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Tomás Calvillo Unna

08/11/2023 - 12:04 am

Se oyen pasos

“La ambigüedad, el tránsito a la desaparición, sin huellas que seguir; un dilema colectivo cada vez más presente, el vaticinio que sacude la rutina: ¿y si estuviéramos del otro lado del espejo?”.

“El árbol del cielo”. Pintura: Tomás Javier Calvillo Unna

Rendija: La aguda voz del presagio: Mirar en la noche el camino, cuando hay humo, sin cerrar los ojos, es la enseñanza del Zapatismo.

I

Habrá que esforzarse y empezar

se trata de detenerse,

mirar con más atención.

Las risas, las palabras, las tareas

el ir y venir de aquí y de allá,

las miradas cruzadas, las que acompañan,

las que separan, los gestos,

esos mares en las frentes,

sus líneas de olas;

las danzas del camino

en cada paso,

la distracción necesaria;

éstas festividades que indagan

una suerte de inmortalidad

que rinde al tiempo a sus pies.

Recordar a los muertos

con flores amarillas.

Disfrazarse de muertos

una alegoría puntual, casi irremediable;

la libertad,

al menos,

de imaginar

el cambio de hora y la vestimenta.

Un jolgorio de la mejor tradición

entre la risa y el llanto.

Ese desliz, la aventura, el juego,

la descarga lúdica proyectada

en la oscuridad del telón de fondo.

La ambigüedad,

el tránsito a la desaparición,

sin huellas que seguir;

un dilema colectivo

cada vez más presente,

el vaticinio que sacude la rutina:

¿y si estuviéramos del otro lado del espejo?

II

El orden es la serpentina de instantes,

trazos y tachaduras se superponen.

La mezcla es ya tóxica y se expande.

El poder se resquebraja:

el desgarramiento

de dentro hacia fuera,

de arriba hacia abajo;

mientras la plaza imperecedera

sostiene el día de campo permanente.

Las frituras y las flores

decoran el atardecer

en los altares de sus jardineras.

Son los vecinos en sus tareas

que ofician

con la sensatez

de quien reconoce su lugar,

y lo asume en medio

de la distracción

que acota la rutina.

Las mujeres ilustradas de calavera

pasean con la dignidad

de quien sabe que ya partió:

ausentes en el sueño de su presencia.

Dan vueltas profesando

una herencia de juegos,

para cercenar el imperio de la guerra

en sus casas en sus calles en sus mundos.

Con los rostros pálidos cargados de ojeras

y los labios verdes rojos amarillos

de besos postergados,

en las sentimentales nupcias

de la soledad,

que encoge los hombros a cualquiera.

Murmuran sus deseos, temores y alegrías,

y comparten el tintineo de las horas

en la metálica ganancia de sus pormenores,

que inclinan la balanza de cada día.

A veces se gana, otras, se pierde;

la extraña normalidad

que no cesa un ápice:

el arte del sometimiento de su segundero;

los hábitos, esos cinturones de seguridad,

de la afirmación sin fisura alguna posible;

la navaja oculta del poder,

al pretender su dominio imperecedero,

¡zas! en un momento cualquiera

ya no está; rueda en su oxidado brillo

y se pierde bajo la ceniza,

ese sudor del tiempo vuelto fuego.

III

El sol retorna su joyería

y el esplendor se revela:

esas ramas y sus hojas

agraciadas de aves,

la arquitectura monacal

de los nidos,

el fulgor que llevamos

en nuestras manos;

la primera devoción

al escuchar el trote

de esta aparición nuestra

en su encrucijada;

mientras los árboles

recolectan en el amanecer,

las voces nocturnas

que persisten y advierten

en voz de viento ¡con cuidado!:

la eternidad

es la reserva sagrada que resta.

Pd. El gobierno de Netanyahu y Hamas, las dos caras de la misma moneda devaluada del exterminio. Estrangulada en las redes la opinión pública, es víctima de sí misma, atrapada en fobias, filias, fakes. La disputa entre el dolor y el horror y quienes lo representan en la sangrienta y trágica lógica por el poder en Medio Oriente. Lo urgente es detener la violencia: los actores estratégicos para lograrlo son: Estados Unidos, Israel, Irán, Arabia Saudita, Qatar, Turquía, la Autoridad Palestina, acompañados de la Unión Europea quien es el mejor ejemplo de cómo exorcizar el sufrimiento y rencor de la historia, para construir un presente de paz y prosperidad; además de su invaluable apoyo humanitario de recursos durante lustros a la población palestina.

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