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Adela Navarro Bello

13/09/2023 - 12:04 am

Odas al narco bajo amenaza

“Cantan a la vida del narco, de la distribución de drogas y la ‘buena’ vida que de gozan cuando se ‘forja veneno de buena calidad’, ‘polvo, ruedas y también cristal'”.

“Les escriben canciones por admiración o bajo pedido, y, como el caso de los Portales de García, las entonan cuando sea necesario, haciendo con ello, apología del delito”. Foto: Mario Jasso, Cuartoscuro.

En redes sociales los videos son comunes. Exhiben el lujo y el derroche de personas que, desde la sospecha de lo ilícito, tienen dejos de grandeza. Muestran hartos billetes, mexicanos y estadounidenses, camionetas blindas, armas, mansiones con albercas infinitas, fiestas donde convergen autoridades, policías, elementos de las fuerzas armadas, y cantantes de moda. De corridos, de narco corridos.

Un supuesto hijo del líder criminal del cártel de Sinaloa, Ismael Zambada García, el Mayo, liberado por los Estados Unidos, en primera fila escuchando a Emilio Kabande Laija, mejor conocido como Peso Pluma, apodo con el que se le conoce.

Pero no es el único cantante que se gira en el entorno del narcotráfico. Hace unas semanas, turistas y comensales de Los Portales de García, un restaurante con vista al mar sobre la carretera Escénica entre Tijuana y Ensenada, quedaron impactados al escuchar al cantante de Grupo Firme, Eduin Cas, cantar en vivo y en director a los hermanos Arzate, Aquiles y René, notorios miembros del cártel de Sinaloa, precisamente del ala que comanda el Mayo, y no los vástagos de Joaquín Guzmán Loera, los Chapitos.

Durante horas, quien recientemente sugirió su retiro en redes sociales, deleitó a los presentes entonando a todo pulmón los corridos que se han escrito para los hermanos, ambos prófugos de la justicia, tanto en México como en los Estados Unidos. En las cercanías del restaurante, tímida pero evidentemente, dos patrullas de la Policía Municipal del Ayuntamiento de Rosarito, daban rondines que no eran parte de un operativo para detener, sino para proteger.

Unos meses antes, en mayo de este 2023, los Tucanes de Tijuana junto con Grupo Firme, presentaron con mucho orgullo el corrido a Ramón Arellano Félix. El mafioso asesinado en febrero de 2002 en Mazatlán, Sinaloa, era hermano menor de Benjamín Arellano Félix, el líder del cártel que, hasta la fecha, lleva sus apellidos y que tiene como base de operaciones la frontera de Tijuana.

Durante más de una década, entre los ochenta, los noventa y pasando los dosmil, Ramón Arellano aterrorizó la frontera. Mató personalmente a muchos, y a otros ordenó ponerles fin a sus vidas. Las autoridades no lo aprehendieron porque contaba con la complicidad de un área corrupta de cuanta corporación existía, particularmente las locales. Tenía, como otros de su organización criminal, charola de comandante o de judicial como muestra de su impunidad.

Luego del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas y Ocampo en mayo de 1993 en Guadalajara, Jalisco, cuando en el estacionamiento del aeropuerto se enfrentaron los del cártel de Sinaloa, con el Chapo a la cabeza, a los del Arellano Félix, con los hermanos en la escena, la persecución sobre ambas organizaciones criminales se acrecentó. A los Arellano no los detuvieron como al Chapo, casi inmediatamente al crimen contra el prelado. A Ramón Arellano lo mató un policía federal al que se enfrentó cuando intentaba pasar desapercibido en Mazatlán adonde había acudido al afamado carnaval. Los dos cayeron muertos. Un mes después, en marzo de 2002, caería a manos del Ejército, su hermano Benjamín en Puebla.

Pero la cárcel, o la muerte, acrecentaron la leyenda de los criminales entre los seguidores y escuchas de los narcocorridos. Y grupos como Los Tucanes de Tijuana, al cual se sumó grupo Firme, y ahora el joven Peso Pluma, siguen entonando los narco corridos o los hoy llamados corridos tumbados, para quienes se asumieron impunes. Mataron, secuestraron, vendieron droga.

En el corrido a Arellano Félix, ni los Tucanes ni los Firme – por cierto, figuras estelares de los conciertos gratuitos ofrecidos por el gobierno de CDMX con Claudia Sheinbaum- se limitaron en la narrativa. Describen los crímenes de Ramón con entonación y arreglos musicales. Refieren las armas que portaba, le cantan a su gusto por matar con balazos en la cara. Cómo le gustaba disparar su pistola a la menor provocación. Una oda al crimen, al asesinato, al trasiego de droga y la vida desde lo ilícito.

Lo mismo hacen Peso Pluma y sus contemporáneos como el sonorense Natanael Cano. Cantan a la vida del narco, de la distribución de drogas y la “buena” vida que de gozan cuando se “forja veneno de buena calidad”, “polvo, ruedas y también cristal”.

Y así varios. A inicios de este año, integrantes de Grupo Arriesgado, con fama seguramente efímera por sus corridos bélicos, estaban en una firma de autógrafos en Tijuana que hubieron de suspender ante detonaciones de arma. Un policía estatal apoyó al cantante para salir del lugar. A los doce días lo atacaron. Fue asesinado.

Hoy día, en el preámbulo del concierto que Peso Pluma tiene programado para el 13 de octubre en el estadio Caliente de Jorge Hank Rhon, la mañana del 12 de septiembre supuestos integrantes del cártel Jalisco Nueva Generación lo amenazaron directamente con tres mensajes que colgaron en distintas partes de la ciudad. En los mismos, básicamente le decían que no se presentara, o ese sería su último concierto.

En febrero de este 2023, después de las detonaciones y mensajes amenazantes, el concierto de grupo Arriesgado fue cancelado. Ahora, de la agencia o manager del joven Peso Pluma no ha salido posicionamiento al respecto. Los boletos se siguen vendiendo y la alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, ha dicho que analizarán la situación pero que por el momento no alertan riesgo. Eso sí, que policías estatales y municipales colaborarán con seguridad el día de la presentación.

Como policías o corporaciones, los cantantes de corridos toman partido por un cártel u otro. Les escriben canciones por admiración o bajo pedido, y, como el caso de los Portales de García, las entonan cuando sea necesario, haciendo con ello, apología del delito. Resaltando y alabando una vida desde lo ilícito. Ponderando el asesinato y la distribución de drogas, en unos tiempos de impunidad, producto de pocos abrazos e incontablez balazos.

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