.net

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