Economía

Peña presume lluvia de empleos formales, pero analistas dicen: son indignos y aún insuficientes

14/02/2017 - 8:00 pm

La Ley Federal del Trabajo pinta un empleo digno y decente en el que se respeta la dignidad humana, se tiene acceso a la seguridad social, se percibe un salario remunerador y hay límites en la contratación por outsourcing (un tercero paga). El lunes, el Presidente Enrique Peña Nieto destacó la creación histórica de empleos formales durante su administración; sin embargo, México necesita dos millones al año [no cada cuatro]. Trabajadores en el sector formal, así como especialistas consultados por SinEmbargo, cuentan cómo los derechos laborales son pisoteados.

Ciudad de México, 14 de febrero (SinEmbargo).– Vistiendo camisa roja a cuadros y collares de flores, el Presidente Enrique Peña Nieto destacó frente a beneficiarios de programas sociales durante su gira en Huejutla, Hidalgo, los “avances” de su administración. Durante su sexenio se han creado 2 millones 400 mil empleos formales, una cifra mayor a otras administraciones, presumió.

Esto, para el mandatario, “no es más que muestra de la vitalidad que está teniendo nuestra economía que está permitiendo que haya consumo interno” porque, dijo, el país no enfrenta una crisis económica, sólo un “momento de desafío económico”.

Sin embargo, trabajadores y expertos consultados destacan un panorama del mercado laboral que no es optimista: subcontratación u outsourcing (lo que genera incertidumbre para el trabajador y evasión fiscal para la empresa), bajos salarios, riesgos en la actividad laboral sin acceso a seguro social e informalidad. Son situaciones que incluso violan la Ley Federal del Trabajo reformada por el Congreso de la Unión en 2015.

“No estamos técnicamente en crisis económica porque no hay un colapso. Pero cuando tienes décadas de crecimiento que promedia el 1 por ciento, cuando eres incapaz de ofrecer opciones dignas de trabajo a las persona, cuando la violencia se vuelve algo cotidiano y encima tienes una clase política que parece totalmente desconectada de esa realidad y sigue insistiendo que todo va bien, todo está puesto para que haya una crisis social. Ya estamos ahí; es evidente”, aseguró Alejandro de Coss, sociólogo por la London School of Economics and Political Science.

Durante 2016 se crearon 656 mil 195 empleos permanentes, impulsados principalmente por el sector agropecuario y, de acuerdo con lo que destacó el Presidente –con datos de afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)– se generaron 83 mil puestos durante enero de este 2017, el segundo mayor aumento reportado en un mes de enero desde 2008.

Sin embargo, desde hace 10 años, por el crecimiento de su población, México tendría que haber creado de uno a dos millones de empleos al año, afirmó el académico Alfredo Bernardez González, del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana. Hay un déficit en la creación de empleos. No son los suficientes.

“La gran mayoría de los empleos que se generan están en la economía informal (29 millones 911 mil) y de los que están en la economía formal –los registrados en cualquier seguro social– son menos y con salarios muy precarios. No son de la calidad que nos gustaría”, expuso.

“Si el Presidente no cree que estamos en una crisis económica, debe estar totalmente loco o tiene una información que nosotros no tenemos. Por su puesto que estamos en una muy grave que hay que enfrentarla. Sus cifras son reales, hay empleos creados, pero muy precarios y no todos son de tiempo completo. Si no cuidamos cómo están haciéndose las cosas se podría definitivamente caer en una crisis social”, determinó Bernardez González.

LOS TRABAJOS FORMALES, PERO INDIGNOS

El Presidente Enrique Peña Nieto en Hidalgo. Foto: Cuartoscuro.

Un trabajo digno o decente, expone el artículo segundo de la ley Federal del Trabajo, respeta la dignidad humana del trabajador; se tiene acceso a la seguridad social y se percibe un salario remunerador; se recibe capacitación, y se cuenta con condiciones óptimas de seguridad e higiene para prevenir riesgos de trabajo.

“No tienes prestaciones ni seguro. Si algo te pasa y no tienes IMSS (por fuera), ya te fregaste”, contó Lourdes. Es Ingeniera Química Industrial y trabajó, contratada por outsourcing, en una empresa estadounidense que fabrica lubricantes y plásticos. En su página de Internet dice “comprometerse” con el bienestar de sus empleados.

“Dentro de mi actividad laboral tenía riesgos con solventes, gases tóxicos, polvos; cualquier riesgo de seguridad y social. Me pude intoxicar, tener irritabilidad en mis ojos o perder la vista”, afirmó.

Su contrato estaba de ocho de la mañana a una de la tarde con una hora de comida y el pago era de 5 mil pesos mensuales. Pero generalmente salía a las 2 o 3 de la tarde o entraba a las 7 y media.

Al cierre de 2016, de los 52 millones 123 mil que tenían un trabajo, 37 millones eran subordinados y remunerados, pero de ellos, 19 millones no tenían seguro social y 16 millones –aunque es ilegal– no tenían un contrato por escrito (aunque pueden tenerlo oral), documenta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Lucy, compañera de trabajo de Lourdes y también ingeniera química industrial, destacó que “se ve mucho la diferencia” entre las personas que trabajan con planta y los contratados por outsourcing. Estuvo ahí un año. Hacía dos horas de Texcoco a la fábrica. Gastaba más de 80 pesos diarios en transporte. Pidió un aumento salarial, pero se lo negaron y el contrato no se renovó.

“Lo que yo veo es que las empresas para ahorrarse dinero contratan así a la gente y no te pagan lo que en realidad estás trabajando; te dan menos de lo que mereces. Hay como ocho becarios de 90 personas contratadas. A una becaria le pagaban más, pero porque se llevaba bien con el jefe. No valoran lo que haces. Te ven sin experiencia y se aprovechan de eso”, aseguró vía telefónica.

En entrevista, Alfredo Bernardez González, especialista en recursos humanos de la Universidad Iberoamericana, explicó que hay dos tipos de “simulación” laboral.

El origen de la subcontratación está principalmente en las compañías trasnacionales. Al no querer problemas directamente con los empleados, contratan a una empresa tercera para que les pague.

Esther, diseñadora para una cadena de comida rápida, lleva un año y medio trabajando. Está contratada por outsourcing. Cuenta con prestaciones de ley (seguro, vacaciones y aguinaldo). Pero lleva seis meses pidiendo su planta “pues las prestaciones son mucho mejores y creo antigüedad, pero me dicen que no hay dinero”.

Fuera de lo económico, ser outsourcing limita sus actividades, ya que no tiene acceso a las herramientas de comunicación de la empresa, no puede realizar encuestas, ni tiene correo externo, aunque sus labores son las mismas que la de todos los del área.

La otra “simulación” es cuando las compañías contratan por honorarios profesionales y por tiempo indefinido, pero exigen una jornada laboral y subordinación a jefes. Evaden tanto impuestos como la seguridad social de sus trabajadores, acusó el académico del Departamento de Estudios Empresariales.

A Daniel, animador en un estudio de anuncios para televisión, ya le tocó. Está dado de alta ante el seguro social del IMSS, pero en su empresa “a veces de la nada te dan de baja del seguro” y deja de percibir ingresos. El año pasado le llegó una advertencia de Hacienda por no declarar sus ingresos.

“Tuve que ir con un contador. La compañía no declaró mis impuestos desde 2014. Lo terrible es que es grande. Hay compañías enormes que tienen grandes clientes y como sea están haciendo sus cochinadas”, dijo.

La Ley Federal del Trabajo indica que no todos los empleados de una empresa deben ser contratados por outsourcing, sino solo los especializados (que la labor que hacen no lo hace la mayoría de la planta).

“La Ley pública cambió, pero no se han aplicado las nuevas disposiciones. No hay suficientes supervisiones de la Secretaría de Trabajo ni de las dependencias locales”, destacó Bernardez.

ECONOMÍAS FORMAL E INFORMAL ENTRELAZADA

El Presidente Enrique Peña Nieto pidió en Hidalgo –donde el 73 por ciento de los hidalguenses laboran en lo informal– no dejarse guiar por aquellas voces que “a fuerza” nos quieren condenar a que estamos “exclusivamente mal”. Tenemos, dijo, rezagos y retos, pero también “importantes avances”.

El sociólogo Alejandro de Coss advirtió que “la crisis social va a seguir escalando, y en cualquier momento se puede tornar violenta, en la medida en la cual no haya un reconocimiento serio de la profundidad de las desigualdades y no haya un replanteamiento verdadero para que la economía crezca de una forma incluyente”.

De los 52 millones de mexicanos con un empleo, 29 millones 911 mil laboran en la informalidad:

–14 millones 181 mil en actividad económica financiada por el hogar

Daniel reside en Cancún, Quintana Roo. A pesar de ser uno de los estados con mayor crecimiento económico, 49 por ciento de su población labora en la informalidad. Dos de sus amigos venden lunch afuera de una escuela privada. Desde las tres de la mañana ya están preparando la comida. Tienen que pagar “una mordida” a un inspector que pasa cada semana, contó.

Después de vender, se pasan a una panadería ubicada en una de las regiones más humildes de Cancún –lejos de la zona hotelera– donde ofrecen el pan a cuatro pesos.

En un mercado turístico de artesanías en Cancún una especie de mafia lleva grupos de indígenas de Chiapas para que hagan y vendan artesanías una temporada y luego los regresan a sus pueblos. En la zona hotelera, niños piden permiso para subirse a cantar a los camiones y los taxistas, viendo en el extranjero “una mina de oro”, les cobran “tarifas groseras”, añadió Daniel.

–7 millones 167 mil en empresas que eluden seguridad social
–6 millones 165 mil en actividad agropecuaria
–Dos millones 321 mil en trabajo doméstico remunerado.

“Esto muestra cómo la economía formal e informal están entrelazadas”, interpreta el sociólogo por la London School of Economics and Political Science.

“Gran parte de los servicios que se le prestan al sector formal provienen del informal. Esta división tajante entre los dos ámbitos no toma en cuenta que uno requiere del otro”, afirmó. Los empleados de oficinas, para ahorrarse una parte del salario, consumen a los trabajadores que sobreviven vendiendo alimentos, ropa o películas, ejemplificó.

“Habla de un sociedad en la cual las líneas entre lo legal y lo ilegal están muy difuminadas. El hecho de que lleve unos 20 años así indica que la informalidad es parte de la estructura de la economía: una donde los salarios son bajos, la productividad es baja y la informalidad nos permite seguir consumiendo productos en el día a día”, añadió de Coss.

Oaxaca, Guerrero y Chiapas, estados en su mayoría rurales, registran las mayores tasas de informalidad.

Del resto que sí labora en la formalidad, 31.7 millones (60.7 por ciento) laboran en el sector servicios; 13.3 millones (25.4 por ciento) en el industrial y 6.9 millones (13.3 por ciento) en el primario.

El 50.3 por ciento, poco más de la mitad de la población ocupada, se concentra en las ciudades más grandes del país; el 20.6 por ciento labora en las localidades rurales; 15 por ciento en asentamientos y el 14.1 por ciento en localidades con menos de 15 mil habitantes.

Sin embargo, alertó De Coss, los trabajos que se generan suelen ser de tal manera que para las empresas no implica un costo alto deshacerse de ellos en algún momento de crisis económica.

Pasan a la fila de un millón 900 mil desempleados.  En Tabasco, el Estado de México y Querétaro hay las mayores tasas de desocupación.

“Ya no vuelven al formal porque ahí encuentran menos incentivos o no se generan suficientes”, finalizó.

Dulce Olvera
Reportera de temas de crisis climática, derechos humanos y economía. Egresada de la FCPyS de la UNAM.
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