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Alejandro De la Garza

16/09/2023 - 12:03 am

Relaciones peligrosas: los teléfonos celulares y el cáncer

“[…] la industria de las telecomunicaciones, como la del tabaco o la del petróleo en su momento, ha realizada potentes campañas de relaciones públicas para evitar la difusión amplia de esta información o para contrarrestarla con estudios científicos a modo”.

“Pero la noticia también ha vuelto a poner en discusión otro aspecto que los grandes corporativos telefónicos y de comunicación parecen omitir o del cual hacen caso omiso a pesar de comprobadas pruebas científicas: la relación entre los teléfonos móviles y el cáncer”. Foto: Juan Pablo Zamora Pérez, Cuartoscuro.

El sino del escorpión ha escrito en este mismo espacio sobre sus dudas en torno al paraíso tecnológico que los dioses de Apple, Google y Facebook nos tienen prometido. La visión del alacrán es más parecida a la del director de cine estadounidense Terry Gilliam (recuérdese su cinta Brasil), a la del mismo Ridley Scott (Alien), e incluso cercana al perverso futuro predicho por George Orwell, donde la chatarra tecnológica no amenaza con cobrar conciencia y destruir al hombre (como en La Rebelión de las máquinas o Terminator, en más referencias cinematográficas), sino con su conversión en pura chatarra inútil, metal estorboso, indestructible  y radioactivo. A los dos o tres lectores del venenoso no debe sorprender entonces que ahora el arácnido retome la reciente prohibición en Francia del iPhone 12, debido a la elevada tasa de energía radioeléctrica a que expone al cuerpo humano y que éste se ve obligado a absorber, para profundizar en datos científicos probados respecto a la relación entre los teléfonos móviles y el cáncer.

La prohibición gala estipula que “Apple debe dejar de vender el iPhone 12 en Francia debido a que rebasa los límites de radiación permitida, según información compartida con el periódico Le Parisien por el Ministerio de Economía Digital de ese país. Según las pruebas, “el iPhone 12 registró 5.74 watts de radiación por kilogramo (estático sobre una base), pasando el límite europeo de 4.0 watts por kilogramo; sin embargo, el teléfono pasó las pruebas cuando se colocó en el bolsillo del saco o cerca de la cabeza”. Con todo, la Asociación Francesa de Vigilancia de Radiación notificó rápidamente a Apple la decisión de prohibir la venta del iPhone 12 luego de realizarse estas pruebas y comprobar que la Tasa Específica de Absorción (SAR, por sus siglas en inglés), era mayor a la permitida.

El ministro francés Jean-Noel Barrot notificó de la prohibición a Apple y aunque no hubo una respuesta inmediata de la compañía, trascendió que una actualización en el software del iPhone 12 prevendría la emisión de esos niveles altos de radiación, por lo que se espera el aviso oficial de esa mejora para el teléfono de este modelo 12 que se vende desde 2020. El tema sigue en discusión ya que la Unión Europea es estricta en estos temas, según lee el alacrán, pues Alemania y España estudian ya la posibilidad de prohibir la venta del iPhone 12. La noticia aguó la fiesta de Apple 2023, The Wonderlust’ Event, realizada esta semana en donde se anunciaron los nuevos modelos de iPhone, Apple Watch y iPad (el venenoso se imagina a al CEO de Apple, Tim Cook, jalándose los cabellos, jeje), precisamente cuando acaba de anunciar su nuevo iPhone con pretensiones de sustentabilidad gracias a tres “compromisos verdes”: Menos plástico: (Apple eliminará todo el embalaje de plástico para finales de 2024). Materiales reciclados: (uso de cobalto 100 por ciento renovado en la batería del iPhone 15). Los materiales reciclados también son parte del nuevo Apple Watch Ultra 2. El objetivo 2030, precisan, es que Apple tenga un impacto climático neto cero para sus dispositivos, con una reducción del 75 por ciento en las emisiones para finales de la década.

Pero la noticia también ha vuelto a poner en discusión otro aspecto que los grandes corporativos telefónicos y de comunicación parecen omitir o del cual hacen caso omiso a pesar de comprobadas pruebas científicas: la relación entre los teléfonos móviles y el cáncer. El diario inglés The Guardian retomó esta semana los diversos estudios científicos que desde 1993 (el escorpión se acuerda de su primer teléfono celular modelos tabique en ese año) y hasta la fecha, han reportado la persistencia de una relación evidente entre estos dos “factores”. En marzo de este año, un estudio del Scientific Peer Review presentado por el doctor Chad Blystone, marcó un punto de inflexión cuando mostró al gobierno estadounidense pruebas concluyentes y evidencia clara de que la radiación provocada por teléfonos móviles causa cáncer, específicamente en el tejido cardiaco de ratas, con una tasa de incidencia tan alta que resulta muy difícil atribuirla a un mero accidente en su ocurrencia.

Once científicos independientes pasaron tres días en el Centro de Investigación de Triangle Park, en Carolina del Norte, discutiendo el estudio realizado por el Programa Nacional de Toxicología del Departamento de Salud de los Estados Unidos. El estudio es de los más amplios y precisos realizados hasta ahora sobre los efectos de la radiación de los teléfonos móviles en el cuerpo humano. Luego de exponer a miles de ratas y ratones a dosis de radiación equivalentes a las emitidas por un teléfono móvil promedio, se encontró “clara evidencia” de cáncer en el tejido cardiaco de los sujetos de prueba, así como también de cáncer en el cerebro y en las glándulas suprarrenales. (Las similitudes biológicas con los humanos de estos “sujetos de prueba” son indicadores válidos de riesgos a la salud humana),

El reportero investigador del diario inglés se lanza aún con mayor contundencia desde la tercera cuerda y señala que la industria de las telecomunicaciones, como la del tabaco o la del petróleo en su momento, ha realizada potentes campañas de relaciones públicas para evitar la difusión amplia de esta información o para contrarrestarla con estudios científicos a modo. El alacrán se queda viendo su modesto iPhone 6 y pensando en la venganza de las máquinas, en el fantasma de la tecnología y en el futuro al que nos llevarán el capitalismo tecnológico o el tecno feudalismo: the waste land, un terreno baldío cargado de chatarra inservible y metales radioactivos. Aquí el artículo en The Guardian, por si las dudas. “La verdad inconveniente acerca del cáncer y los teléfonos móviles”. (https://www.theguardian.com/technology/2018/jul/14/mobile-phones-cancer-inconvenient-truths).

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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