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Alejandro Calvillo

09/04/2019 - 12:03 am

El ataque a las OSCs: PINGOS o BINGOS

varias corporaciones verían muy bien, en la práctica, el debilitamiento o desaparición de diversas OSCs que afectan sus intereses porque sacan a la luz los daños que provocan a la salud, al medio ambiente, así como las violaciones a los derechos humanos que cometen.

Las organizaciones de la sociedad civil han sido fundamentales en la lucha por la democracia, la justicia, el medio ambiente y la igualdad. Sin embargo, los gobiernos de extrema derecha, que han comenzado a tomar fuerza en los últimos años, han arremetido fuertemente contra estas organizaciones estableciendo una alianza profunda con las grandes corporaciones y las más poderosas instituciones financieras alrededor del mundo. Foto: Especial.

En esta administración, que estableció como uno de sus compromisos separar el poder político del económico, las críticas del Presidente de la República a las organizaciones de la sociedad civil (OSCs), sin realizar distinciones entre ellas, ha traído grandes satisfacciones a ciertos poderes económicos. 

Es decir, varias corporaciones verían muy bien, en la práctica, el debilitamiento o desaparición de diversas OSCs que afectan sus intereses porque sacan a la luz los daños que provocan a la salud, al medio ambiente, así como las violaciones a los derechos humanos que cometen. Estas organizaciones que trabajan por el interés público han recibido el acrónimo en inglés de PINGOS por ser Public Interest Non Gubernamnetal Organizations.

Por otro lado, grandes corporaciones han armado entramados para dirigir fondos deducibles de impuestos a OSCs que actúan en la defensa de los intereses de las propias corporaciones, es decir, para defender sus intereses privados. Estas organizaciones no gubernamentales, porque no pueden llamarse de la sociedad civil, velan por los intereses privados. En el medio internacional, a estas organizaciones comienza a llamarse con el acrónimo de BINGOS, por ser Busines Interest Non Gubernamental Organizations, es decir organizaciones no gubernamentales trabajando por el interés privado.

Veamos un ejemplo ocurrido en la administración pasada. Una organización que promueve la actividad física, “Mexicanos Activos”, se mantiene con los recursos de las refresqueras y la comida chatarra. Tiene sin duda una buena causa: promover la actividad física. Sin embargo, su misión fue participar, como uno de los representantes de la sociedad civil, en el Observatorio Mexicano para las Enfermedades No Transmisibles, evaluando las políticas contra la obesidad. “Mexicanos Activos” nunca pronunció palabra alguna contra la publicidad de estos productos dirigida a la infancia, ni contra el etiquetado engañoso de los productos, ni contra la presencia de la comida chatarra y las bebidas azucaradas en las escuelas. Esta organización, en la práctica, fortaleció el mantra de la industria de que no hay alimentos buenos o malos, que la responsabilidad está en las personas y que todo se trata de la cantidad de energía que ingresas a tu organismo y la que gastas, es decir, la publicidad, los etiquetados engañosos, la presencia en las escuelas y todo el ambiente obesogénico que crean estas empresas y la falta de regulación, simplemente, no existe.

Y lo mismo pasa con los recursos que estas empresas, junto con las farmacéuticas dan para asociaciones profesionales de nutricionistas, pediatras, instituciones gubernamentales, instituciones académicas, investigadores, todo para proteger su narrativa que los exculpa de toda responsabilidad y, si es posible, que el gasto que realizan a través de estos donativos y contratos sean deducibles de impuestos.

Es decir, parte de los impuestos que deberían pagar estas corporaciones y que deberían ser utilizados por el Gobierno en políticas de bienestar público se desvían a donativos a las propias OSCs que sirven a los intereses de las corporaciones. En estos casos, esas BINGOS se enfocan a evitar políticas públicas que regulen las prácticas o productos de las corporaciones que las fondean. Como corporación que genera daños a la sociedad o al medio ambiente a través de sus productos o sus servicios, desvía parte de sus impuestos a través de donativos a organizaciones no gubernamentales con el fin de que actúen como un bloque en contra de las políticas públicas o, en el peor de los casos, para ocupar los asientos que deberían ocupar quienes defienden el interés público. 

La historia de la lucha por la defensa de los derechos humanos, en su concepción amplia, que incluye los derechos sociales, culturales y económicos, no puede concebirse sin el papel que han jugado las organizaciones de la sociedad civil a escala internacional y nacional. Nos referimos aquí a las organizaciones no gubernamentales de interés público, de las PINGOS. Las BINGOS han actuado en sentido contrario.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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